miércoles, 11 de febrero de 2009

Al otro lado del río

Regreso al sur como quien regresa a casa. Cruzo el río metido en la barriga de la bestia ruidosa que devora millas. Siempre que llego al sur camino con los ojos clavados en el suelo para ver si encuentro lo que busco. Ese algo tan especial, ese pedazo de todo, ese segundo infinito, ese recuerdo futuro, esa visión milagrosa, ese paso decisivo, esa nota adecuada. Hoy el suelo sólo me devuelve espacio vacío.
Usualmente los pedazos que quedan de los sueños de los habitantes del sur suelen flotar por las cunetas los días que llueve. Por suerte lleva muchos días sin llover y hasta las cucarachas se niegan a salir. El piso sigue vacío. Los deambulantes esconden hoy sus penas en otro sitio. Los locos se acostaron temprano.
Nadie me espera, nadie me llama, nadie me habla. Descubro que la soledad es un lugar muy cómodo donde es imposible que alguien te fastidie la paciencia. Deambulo sin rumbo fijo y persigo a paso lento una gran interrogante. Acostada en mis oídos ronronea la banda sonora de mis días desperdiciados buscando ese algo.
Cuando se rinden mis piernas me siento a esperar a la bestia que corta la ciudad con su luz acusatoria. La noche termina de tirarse encima de la ciudad y amenaza con sofocarla. Algún loco se despierta y grita sus pecados justamente en el punto en que se pierde mi vista. Cada carro que pasa lleva dentro uno o dos propósitos. Todos me son deliciosamente ajenos. Cada quien que busque lo suyo. Me llaman las vías del tren con una promesa de que a lo mejor allí está lo busco. Doy gracias por no perder el sentido buscando ese único absoluto en el fondo de una botella. Por el momento me llegar con cruzar al estado mental que aguarda al otro lado del río.
Una vez regreso a ese lugar que ahora llamo casa y que llora sus penas a través de goteras de agua marrón me doy cuenta de que me traje el sur conmigo. Lamentablemente esa no era la respuesta. No estoy perdido, pero sigo buscando. No sé qué busco, pero me queda el consuelo de estar seguro de aún no haberlo encontrado.

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