martes, 23 de octubre de 2012

Palabras


A veces leo palabras que son hermosas jóvenes embutidas en coloridos vestiditos veraniegos. Esas palabras suelen correr por el campo mientras le disparan a las flores o se arrancan el vestidito antes de comerle la cabeza a alguna deidad perdida que anda pidiendo direcciones. Esas palabritas se juntan y bailan, me sacan los ojos y se instalan dentro de mi cráneo, haciendo un esfuerzo por ignorar el graffiti que decora las paredes. Una vez dentro, cantan canciones en idiomas que no domino y leen en voz alta párrafos enteros de libros que jamás se han escrito. 

Esas palabras son mis novias, mi sangre. Correr detrás de ellas me resulta tan necesario como el oxígeno. Son misteriosas, mágicas, prohibidas, feroces, alocadas, paranoicas, antojadizas, imposibles, hermosas, peligrosas, vengativas, útiles. Unas me llegan envueltas en música, otras me las inyecto en forma de libros y unas cuantas nacen de la nada...

Voy buscando palabras. Respiro palabras. Mi único miedo es padecer de hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Cabalgo verbos. Soy adicto a los vocablos.

Palabras. Espejos. Vilipendio. Mierda. Libros. Oprobio. Desiderátum.
Perro. Exánime. Guitarra. Nalga. Poesía. Tonto. Pies. Antaño. Piano.
Cruz. Alberca. Tocineta. Ayuntamiento. Despedida. Vino. Frugívoro.
Inusitado. Reducido. Frío. Apuesta. Canalla. Planeta. Odio. Lanza.
Perdido. Agua.Papel. Reflexión. Aturdido. Mojado. Embadurnar.
Caerse. Gritar. Piernas. Olvido. Animal. Crimen. Tapicería. Tuyo.
Ocultismo. Silencio. Vértigo. Imposible. Nada. Verde. Vómito.
Bailarina. Subrepticio. Cañon. Indomable. Agudo. Sopresa.
Tender. Teléfono. Augurio. Raciocinio. Abuelo. Pájaro.
Imbécil. Tostado.Nieve. Paredes. Habitar. Recuerdo.
Viento. Mesa. Cerveza. Calumnias. Dolor. Colores.
Ayer. Siempre. Música. Ataviarse. Muerte. Total.
Sonrisa. Vagido. Arriesgarse. Puestos. Vasitos.
Interpretar. Zanahoria. Almohadas. Despacio.
Soponcio. Diminuto. Sudor. Nimiedadades.
Premeditado. Estrangulándote. Morboso.
Saltando. Pastelitos. Mefítico. Sacrificio.
Amor. Puta. Inquina. Soledad. Nube.
Encontrar. Carcajada. Visión. Inferir.
Barco. Supuesto. Bagaje. Tornillos.
Imprescindible. Garrote. Montaña.
Embarazo. Cruel. Chapuza. Ser.
Pregunta. Antónimos. Familia.
Prudente. Amigos. Abyecto.
Tortura. Futuro. Nosotros.
Concupiscencia. Letras.
Regalo. Tentar. Signo.
Sombra. Película.
Caballo. Patria.
Veneno. Beso.
Desentendido.
Apretujado.
Indeleble.
Custodia.
Rebelde.
Mágico.
Teorías.
Sangre.
Soy.
Yo.

En fin, nunca estoy solo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Buscapié: Republicana

 Romney acaba de anunciar su apoyo a la estadidad. Cuando terminen de reírse, lean el Buscapié de hoy. Me regocijo y revuelco en el odio que me trae.
 
14 de octubre de 2012

Republicana

Gabino Iglesias

Fulana clava los ojos en Mitt Romney y su corazón salta. El tipo es guapo y el toque de gris encima de las orejas le sienta de maravilla.

Mientras Romney debate con Obama, Fulana piensa en su nombre de pila: Willard. Suena tan blanco y elegante como el señor que ve en la pantalla. Fulana maldice su acento, su nombre, su tez. Ella, boricua educada en exilio autoimpuesto, quiere ser más americana que el 4 de julio y surcar el cielo encima de un águila mientras devora una hamburguesa y dispara una Colt 45.

Para Fulana, ser republicana es un deber. Cada vez que el gusanillo de la duda empieza a incordiar con preguntas sobre identidad, ella lo silencia con un eslogan republicano.

La quijada de Romney es un monumento a la virilidad anglosajona bajo el cual es fácil esconder los espeluznantes recuerdos de la manada de políticos gordos y feos que hay en Puerto Rico. Cuando Romney calla, el rictus de su boca es una sentencia que la convence de que su apoyo al político es algo divino, aunque sus amigos homosexuales no la entiendan.

Mientras los aspirantes a la presidencia se pelean para convencer al pueblo de votar por ellos, Fulana piensa en la ablución cultural que su pasión republicana le representa. Su pedigrí cuponero, apellido preñado de vocales y árbol familiar con profundas raíces en el sueldo mínimo son cosas que se curan con ser republicana.

Fulana quiere rezarle a un Jesús de ojos azules y no le molesta que sus retoños no sepan español. Cuando se nace ciudadano de segunda en una colonia, abrazar el racismo y la tirria de la derecha blanca y cristiana es el antídoto perfecto contra la verdad.

La guerra, el lío del aborto, la cruzada contra los homosexuales y la rapidez con que se evaporan los derechos de la mujer son cosas que le importan poco a Fulana: cantarse republicana en Facebook es ser americana, y lo que reconozcan como tal es su Sueño Americano.
El autor es estudiante doctoral.