Los lectores ávidos, los irredentos, los maniáticos, es decir, los que tenemos que leer todos los días algo o nos entra un ataque de desesperación, solemos toparnos de vez en cuando con frases o conjuntos de éstas que parecen haber sido escritas para nosotros. También puede darse el caso de que nos identifiquemos con un personaje y su forma de pensar. Pero hay unas pocas veces en que una frase o diminuta conglomeración de ellas nos cae o caen como anillo al dedo y hasta parece definirnos de manera sublime y directa. Esto se debe a diversos fenómenos de la casualidad que no entraré a discutir en profundidad en este espacio; baste con decir que hay frases que se nos clavan, cuya belleza y contacto con todo lo que somos nos llega directo al corazón por una multiplicidad de razones.
En este caso de trata de una novela de John Le Carré que me tomo la libertad de traducir para este blog en pos de que se alce como bandera de la buena literatura y elemento identitario de este pequeño espacio.
"¿Es él un anarquista? Eso dependerá. Para ser un anarquista uno debe retener un tenue ápice de esperanza. Para nuestro recién ungido misántropo, el nihilismo se acerca más a la marca."
No hay comentarios:
Publicar un comentario