viernes, 27 de febrero de 2009

Carta de la semana

Los políticos puertorriqueños no se caracterizan precisamente por su capacidad intelectual. De hecho, confío en que pronto algún estudio revele que un serio déficit neuronal es uno de los requisitos sine qua non para entrar en la política boricua. Sin embargo, la idiotez rampante no es mi problema el día de hoy. Mi problema es la propaganda política barata basada en craso desconociento y hecha en el último vestigio de libertad de prensa que queda en el periódico; la sección de opinión. Héctor Ferrer, actual fantasmón mayor del alicaído PPD, se dedicó a meter las patas en un anuncio ridículo que, por razones que no quiero comenzar a imaginar, le publicaron. Mi contestación la sometí como otras de mis columnas, pero la publicaron un par de días después como la carta de la semana. Aquí se las dejo.

Antonio Tejero, no "español de fusil"

El día 23 de febrero se publicó en este espacio un escrito del señor Héctor Ferrer, actual presidente del PPD. En dicho mensaje, que leía como un folleto de publicidad mal escrito, Ferrer hacía referencia a un “español de fusil” que para el representaba “la intransigencia y la oposición”.
Lejos de criticar el uso de este espacio para ese tipo de propaganda política ahorrativa, me gustaría señalar varios hechos:
1-El caballero a quien hace referencia Ferrer se llama Antonio Tejero y no “español de fusil”
2- Era teniente coronel de la Guardia Civil y no “soldado”, como alega Ferrer.
3- Tejero no entró “solo” al “parlamento” sino que la fallida intentona golpista se llevó a cabo en el Congreso de los Diputados con la ayuda de numerosos mandos militares.
4- Tejero, como puede apreciarse en las fotos del evento, llevaba una pistola en la mano mientras se dirigía al Congreso, no un fusil.
5- El evento es un hecho histórico documentado, por lo que cualquier comentario como “Aunque heroica la historia, verdadera o irreal…” delata un desconocimiento absoluto sobre el tema que el mismo Ferrer decidió usar para lanzar su anuncio.
Aclarados los hechos, opino. La derrota sin precedentes que sufrió el PPD no se debió al magnífico gobierno que llevaron en los años que precedieron a las elecciones. El voto de castigo denunció el sentimiento de los puertorriqueños.
Sinceramente le deseo suerte al Señor Ferrer en su misión de reconstruir el PPD, pero desde mi anarquía respetuosa le sugiero que la próxima vez que decida dirigirse al pueblo de Puerto Rico (frase predilecta de los políticos del país) para hablar de cómo ha “sabido usar el diálogo, la prudencia y la sensatez para convencer”, prudentemente se informe, sensatamente investigue y dialogue con conocimiento.
Ya lo dijo Albizu: “Donde la tiranía es ley, la revolución es orden”

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