domingo, 7 de septiembre de 2008

Piratas

Ayer caminé como un demente en busca de un rincón para morir. Al final encontré la librería que buscaba y no compré nada. Regresé a casa leyendo el mismo libro que leía cuando me fui. No soy fanático de la política y me apestan las biografías de los que no han muerto drogados, alcoholizados o por mano de alguien que los odiaba con pasión desmesurada. No hay nada más triste que un anarquista en la parada de autobús leyendo la biografía del puto republicano nazi de Alberto Gonzales. ¿A dónde me estoy llevando? ¿Seré Quijote y Sancho a la vez?
Hoy me siento a dedicarle un par de horas a mi escritura mercenaria y mi pensamiento se remonta a un cuartucho/oficina en un negocio de tatuajes de Bayamón. En ese entonces Jaime y yo trabajábamos en la revista que murió antes de nacer. El puto punto es que, entre fotos de piercings en la espalda y un olor a marihuana que tumbaría a un caballo, Droopy se sacó el gallo de la boca y me dio la cita que buscaba: "En este negocio todos somos piratas". Tenía razón, todos somos un poco piratas. Vivir a la deriva es sólo parte del proceso.

No hay comentarios: