Aquí les dejo la columna de hoy.
10 de febrero de 2013
Chiste
Gabino Iglesias
El periodista sale de su auto, libreta en mano, y se engancha la
máscara invisible que le permite no reírse, no llorar y guardar
silencio. Sólo necesita tres citas de vecinos para darle color a su
nota. El asesinato de “Verdugo” no es suficiente: hay que preguntarle a
los vecinos del conocido narcotraficante sus impresiones sobre el
occiso.
El periodista prepara sus músculos para nadar contra un mar de negación. “Ese muchacho era lo más bueno”, recita una señora que parece que ha memorizado un guión pésimo. “El no se metía con nadie. Lo que le gustaba era lavar su carro y eso”.
El periodista traga saliva que sabe a ácido de batería, le agradece a la señora y toca en otra puerta. “Verdugo” tenía 27 asesinatos a cuestas, un caso en Familia y una ristra de arrestos, pero era el vecino perfecto.
El periodista quiere preguntarle al caballero que acaba de abrir la puerta si piensa festejar la eliminación de otra peligrosa bestia armada. En cuanto el periodista trata de explicar a qué vino, el hombre empieza a escupir su perorata. “Mira, lo que pasa es que este país está al garete”, dice el caballero, aparentemente ignorante de la sangre que manchaba las manos de “Verdugo”. “Ese chamaco yo lo veía jugando a cada rato afuera con los nenes y hablando con la esposa en la marquesina”. “Verdugo” nunca estuvo casado, le pegaba a sus hijos casi a diario y su compañera le había puesto una orden de protección en el 2009.
La tercera vecina, indignada, con “dubi” y al borde de las lágrimas, bota la pelota. “Al hijo de Tuta yo lo vi par de veces cerca de la iglesia”, dice entre manoteo y manoteo. “Lo que pasa es que en este país matan gente buena y nadie dice nada. La gente tiene miedo y se han olvidado de Dios. Aquí nosotros por lo menos somos una comunidad. Ya estamos haciendo los ‘estíquel’ para los carros para que la gente no se olvide de él”.
El autor es estudiante doctoral.El periodista prepara sus músculos para nadar contra un mar de negación. “Ese muchacho era lo más bueno”, recita una señora que parece que ha memorizado un guión pésimo. “El no se metía con nadie. Lo que le gustaba era lavar su carro y eso”.
El periodista traga saliva que sabe a ácido de batería, le agradece a la señora y toca en otra puerta. “Verdugo” tenía 27 asesinatos a cuestas, un caso en Familia y una ristra de arrestos, pero era el vecino perfecto.
El periodista quiere preguntarle al caballero que acaba de abrir la puerta si piensa festejar la eliminación de otra peligrosa bestia armada. En cuanto el periodista trata de explicar a qué vino, el hombre empieza a escupir su perorata. “Mira, lo que pasa es que este país está al garete”, dice el caballero, aparentemente ignorante de la sangre que manchaba las manos de “Verdugo”. “Ese chamaco yo lo veía jugando a cada rato afuera con los nenes y hablando con la esposa en la marquesina”. “Verdugo” nunca estuvo casado, le pegaba a sus hijos casi a diario y su compañera le había puesto una orden de protección en el 2009.
La tercera vecina, indignada, con “dubi” y al borde de las lágrimas, bota la pelota. “Al hijo de Tuta yo lo vi par de veces cerca de la iglesia”, dice entre manoteo y manoteo. “Lo que pasa es que en este país matan gente buena y nadie dice nada. La gente tiene miedo y se han olvidado de Dios. Aquí nosotros por lo menos somos una comunidad. Ya estamos haciendo los ‘estíquel’ para los carros para que la gente no se olvide de él”.
Pueden ver la original aquí.
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