domingo, 9 de junio de 2013

Buscapié: Todopoderoso


El mes pasado no salió la columna en la versión digital de El Nuevo Día. Por alguna razón, este mes pasó lo mismo. Espero que sea la última vez porque compartir el enlace es más fácil y cómodo que tener que buscar el original y ponerlo aquí. En cualquier caso, aquí les dejo la columna de hoy. 

Todopoderoso
por: Gabino Iglesias
           
            El pederasta de turno camina cabizbajo y escucha alaridos defensores aplastar las preguntas que le lanzan los periodistas. "Esto es una injusticia y Dios lo sabe", dice una señora mayor preñada de ira, carente de neuronas, y entregada a la inacción que suele desembocar en fervor religioso. "Ese hombre es un santo", continúa la dama. "Nuestro Dios va a levantar banderas. Nuestro Dios es un ser real y poderoso y en quien hemos creído y Dios sabe que le hemos creído a él."
            De repente se escucha el ruido de mil truenos y el cielo se abre. Una nube con bocinas Bose integradas desciende lentamente. Cuando la nube llega el suelo, Dios se baja y saludo con una mano a la anonadada muchedumbre. Sin mediar palabra, el Creador, que es mucho más bajito y moreno de lo que todos esperaban, se acerca a la señora, la agarra por la camisa y la abofetea.
            "Mira, imbécil", dice el Santísimo Padre mientras reparte bofetadas, "estoy harto de que los religiosos anden tocando niños y que gente como tu los defienda. A estas alturas deberían saber que los niños no se tocan, que son un regalo mío y que de ellos es el reino ese al que ustedes tanto aspiran, panda de catetos."
            Cuando la cara de la señora parece carne molida, el Todopoderoso la suelta, levita un poco, entona una estrofa de El Todopoderoso con la voz de Héctor Lavoe y se dirige al atónito grupo que le observa.
            "Si dos tipos agradables quieren criar un niño, ustedes le saltan a la yugular. Sin embargo, siguen metiéndose en iglesias y callando las vergüenzas de tíos y abuelos depravados. Me parece que merecen otro diluvio. En fin, me voy. Tengo que ir a trabajar de manera misteriosa. En el ínterin, les doy permiso a colgar por los testículos en la plaza publica a cualquiera que toque un niño. Se me cuidan." 
            Al día siguiente, los religiosos "interpretan" las palabras del señor de la nube como les da la gana y no cuelgan a nadie.  

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