martes, 18 de marzo de 2008

300 palabras prohibidas

"Las palabras son traiciones de alto vuelo", dijo el gran Fito Páez. Yo digo que las palabras sólo tienen dos opciones; decir todo lo que quieres que digan o mentir y perderse en la noche sin nombre.
Como ustedes saben, el periódico El Nuevo Día sólo publica colaboraciones de 300 palabras. En este caso, mi columna quedó perdida en el timepo y no se publicó porque carece de simpatía y le sobra humor negro. Es una lástima. De todas formas, este es mi blog y aquí publico lo que me da la gana, así que pondré aquí lo que no me dejaron decir en otro sitio. La entrada se la dedico a María Gil Bravo y a su medio limón y mi consorte radial Jorge Gutiérrez, hermanos de lucha y opinionadas voces del futuro. Que vivan los buitres y la libertad de prensa.


Mataperros
Por: Gabino Iglesias
El año pasado, el seudoartista costarricense Guillermo Vargas, alias Habacuc, agarró un perro callejero, lo ató con una cuerda a la pared de una galería de arte y lo dejó morir de hambre y sed.
Ante tan atroz acto de crueldad, los inservibles rastrojos humanos, es decir, el malgasto de espacio, órganos vitales y piel sana que, en pleno apogeo mamón avant-garde fueron a ver el cruel asesinato no hicieron el más leve gesto por impedirlo.
Ahora la blogosfera, los correos electrónicos y hasta Facebook están llenos de peticiones para que el acto no se repita. Y es que los impedidos mentales que preparan la otrora reconocida Bienal Centroamericana de Arte decidieron, en demostración de su infinito intelecto, moral, ética profesional y grado de humanidad, invitar a Guillermo Vargas a su edición 2008 para que repita la deleznable acción.
Pero sucede que no soy partidario de la acción pacífica/digital cuando se trata de asesinos de animales indefensos. Por lo tanto, presento a continuación una serie de “performances” (que fue como el artistucho describió su matanza injustificada) que me gustaría presentar a mí con el nombre artístico de Fokit:
1- Atar a Vargas a una pared y dejarlo morir de hambre (carece de originalidad pero le sobra dulce ironía).
2- Encerrar al energúmeno en una habitación pequeña con 200 defensores de los derechos de los animales empuñado cortaúñas y que lo conviertan en picadillo a cortauñazos que luego tendrán que ingerir en un banquete de gala los organizadores de la Bienal.
3- Agarrar al mataperros y darle golpes a la pared de la galería con su cabeza hasta que quede una pulpa rosácea postmoderna impresa en la pared.
4- Disfrazar a la policía de payasos y que se líen a tiros con todos los que vayan a ver el susodicho “performance”.

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