¿Prensa?
Cuando se publicó
mi primer libro me comuniqué con la prensa del país. La mayoría no me contestó.
Los pocos que lo hicieron me informaron que en Puerto Rico no se escribe sobre
libros. La experiencia me dejó con mal sabor de boca, una comprensión profunda
de las frustraciones de la clase artística del país y una acidez poco
profesional para todo con lo que respecte a la cobertura del quehacer cultural
de mi isla.
Cuando se publicó
mi segundo libro no me molesté en avisarle a nadie. Era un tributo a las
novelas “pulp” que devoré ávidamente durante mis años de escuela superior y un
guiño al impacto cultural de novelas/películas como Jaws. La casa editorial se
encargó de todo.
El 31 de Octubre
de este año se publicó Zero Saints, mi tercera novela. Es la primera novela de
crimen publicada en espanglish por la editorial Broken River Books. Recibió
halagos de Jerry Stahl. Fue nombrada una de las mejores diez novelas del año
por la revista Cultured Vultures y una de las 50 mejores novelas del año por la
revista Entropy. Esta semana estoy estudiando una propuesta de una compañía de
cine independiente. Y en mi país no la ha leído nadie. Lo más triste del asunto
no es eso, si no que no me importa.
Me gustaba, de
una manera retorcida que algún psicólogo podría explicar mejor que yo, la ira
que me invadía antes. Me importaba. Me dolía. Ahora siento mi escritura boricua
(en la novela hay un reggaetonero, por ejemplo), pero a la vez retirada, ajena,
independiente, expatriada. Veo a mis compatriotas: poetas laureados en América
Latina, cineastas proyectando en Europa, músicos haciendo bailar pies en otros
suelos y escritores compartiendo sus letras con lectores de otros países y ya
no me interesa que Puerto Rico no participe del proceso. Esa indiferencia me
fastidia más que la indignación anterior. Quiero esa furia de
vuelta porque la apatía me hace sentir que dejo triunfar al
antiintelectualismo.