miércoles, 1 de abril de 2009



Ese es mi diminuto escritorio. Encorvado encima de ese cuadrado aparato de madera he pasado más horas de las que me gustaría recordar en las últimas dos semanas. Hoy sometí el trabajo final y el petardeo neuronal cesó. La foto la saque antes de mi viaje a Oklahoma… cuando estaba todo recogido y aún encontraba tiempo para dormir, comer, afeitarme o bañarme. Hoy, secuestrado mental de la academia, víctima vengativa de la investigación, huraño lector de oscuras publicaciones irrelevantes, héroe sin gloria del insomnio forzado, esclavo de la rutina de la medianoche sobre una computadora, culo de pasillo y de escalera, mal padre de libros que siguen sin leer, hombro/trapo de compañeros en iguales condiciones, trabajador incansable de la nada… hoy me declaro libre de toda responsabilidad… por lo menos hasta el lunes.

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