El mes pasado no salió la columna en la versión digital de El Nuevo Día. Por alguna razón, este mes pasó lo mismo. Espero que sea la última vez porque compartir el enlace es más fácil y cómodo que tener que buscar el original y ponerlo aquí. En cualquier caso, aquí les dejo la columna de hoy.
Todopoderoso
por: Gabino
Iglesias
El pederasta de turno camina
cabizbajo y escucha alaridos defensores aplastar las preguntas que le lanzan
los periodistas. "Esto es una injusticia y Dios lo sabe", dice una
señora mayor preñada de ira, carente de neuronas, y entregada a la inacción que
suele desembocar en fervor religioso. "Ese hombre es un santo",
continúa la dama. "Nuestro Dios va a levantar banderas. Nuestro Dios es un
ser real y poderoso y en quien hemos creído y Dios sabe que le hemos creído a
él."
De repente se escucha el ruido de
mil truenos y el cielo se abre. Una nube con bocinas Bose integradas desciende
lentamente. Cuando la nube llega el suelo, Dios se baja y saludo con una mano a
la anonadada muchedumbre. Sin mediar palabra, el Creador, que es mucho más
bajito y moreno de lo que todos esperaban, se acerca a la señora, la agarra por
la camisa y la abofetea.
"Mira, imbécil", dice el
Santísimo Padre mientras reparte bofetadas, "estoy harto de que los
religiosos anden tocando niños y que gente como tu los defienda. A estas
alturas deberían saber que los niños no se tocan, que son un regalo mío y que
de ellos es el reino ese al que ustedes tanto aspiran, panda de catetos."
Cuando la cara de la señora parece
carne molida, el Todopoderoso la suelta, levita un poco, entona una estrofa de
El Todopoderoso con la voz de Héctor Lavoe y se dirige al atónito grupo que le
observa.
"Si dos tipos agradables
quieren criar un niño, ustedes le saltan a la yugular. Sin embargo, siguen
metiéndose en iglesias y callando las vergüenzas de tíos y abuelos depravados.
Me parece que merecen otro diluvio. En fin, me voy. Tengo que ir a trabajar de
manera misteriosa. En el ínterin, les doy permiso a colgar por los testículos
en la plaza publica a cualquiera que toque un niño. Se me cuidan."
Al día siguiente, los religiosos "interpretan"
las palabras del señor de la nube como les da la gana y no cuelgan a nadie.
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