La entrada anterior fue una doble descarga contra Ricky Martin y la iglesia (con minúscula adrede). No me llegó. Aquí les dejo la columna que El Nuevo Día publicó hoy, 8 de abril de 2010.
09-Abril-2010
GABINO IGLESIAS
Homo - publicidad
Hace un poco más de una semana Ricky Martin decidió comunicar al mundo su homosexualidad. Los resultados de su confesión fueron varios: la prensa saltó sobre la información como salivantes hienas sobre un cadáver, el pueblo recobró el uso de la simpática frase “secreto a voces” y algunas personalidades de la farándula cuya anémica carrera les mantenía en la dolorosa periferia del ojo público aprovecharon para felicitarlo públicamente y así aparecer una vez más en los medios.
Sin embargo, el arriba firmante se tomó la “declaración espontánea” con una saludable pizca de sal. Mi escepticismo en torno a la “noticia” no se debe a que dude sobre la preferencia sexual de Ricky Martin, o a que me interese en lo absoluto; mi recelo tiene sus raíces en el hecho de que conozco lo que es la publicidad.
La publicidad es, en pocas palabras, el arte de utilizar los medios de comunicación como herramienta para motivar una acción de consumo. Ahora, una semana después de la revelación del año, la prensa nos trae noticias del nuevo disco y las memorias de Ricky. Misión cumplida: empleo magistral de los medios de comunicación.
¿Y cuál es el problema? Pues que la utilización de una sexualidad históricamente marginada como plataforma de lanzamiento de un producto me parece una movida de mal gusto y una falta de respeto a los homosexuales y a la inteligencia del público en general. Para este señor, salir del clóset viene atado a una promesa de jugosas confidencias e historias de amor secretas: perfecto gancho para triplicar las ventas del libro. Con morbo se puede prescindir del talento.
Ricky Martin no aceptó su homosexualidad como acto de crecimiento personal o para unirse a la lucha por el matrimonio entre parejas del mismo sexo; la aceptó, y nos lo anunció, con fines puramente capitalistas. Esa movida, hecha con toda premeditación y alevosía, viene desprovista del más mínimo ápice de honestidad. ¿Venderá libros? ¡Muchos! Lástima que la reflexión sea tan pocas veces parte del consumo.
1 comentario:
Todo fríamente calculado, como el negar su homosexualidad precísamente para vender más en su anterior etapa hetero, con todo y novias.
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