jueves, 3 de abril de 2008

Sobre la relatividad

No es que tenga algo en contra de los policías... bueno, a lo peor miento. Puede ser que, como ácrata declarado, tenga algo en contra de la autoridad en cualquiera de sus viles representaciones, pero, sobretodo, tengo problemas con demostraciones innecesarias de poder y la permisividad constante en cuanto a la circulación de imbéciles con muchos problemas mentales, placa y un arma de fuego. Me imagino a este sujeto, hoy objeto de mi columna, con el epiléptico dedo aprentando una decena de veces el gatillo mientras se imagina que vive un injerto infernal peliculero tipo Rambo mentido en un sangriento festival de Tarantino. Salió en el El Nuevo Día de hoy, jueves 3 de abril.

03-Abril-2008
Gabino Iglesias
Escritor y periodista

Sobre la relatividad

La cantidad de disparos es relativa”, fueron las palabras del superintendente de la Policía, Pedro Toledo, al opinar sobre el incidente en que un esquizofrénico resultó muerto por la decena de balazos que recibió por parte de un policía.
El primer disparo fue en defensa propia, el segundo también, el tercero fue para asegurarse de que los dos primeros tuvieran efecto, el cuarto fue el remate, el quinto la “ñapa”, el sexto fue por instinto y la presión mental del momento y el séptimo fue para asegurar que no se levantara nunca más y reiterar la infinita supremacía del arma de fuego frente al cuchillo.
Sin embargo, son los últimos tres disparos los que entran en el intangible e inexplicable universo de lo relativo. ¿A qué es relativa la cantidad de disparos? ¿Debemos pensar en términos peliculeros o en necesidades inmediatas de sometimiento de un sujeto armado a la hora de hablar de cantidades relativas de disparos?
Supongo que la contestación es relativa.
Hay que tomar en cuenta que el oficial ha sido amonestado por utilización de bebidas embriagantes, disturbios a la paz, agresión contra menores y otras relatividades conductuales que suman una decena de querellas administrativas.
¿Relativa coincidencia numérica?
La triste historia es ejemplo de la salud mental del país: un esquizofrénico asesinado en “defensa propia” por un neurótico mientras un paciente de locura transitoria provocada por la muerte de su progenitor da golpes a una patrulla y jura vengarse de la Policía y una colección de maniaco-depresivos, futuros suicidas, neuróticos políticos y sicóticos variopintos lo leen en la prensa entre debacle política y empanadillas de iguana.
Bueno, esa es mi interpretación, recordemos que todo es relativo.
Éste será otro caso que desaparecerá pronto de la memoria del país.
Supongo que la importancia, como la memoria, es relativa.

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