domingo, 30 de octubre de 2011

Movimiento


Jueves. Una de la mañana. Improvisación, reciclaje, juego. La presentación está terminada. Un estudio sobre rol del bilingüismo en los procesos de desarrollo de nuevas identidades en las redes sociales. Cuatro horas después estoy de camino al aeropuerto. Mi vuelo lo retrasan una vez. Dos veces. Tres veces. Vuelo cancelado. Como estoy en el aeropuerto y Murphy es un cabrón, me encuentro con una amiga musulmana. Mi encrespado pelo carente de cepillo y el hijab rojo que adorna su cabeza nos ganan una mirada iracunda de cada par de pupilas en la terminal. Ella se ríe.
Eventualmente llego a Houston. No tengo número de pasaje. Mi sangre hierve. Una intercesión espiritual me coloca dentro de un pájaro de hierro. No despegamos. El inodoro está roto. A lo Mitch Hedberg, me pregunto si se le puede llamar inodoro a una cosa rota llena de mierda.
Un libro más tarde llego a Filadelfia. El libro, una explosión ridícula de entretenimiento del enfermo de Jeff Burk, empieza con la historia de un veterano en silla de ruedas que se sube a un avión una noche de luna llena...y es un hombre lobo. Ja. A veces el contexto lo es todo.
Es casi medianoche. Mi taxista no habla español ni inglés. Llego al hotel. El edificio debe tener 100 años. Suelto mis cosas. Salgo a la calle. Busco comida. Le regalo diez centavos a un prócer de esquina para que complete su combo. Deambulo. Hace frío. Comienza a clarear el cielo sobre los edificios.
Camino hasta la conferencia. Deslumbro a los presentes con mi conocimiento de cosas sin importancia embadurnado de verborrea entretenida y algunos chistes perfectos para la ocasión. Terminado el juego de la academia, salgo corriendo del hotel, me cambio y empiezo a hacer lo que de verdad me gusta.
La primera parada es un parque. Mi cámara disfruta mucho. Luego el Mutter Museum. Disfruto yo de la horrible e interesante belleza que allí se encierra. Camino. Camino un poco más. Me paro con sorna delante de una de las representaciones físicas quintaesenciales de la libertad en EU; una campana rota. Como algo. Vagabundeo un poco más. Exploro. Conozco. Me gusta Filadelfia. Se cree muy señorial y aspira a tener un toque de NYC. Hablo con alguno, veo pasar la muchedumbre. Cae la noche. Mi cámara juega con la luz. Otra mañana llega sin avisar.
Otros dos aviones. Otros dos aeropuertos. Otro libro.
Llegando a Austin veo una cara conocida envuelta en una barba clásica. Le tiendo la mano al santo. Es el gran Poncho Sánchez. Mambo. El Cayuco. Watermelon Man. Conga Blue. Bésame Mamá. Hablamos de música, de viajar, de la vida. Le rezamos a Mongo. Alabamos a Giovanni Hidalgo. Poncho es un tipo tan cool como me lo había imaginado.
No hay descanso. Llega Willie. Paseo. Comida. Me reencuentro con el Sr. Jägermeister. Mucha Guinness. Para no variar, 6th Street vibra. Más música. Un tipo toca blues con la lengua. Una chica trata de comerse unos escalones, le roba la pizza a Willie y trata de convertir el guía de su carro en el postre. Un culo se mueve en una vitrina. La gente mira desde afuera y le reza. Una señora disfrutando de un alterado estado de conciencia le pellizca las nalgas a Willie. El pobre sonríe. Algabrabía. Muchedumbre. Sólo una noche más en el apocalíptico ambiente citadino de principios del milenio, como diría Pedro Juan Gutiérrez.
Asoma el pelo el Austin Film Festival. Entrevisto a una escritora que se encerró en un congelador de carnes en un matadero abandonado. Veo su película. La calle se llena. Otro día se larga. Otro filme y luego un documental genial. Pierdo la cuenta de los días. Improviso una presentación en clase sobre un libro que no terminé de leer. "The Rhizomatic West" de Neil Campbell. Aparece Deleuze. No hay orígenes sino principios.
Entrevisto a un escritor. Como tacos de cara de vaca. Termino un libro genial de Lawrence Block. Escribo. Critico las películas que vi. Reseño un par de libros. La música inunda mi vida en todo momento.
La vertiginosa velocidad de las últimas tres semanas sólo me sirve de alentador recuerdo de que estoy en movimiento perpetuo.

PD. La foto es del baile de luces que es Fildadefia después de medianoche.

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