viernes, 12 de septiembre de 2008

Cool

Con la precisión casada a la tranquila pasión desmedida el tipo serpentea por la acera con un flow tan cool como los soplos milagrosos de Miles Davis. Apoya el hombro contra un poste y le clava los ojos a la luna como echándole la culpa de algo. Luego mueve los pies hacia el borde de la acera y se balancea sobre los carros que pasan. Danza a tres pulgadas de la muerte mientras espera un algo que nunca llega.
Por la cuenca de su oído se derrama un tango prestado y triste. El tipo asiente: "te quiero aunque creas que no hay nada en que creer, te quiero aunque estés loca de atar". Otras luces se pasean por su camiseta azul y él espera al animal. El tipo escupe en la cuneta oscura y los pocos transeúntes que decoraban la acera se esfuerzan por cambiarse al otro lado de la calle.
Dueño de la noche, ente solitaro que pasea con decisión pero sin rumbo fijo, capitán de la deriva, feliz estrellado en la nada, sedienta pupila que saborea sonidos. El tipo detiene el tren desbocado de sus elucubraciones huérfanas de papel y en tercera persona y se da cuenta: esta noche es un tipo cool.
Lástima que en la vida nada dura para siempre.

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