Aquí les dejo el buscapié de hoy. Se publicó en el periódico como siempre, pero no hay enlace al original porque no salió en endi.com.
Claudicar
Gabino Iglesias
Abres el periódico. Lees un rato. La palabra ingobernabilidad ya no te causa risa. El país se queda sin políticos a medida que van cayendo por chanchulleros. Imaginas un colorido cruzacalles: "Estimadas/os prostitutas, gatilleros, personas con incapacidades cognitivas, nazis, analfabestias variopintos e imbéciles natos: visiten PolíticosDelFuturo.com para aprender sobre cómo pueden formar parte del Plan Gubernamental de Reproducción Asistida. ¡Sus hijos serán los líderes del mañana!"
Abandonas la política y te saltas los asesinatos. Añoras los años en que aún habían dos páginas de muñequitos. Te queda claro que el despiste es una ciencia, que hacerse de la vista larga es un arte y que la ignorancia es el mejor bálsamo. El enfoque pasa de los monos a los four tracks y de la corrupción rampante a los milagros. Como buen animal de costumbre, casi le pides a dios por el país, pero entonces recuerdas que hace un par de años dejaste de creer. Si no hubieses aceptado el hecho de que sobre tu cabeza sólo hay un gran vacío, que la deidad de turno deje morir miles de niños de hambre mientras le concede media docena de milagros a la Taína de seguro te ayudaría a ver la luz.
Cierras el periódico y enciendes la computadora. El universo está al alcance de tus dedos, pero te cuesta abandonar tu terreno predilecto: el espectáculo panóptico de Facebook. Horrores gramaticales, fotos comprometedoras, mensajes religiosos, discusiones pasionales sobre nimiedades varias y ese ineludible sentimiento de omnisciencia atrofian tu fortaleza y vagabundeas un rato por la visión de si que otros construyen para ti. Es como leer el periódico. Revisas tu correo electrónico. Una petición, pastillas para la depresión y un mensaje religioso. Suspiras.
Te queda claro que la crítica es de inconformes, que te balanceas a un paso del elitismo del que te acusan y que tu nihilismo se alimenta de lo que te rodea. Claudicar se presenta como una brillante opción. Te acuerdas de que sólo es lunes. Aprietas los dientes y sigues adelante.
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