El 2011 se está acercando a su fin y eso significa que debo empezar a pensar en la entrada de los mejores y peores libros del año. En los pasados 12 meses he leído y escrito como un poseso y he encendido un televisor en unas quince ocasiones (por lo general en hoteles). Sin embargo, el vómito de perro conocido como "pop culture" ha logrado llegar hasta mi. Con tal de asegurarme de no dejar varias cosas en el tintero antes de que termine el año, hoy me doy a la tarea de repasar, sin obedecer a ningún orden en particular, las cinco cosas y personajes que me han causado un leve caso de sarpullido testicular en el 2011.
5. Jennifer López. En las tiendas, los restaurantes, la televisión y en cualquier sitio en que mis oídos estuvieran a la merced de los (dis)gustos musicales de la masa, la JLo sonaba con una de sus dos canciones del año. La primera se llama "On the floor" y me llamó la atención porque en el 2011 los productores se han quedado tan cortos de ideas que hasta usaron la melodía de la lambada(!). El coro de la canción dice así:
Dance the night away
Live your life and stay young on the floor
Dance the night away
Grab somebody drink a little more
El tema me ayudó a entender esa famosa frase americana: "Bitch, act your age!" Señora, usted ya tiene más de 40 tulipanes, un par de hijos, su celulitis bien puesta y una colección de divorcios; staying young on the floor no es más que una quimera ridícula. Cuando uno de los tipos más inmaduros del mundo (servidor) le dice que se comporte como el adultito que es, me parece que es hora de hacer ajustes.
La segunda "canción" se llama "Papi" y la nomino para el premio al título más ridículo del año. El coro dice así:
Move your body, Move your body
Dance for your papi
Rock your body, Rock your body,
Dance for your papi
Además de que la letra de la canción está al mismo nivel que las peripecias literarias de los Black Eyed Peas, la misma no es lo que más me irrita; lo peor es la JLo diciendo: "Move your barea" y "Rock your barea." Barea es un jugador de baloncesto y no le pertenece a nadie para que lo estén jamaqueando. Sra. López, hágame el favor y, ya que no habla español, por lo menos aprenda inglés: se pronuncia "bodi" or "badi" (dependiendo del acento), pero nunca "barea."
4. Las Kardashians. Si no es un video porno es una boda, pero las tipas hacen lo que sea por retener su puesto como el vacío epicentro de la cultura de los "celebrealities." No cantan, no bailan, no escriben, no actúan y, en mi humilde opinión, ni siquiera alegran la vista en demasía. Sólo nos queda esperar que una de ellas se muera en el 2012 para que su inmortalidad quede asegurada.
3. La gramática en Facebook. Este año más que ningún otro usé Facebook para compartir mi trabajo como periodista. Cada vez que entraba, alguien había escrito algo mal en inglés, se había pasado las reglas de puntuación por el culo, había escrito cuatro oraciones sin una sola mayúscula o cualquier otra barrabasada de ese estilo. Por lo general esta acción provenía de alguna persona con 3,000 "amigos" que buscaba una caricia para su ego y un poco de faranduleo de andar por casa. Gente: aprendan a escribir, por favor. El look de analfabestia ya está un poco passé.
2. Calle 13. Los que me leen regularmente sabrán que el "cantante" René Pérez y su discursito patriota/rebelde/listillo/revolucionario me causa arcadas unas cuantas veces al año. En el 2011, a René le dieron un racimo de premios de esos que se llaman Latin Grammys y que son a la música lo que los obituarios son a la literatura. No conformes con eso, los boricuas se encargaron de darle una medalla y el resto del mundo se enfocó en celebrar una canción que lleva por título "Latinoamérica" y que rima palabras como lucha, bandera, tierra, patria y camino. En otras palabras, la canción es una colección de clichés que demuestra que hay muchísima gente que, aún a estas alturas y con Puerto Rico hundiéndose en muertos, se tragan el discurso de una América Latina unida. Por lo general los primeros en salir en defensa de la canción y de Calle 13 son imbéciles pasionales con déficit neuronal que inmediatamente se dan la vuelta y sueltan un chiste haciéndole burla a los hermanos dominicanos.
1. Andrea de Castro Font. Como columnista de El Nuevo Día y boricua en el exilio, mis días suelen empezar con una visita a endi.com y a ese bastión del entretenimiento barato que es Primera Hora. Hace unos meses empezó a aparecer aquí y allá una gordita con cara de tonta que es hija de un preso. Lejos de pretender que saliera algo mejor de los genes de un tipo como Jorge de Castro Font, por lo menos esperaba que esta muchacha se mantuviese en el oscuro anonimato y silencio que el resto del mundo merece. No es así. Como una versión boricua, barata y gordita de una Kardashian, Andrea está en la radio, la televisión, la Internet y el periódico. He conversado con algunos de los intelectos más respetables de Puerto Rico y nadie ha podido contestar satisfactoriamente a mis preguntas: Chiste aparte, ¿quién hostias es esta tipa? ¿Por qué la llaman "microempresaria"? ¿A quién le importa su vida? ¿Por qué sale en el periódico? ¿Cuánto tiempo va a durar este sinsentido? ¿No podemos quedarnos sólo con Maripily?
Bah, ahí les dejo eso. La entrada de los libros viene por ahí y trae mucho menos ácido que esta.
jueves, 29 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
Buscapié: Arbolito
Aquí les dejo un poco de espíritu navideño. Que aproveche.
11 Diciembre 2011
Arbolito
Gabino Iglesias
De una caja escondida en lo más profundo de un armario salen unas luces de Navidad para el arbolito. Ninguna enciende. El padre maldice. Un hermano se larga y la hermana recuerda con dulzura vestida de ácido la misma estampa un año tras otro.
Cuando de niña dijo que sería mejor comprar un árbol sintético, la tildaron de ridícula. El año que se opuso a la locura colectiva del Viernes Negro, la madre amenazó con desheredarla. El año que expresó disgusto con lo que su hermano llamaba música navideña de verdad, un tío alcohólico le llamó ignorante y vendepatria. El año que no pudo venir porque los créditos en la universidad habían subido de precio, empuñaron contra ella la palabra elitista. El año en que expresó su interés en ser considerada una mujer y no una niña, la ignoraron.
Ahora hay un edificio hecho de regalos que nadie puede pagar esperando ser reconstruido debajo de un arbolito que alumbra un pillo de luz. Los padres están más viejos, los hermanos más abrasivos, el país al que regresa más podrido y delincuente.
La mujer mira por la ventana para escapar mientras sus padres intentan desenredar las luces. Debajo de una palma de cocos levanta sus mecánicas cabezas dos venados alienígenas. Más allá un gigantesco gordo con barba blanca opaca a un trío de tipos en camello. En la casa de la acera opuesta, unas luces blancas cuelgan desde la Navidad anterior. El conjunto de imágenes hace que algo se rompa en el pecho de la mujer.
La aceptación llega como un disparo: ella no pertenece. Los que la tildaron de elitista tenían razón: la mujer conoce, desea y siente merecer algo mejor, algo lejos de casa,.
El brillo de las luces viene acompañado de un grito de alegría. Los saltos de luz verde, amarilla y roja rebotan en el interior de la lágrima que cabalga la mejilla de la mujer, mientras ella suspira por otra Navidad en la temible geografía de una vivienda que nunca sintió hogar.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí
11 Diciembre 2011
Arbolito
Gabino Iglesias
De una caja escondida en lo más profundo de un armario salen unas luces de Navidad para el arbolito. Ninguna enciende. El padre maldice. Un hermano se larga y la hermana recuerda con dulzura vestida de ácido la misma estampa un año tras otro.
Cuando de niña dijo que sería mejor comprar un árbol sintético, la tildaron de ridícula. El año que se opuso a la locura colectiva del Viernes Negro, la madre amenazó con desheredarla. El año que expresó disgusto con lo que su hermano llamaba música navideña de verdad, un tío alcohólico le llamó ignorante y vendepatria. El año que no pudo venir porque los créditos en la universidad habían subido de precio, empuñaron contra ella la palabra elitista. El año en que expresó su interés en ser considerada una mujer y no una niña, la ignoraron.
Ahora hay un edificio hecho de regalos que nadie puede pagar esperando ser reconstruido debajo de un arbolito que alumbra un pillo de luz. Los padres están más viejos, los hermanos más abrasivos, el país al que regresa más podrido y delincuente.
La mujer mira por la ventana para escapar mientras sus padres intentan desenredar las luces. Debajo de una palma de cocos levanta sus mecánicas cabezas dos venados alienígenas. Más allá un gigantesco gordo con barba blanca opaca a un trío de tipos en camello. En la casa de la acera opuesta, unas luces blancas cuelgan desde la Navidad anterior. El conjunto de imágenes hace que algo se rompa en el pecho de la mujer.
La aceptación llega como un disparo: ella no pertenece. Los que la tildaron de elitista tenían razón: la mujer conoce, desea y siente merecer algo mejor, algo lejos de casa,.
El brillo de las luces viene acompañado de un grito de alegría. Los saltos de luz verde, amarilla y roja rebotan en el interior de la lágrima que cabalga la mejilla de la mujer, mientras ella suspira por otra Navidad en la temible geografía de una vivienda que nunca sintió hogar.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí
domingo, 13 de noviembre de 2011
Buscapié: Inglich
13 Noviembre 2011
Inglich
Gabino Iglesias
Estimado Sr. Paul Broun. Jelou. Hoy le escribo esta letter en inglich como ciudadano puertorriqueno sumido en la indignadeishon ante la barbarie que han cometido usted y sus secuaces.
Me parece una falta de respect que se atreva a insinuar que en este country vamos a tener que someterle el difícil si queremos ser estate. ¿Acaso no ha visto usted esa biutiful pancarta que lee “Mister President PR Estates 51 now. No more colony”? Ése es el inglés promedio en este país y no es justo pedirnos más.
Exigir que la sarta de taradeishons que nos dirige domine el inglés cuando apenas pueden hablar y escribir un poco de espanish demuestra que usted no quiere que seamos estate.
Es más, en este country le decimos comeshet a los que saben hablar inglés. Para nosotros, la capacity de construir un discurso en ese idioma ajeno es símbolo de un elitismo rampante y despicable. Confórmese usted con dobol chisberguer, cusláit y joldó.
A mí me huele que esto de tener que hablar inglés es un vacileishon de ustedes para no darnos la estadidad de una vez. Cualquiera sabe que este country tan lleno de parkings, downtowns, moles, biuti supláis y güolmarts, sólo hablan inglés los independentistas que estudiaron fuera y algunos nerds.
¿Usted no ha visto los resultados de las pruebas de aprovechamiento de nuestras escuelas? Pedirnos ser bilingües es mandarnos a fastidieishon. Si tenemos que aprender ahora, de verdad nos vamos a sentir colony. ¿No entiende usted que nunca nos hemos sentido colony porque no se dio una colonización del language? Debería leer a Walter Mignolo. No se preocupe; su work está disponible en inglich.
Por último, me gustaría informarle a usted a los individuals de ProEnglish que en este country la política es intraducible. Vengan ustedes y teach us a decir el vocabulario politicaishon del country en inglés: listillo, ganso, pillo, macharrán, velagüira, afrentao o caripelao. ¿Me entiende?
Aquí la pineapple ya está bien pero que bien sour; no pida más.
El autor es estudiante doctoral.
Puedes ver el original aquí.
Inglich
Gabino Iglesias
Estimado Sr. Paul Broun. Jelou. Hoy le escribo esta letter en inglich como ciudadano puertorriqueno sumido en la indignadeishon ante la barbarie que han cometido usted y sus secuaces.
Me parece una falta de respect que se atreva a insinuar que en este country vamos a tener que someterle el difícil si queremos ser estate. ¿Acaso no ha visto usted esa biutiful pancarta que lee “Mister President PR Estates 51 now. No more colony”? Ése es el inglés promedio en este país y no es justo pedirnos más.
Exigir que la sarta de taradeishons que nos dirige domine el inglés cuando apenas pueden hablar y escribir un poco de espanish demuestra que usted no quiere que seamos estate.
Es más, en este country le decimos comeshet a los que saben hablar inglés. Para nosotros, la capacity de construir un discurso en ese idioma ajeno es símbolo de un elitismo rampante y despicable. Confórmese usted con dobol chisberguer, cusláit y joldó.
A mí me huele que esto de tener que hablar inglés es un vacileishon de ustedes para no darnos la estadidad de una vez. Cualquiera sabe que este country tan lleno de parkings, downtowns, moles, biuti supláis y güolmarts, sólo hablan inglés los independentistas que estudiaron fuera y algunos nerds.
¿Usted no ha visto los resultados de las pruebas de aprovechamiento de nuestras escuelas? Pedirnos ser bilingües es mandarnos a fastidieishon. Si tenemos que aprender ahora, de verdad nos vamos a sentir colony. ¿No entiende usted que nunca nos hemos sentido colony porque no se dio una colonización del language? Debería leer a Walter Mignolo. No se preocupe; su work está disponible en inglich.
Por último, me gustaría informarle a usted a los individuals de ProEnglish que en este country la política es intraducible. Vengan ustedes y teach us a decir el vocabulario politicaishon del country en inglés: listillo, ganso, pillo, macharrán, velagüira, afrentao o caripelao. ¿Me entiende?
Aquí la pineapple ya está bien pero que bien sour; no pida más.
El autor es estudiante doctoral.
Puedes ver el original aquí.
domingo, 30 de octubre de 2011
Movimiento
Jueves. Una de la mañana. Improvisación, reciclaje, juego. La presentación está terminada. Un estudio sobre rol del bilingüismo en los procesos de desarrollo de nuevas identidades en las redes sociales. Cuatro horas después estoy de camino al aeropuerto. Mi vuelo lo retrasan una vez. Dos veces. Tres veces. Vuelo cancelado. Como estoy en el aeropuerto y Murphy es un cabrón, me encuentro con una amiga musulmana. Mi encrespado pelo carente de cepillo y el hijab rojo que adorna su cabeza nos ganan una mirada iracunda de cada par de pupilas en la terminal. Ella se ríe.
Eventualmente llego a Houston. No tengo número de pasaje. Mi sangre hierve. Una intercesión espiritual me coloca dentro de un pájaro de hierro. No despegamos. El inodoro está roto. A lo Mitch Hedberg, me pregunto si se le puede llamar inodoro a una cosa rota llena de mierda.
Un libro más tarde llego a Filadelfia. El libro, una explosión ridícula de entretenimiento del enfermo de Jeff Burk, empieza con la historia de un veterano en silla de ruedas que se sube a un avión una noche de luna llena...y es un hombre lobo. Ja. A veces el contexto lo es todo.
Es casi medianoche. Mi taxista no habla español ni inglés. Llego al hotel. El edificio debe tener 100 años. Suelto mis cosas. Salgo a la calle. Busco comida. Le regalo diez centavos a un prócer de esquina para que complete su combo. Deambulo. Hace frío. Comienza a clarear el cielo sobre los edificios.
Camino hasta la conferencia. Deslumbro a los presentes con mi conocimiento de cosas sin importancia embadurnado de verborrea entretenida y algunos chistes perfectos para la ocasión. Terminado el juego de la academia, salgo corriendo del hotel, me cambio y empiezo a hacer lo que de verdad me gusta.
La primera parada es un parque. Mi cámara disfruta mucho. Luego el Mutter Museum. Disfruto yo de la horrible e interesante belleza que allí se encierra. Camino. Camino un poco más. Me paro con sorna delante de una de las representaciones físicas quintaesenciales de la libertad en EU; una campana rota. Como algo. Vagabundeo un poco más. Exploro. Conozco. Me gusta Filadelfia. Se cree muy señorial y aspira a tener un toque de NYC. Hablo con alguno, veo pasar la muchedumbre. Cae la noche. Mi cámara juega con la luz. Otra mañana llega sin avisar.
Otros dos aviones. Otros dos aeropuertos. Otro libro.
Llegando a Austin veo una cara conocida envuelta en una barba clásica. Le tiendo la mano al santo. Es el gran Poncho Sánchez. Mambo. El Cayuco. Watermelon Man. Conga Blue. Bésame Mamá. Hablamos de música, de viajar, de la vida. Le rezamos a Mongo. Alabamos a Giovanni Hidalgo. Poncho es un tipo tan cool como me lo había imaginado.
No hay descanso. Llega Willie. Paseo. Comida. Me reencuentro con el Sr. Jägermeister. Mucha Guinness. Para no variar, 6th Street vibra. Más música. Un tipo toca blues con la lengua. Una chica trata de comerse unos escalones, le roba la pizza a Willie y trata de convertir el guía de su carro en el postre. Un culo se mueve en una vitrina. La gente mira desde afuera y le reza. Una señora disfrutando de un alterado estado de conciencia le pellizca las nalgas a Willie. El pobre sonríe. Algabrabía. Muchedumbre. Sólo una noche más en el apocalíptico ambiente citadino de principios del milenio, como diría Pedro Juan Gutiérrez.
Asoma el pelo el Austin Film Festival. Entrevisto a una escritora que se encerró en un congelador de carnes en un matadero abandonado. Veo su película. La calle se llena. Otro día se larga. Otro filme y luego un documental genial. Pierdo la cuenta de los días. Improviso una presentación en clase sobre un libro que no terminé de leer. "The Rhizomatic West" de Neil Campbell. Aparece Deleuze. No hay orígenes sino principios.
Entrevisto a un escritor. Como tacos de cara de vaca. Termino un libro genial de Lawrence Block. Escribo. Critico las películas que vi. Reseño un par de libros. La música inunda mi vida en todo momento.
La vertiginosa velocidad de las últimas tres semanas sólo me sirve de alentador recuerdo de que estoy en movimiento perpetuo.
PD. La foto es del baile de luces que es Fildadefia después de medianoche.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Sobre el peligro de los autómatas
El lunes salí del gimnasio y caminé hasta la acera donde me recogería mi transporte proletario. Con la espalda apoyada en la enorme columna de un puente y el maravilloso piano de Fito anidando en mi cerebro, me puse a observar el gentío que pululaba por la universidad.
Mientras veía la vida pasar, un grupo de universitarios cruzó por la acera de enfrente. Doce tipos. De los doce, once llevaban mahones, zapatos marrones, una polo de un color sólido por dentro del pantalón y el mismo peinado. El único que iba distinto llevaba una camiseta marrón por fuera y el resto del atuendo reglamentario. Todos eran blancos. Ninguno estaba tatuado. Ninguno iba escuchando música. Todos llevaban un bulto gris o negro en la espalda. Todos sonreían con la sonrisa tonta que produce la ignorancia contenta. En una línea de sospechosos, el grupo sería una pesadilla. Se me heló la sangre.
Yo me pongo, por lo general, lo que me da la gana. De igual forma, me parece genial que la gente haga lo mismo, que se pinten el pelo, decoren su pellejo mientras estén ocupándolo, que se llenen la cara de metal, etc. La policía de la moda, si quiere conversar, sabe dónde encontrarme. En cualquier caso, la vestimenta de estos individuos me decía tanto sobre el espacio social y mental que habitan como me diría sobre la profesión de una chica una micro-faldita de plástico negro, un tubo rosa embutiendo unas carnes alborotadas y unos tacones infinitos al lado de un farol a las tres de la mañana. Lo que yo tenía delante era la razón por la que el mundo está tan jodido: la falta de originalidad, de personalidad, de alma.
En la acera delante de mí no había un grupo de jóvenes universitarios: aquello era un pequeño ejército de futuros banqueros, abogados, contables y asociados de ventas en Sears. El futuro de Wall Street. Los próximos líderes de la nada, los elementos que asegurarán la perpetuidad de un sistema patriarcal, homofóbico, chauvinista e intolerable. En fin, una manada de mamones cristianos, republicanos, capitalistas, racistas, fanáticos del futbol americano y compradores de moda. Once sujetos, ni un ápice de singularidad. Un gran grupo de clones blandos y tontos como una manada de vacas.
Su atuendo me dejaba leer mucho más allá. Yo podía deconstruirlos, basado en un sinnúmero de experiencias previas, y notar su incapacitante simpleza de vocabulario, su convicción ciega de que lo poco que saben es absoluto, su apabullante sentido de superioridad basado en su enferma normatividad, su falta de pensamiento crítico y esa insolente actitud del que se sabe americano, hijo de dios, aceptado entre los suyos. Esa panda de imbéciles son los que atacan homosexuales porque les asusta la diferencia, los que levantan muros para mantener fuera a la Otredad, los que jamás aprenden un segundo idioma, los que censuran libros, canciones y películas, los que aprueban leyes para que pasen más hambre los pobres, para que tengan menos derechos las minorías, etc.
En un primer mundo poblado por autómatas, de nada vale ocupar Wall Street porque detrás vienen sus hijos, sus clones. Lo peor es que cada manada de reggaetoneros que veo en Puerto Rico escuchando la misma basura, cada rebaño de maniquíes que adopta la última moda en Europa, cada grupito que se engancha a una mierda de libro de vampiros o película de magos como si fuera una religión, cada caterva de descerebrados que se meten a un edificio a rezarle a un dios imaginado y a criticar a todo aquel que no haga lo mismo, cada miríada de androides que celebra la homogeneidad, la igualdad desigual, la aburrida uniformidad conforme y cada individuo que se desentiende de todo lo que ser un individuo implica, es un autómata que nos aleja de un mundo más justo, entretenido y auténtico. Haz tu parte: asesina un autómata hoy.
domingo, 9 de octubre de 2011
Buscapié: Papeleta
Aquí les dejo el Buscapié de hoy, 9 de octubre de 2011. Por alguna razón se publicó bajo Editorial en la versión digital del diario.
09 Octubre 2011
Papeleta
Papeleta - “Plebescito” 2012. Seleccione la opción que entiende mejor para el país. Absténgase de todo análisis crítico y de hacer dibujos o notas al margen. Por último, le agradecemos haber salido de casa un día libre para jugar a la democracia.
O(dece)pciones:
1. Estadidad - También conocida como el sueño imposible de los monolingües, esta opción incluye un crecimiento en la población en términos de altura, aclaramiento de la tez y la promesa de que Tembandumba de la Quimbamba nunca más caminará por su árbol genealógico. Efectos secundarios incluyen la bastardización del espanglish, inflamación del ego, institución de la pena de muerte y tener que votar por el presidente.
2. Uso de la letra O - Para evitar discusiones, siempre se mencionará al país usando una pluralidad apolítica e inclusiva de términos a manera de opción abierta. Esto convertirá al estatus en un signo flotante. Ejemplo: “Puerto Rico no competirá por el Oscar a la mejor película extranjera por ser colonia o territorio o parásito o dependiente o mancomunidad o cónyuge o nación confundida o curiosidad histórica o lo que sea que le permita dormir por la noche”.
3. Estatus Quo - Asegura una perpetuación per secula seculorum de la agitadísima estagnación en la que se encuentra el país. Efectos secundarios incluyen la eliminación de la palabra “ética” del diccionario, el colapso de todas las instituciones públicas y la creación de androides con el coeficiente intelectual de un cactus para que suplanten a la sarta de facsímiles razonables de los mismos que nos gobiernan hoy.
4. Independencia - Lamentamos la inclusión de esta broma de mal gusto en esta papeleta. Aquel que seleccione esta opción tendrá que hacer un doctorado en Europa o Estados Unidos, usar un cartel que lea “elitista” en la espalda y jamás podrá ver programación en inglés.
5. Ninguna de las anteriores - De regreso a petición popular, esta opción asegura que no pasará nada pero valida tu voto. Es como decirle a Fortuño que no querías que hiciera esto y que te reservas tu opinión.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí.
09 Octubre 2011
Papeleta
Papeleta - “Plebescito” 2012. Seleccione la opción que entiende mejor para el país. Absténgase de todo análisis crítico y de hacer dibujos o notas al margen. Por último, le agradecemos haber salido de casa un día libre para jugar a la democracia.
O(dece)pciones:
1. Estadidad - También conocida como el sueño imposible de los monolingües, esta opción incluye un crecimiento en la población en términos de altura, aclaramiento de la tez y la promesa de que Tembandumba de la Quimbamba nunca más caminará por su árbol genealógico. Efectos secundarios incluyen la bastardización del espanglish, inflamación del ego, institución de la pena de muerte y tener que votar por el presidente.
2. Uso de la letra O - Para evitar discusiones, siempre se mencionará al país usando una pluralidad apolítica e inclusiva de términos a manera de opción abierta. Esto convertirá al estatus en un signo flotante. Ejemplo: “Puerto Rico no competirá por el Oscar a la mejor película extranjera por ser colonia o territorio o parásito o dependiente o mancomunidad o cónyuge o nación confundida o curiosidad histórica o lo que sea que le permita dormir por la noche”.
3. Estatus Quo - Asegura una perpetuación per secula seculorum de la agitadísima estagnación en la que se encuentra el país. Efectos secundarios incluyen la eliminación de la palabra “ética” del diccionario, el colapso de todas las instituciones públicas y la creación de androides con el coeficiente intelectual de un cactus para que suplanten a la sarta de facsímiles razonables de los mismos que nos gobiernan hoy.
4. Independencia - Lamentamos la inclusión de esta broma de mal gusto en esta papeleta. Aquel que seleccione esta opción tendrá que hacer un doctorado en Europa o Estados Unidos, usar un cartel que lea “elitista” en la espalda y jamás podrá ver programación en inglés.
5. Ninguna de las anteriores - De regreso a petición popular, esta opción asegura que no pasará nada pero valida tu voto. Es como decirle a Fortuño que no querías que hiciera esto y que te reservas tu opinión.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí.
sábado, 1 de octubre de 2011
Baudrillard, otra vez (o el fin de tu realidad)
"El simulacro nunca es lo que esconde la verdad -- es una verdad que esconde el hecho de que no hay ninguna. El simulacro es verdad."
- Eclesiastés
En algún principio imaginado nos otorgaron los signos. Luego, obedeciendo a las necesidades de una mente que se autodenomina racional, inventamos unas "realidades" inamovibles, absolutas y eternas que, con el tiempo, se fueron convirtiendo en norma/realidad. El resultado de ello es una sociedad que cree en dios, en la verdad, en la justicia, en el amor y en la posibilidad de una normatividad aceptable e inequívoca. Lo que es peor, resulta en una consciencia colectiva perennemente en busca de una contestación final y firme, de una realidad absoluta. En otras palabras, la humanidad, en su inmensa mayoría, vive segurísima de una "realidad" que no es más que la sombra de algo que no existe. Esto nos ata la cabeza al vacío, nos empequeñece el intelecto y le cierra las puertas a la posibilidad.
Ante la falta de realidad, dice Jean Baudrillard, pretendemos y/o disimulamos. Sin embargo, ambas acciones dejan intacto el principio de la realidad. La diferencia entre disimular (pretender que no se es o no se tiene algo) y pretender (fingir que se tiene o se es algo que no es) está "enmascarada," mientras que la simulación (y entenderla!) amenaza directamente la diferencia entre lo "real" y lo "falso," lo "real" y lo "imaginario." Si suena complicado es porque así escribe el teórico. Sin embargo, nada más claro que los cinco pasos mediante los cuales la sombra de algo que no existe llega a ser aceptada como una realidad absoluta.
"Así serían las fases sucesivas de la imagen:
1. es el reflejo de una realidad profunda;
2. enmascara y desnaturaliza una realidad profunda;
3. enmascara la ausencia de una realidad profunda;
4. no guarda relación con ninguna realidad en los absoluto;
5. es su propio puro simulacro."
Nada, que aquellos que necesitan seguir creyendo en la "realidad" sigan rezándole a las sombras, argumentando con la razón del vacío y confiando en que la nada es un buen lugar para apoyarse. Yo me voy a tomar un café con alguna sombra y a abrir la cabeza, sacar el cuchillo y asesinar la realidad.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Las "grandes" noticias de la semana
Esta es una de esas semanas en las que El Nuevo Día se convierte en una insuperable fuente de entretenimiento. En una danza hilarante entre lo absurdo y lo ridículo, el diario ha publicado una sarta de "noticias" que merecen mención especial y, para no romper con la contumeliosa naturaleza de este espacio, que yo de mi opinión al respecto. Empecemos.
1. El bestia de Antulio enseñó la foto del decapitado. Empecemos por recordar que "Kobbo" Santarrosa se llama Antulio. El antulio es una flor; fea, simplona y un tanto plástica, pero una flor. ¿Qué opciones de vida tiene un tipo que se llame Antulio? EWs hora de aceptarlo: con un nombre así cualquiera se dedica a buscar incansablemente la manera de joder a todos los que no se llaman igual. Además, Antulio es más feo que el culo de un mono con hemorroides, tiene la ética de una abogada prostituta que practica abortos a domicilio y posee la capacidad intelectual de un poste de verja. Por último, Antulio se gana la vida a través de una muñeca horrible que necesita alborotar a las masas para retener su puesto como uno de los programas más populares de la televisión local. Con eso en mente, ¿alguno de ustedes realmente se sorprendió por que enseñara la foto? El que la vio en vivo es porque estaba viendo el programa, por lo que merece haber visto la foto. Cuando un sujeto sin escrúpulos hace una barrabasada como esta, los tontos son los sorprendidos y aquellos que esperaban que un tipejo como Antulio no aprovechara una oportunidad como esta para aumentar su popularidad.
2. El Chuchin renuncia a su escaño en el senado. Aclaro: escribo senado con minúscula con toda la intención del mundo. Pedirle a un tipo como Antonio "El Chuchin" Soto un ápice de ética es el equivalente a exigirle higiene a un cerdo. Entre fotografías de culos y problemas de ética, la situación política en Puerto Rico se desplaza a una velocidad de miedo hacia una absoluta estagnación...como la que sufre desde hace décadas. Al final del día, lo más jocoso es que a esta panda de cretinos nadie les dio el voto y llegaron a sus puestos por arte de magia...
3. Aparecen fotos de Scarlett Johansson en pelotas. Al que esto le parezca noticia, que tire la primera piedra. Cuando les roben fotos en pelotas del celular a Judith Butler o Gloria Steinem, me avisan.
4. Nominan a Calle 13 a 10 Latin Grammys. Si los Grammy han pasado a ser un chiste, los Latin Grammy son como un chiste viejo y del mal gusto del que se entera menos gente. Que músicos de verdad como Caetano Veloso, Paquito D'Rivera y el gran Rubén Blades se presten de vez en cuando para este tipo de premiación es una pena. Espero que grandes figuras de la música como Calle 13, Wisin y Yandel, Los Tigres del Norte, Alejandra Guzmán y Ricky Martin ganen muchos pequeños gramófonos de esos. ¿Que cuán insignificantes son estos premios? Bueno, pues me parece inteligente que me pregunten a mi, que me gano la vida escribiendo sobre música. Aquí les dejo mi contestación: el imbécil de Ricardo Arjona tiene dos.
5. Pensaba comentar algo sobre la demanda de Britto, pero me importa tan poco que prefiero sacudir la cabeza y reírme.
1. El bestia de Antulio enseñó la foto del decapitado. Empecemos por recordar que "Kobbo" Santarrosa se llama Antulio. El antulio es una flor; fea, simplona y un tanto plástica, pero una flor. ¿Qué opciones de vida tiene un tipo que se llame Antulio? EWs hora de aceptarlo: con un nombre así cualquiera se dedica a buscar incansablemente la manera de joder a todos los que no se llaman igual. Además, Antulio es más feo que el culo de un mono con hemorroides, tiene la ética de una abogada prostituta que practica abortos a domicilio y posee la capacidad intelectual de un poste de verja. Por último, Antulio se gana la vida a través de una muñeca horrible que necesita alborotar a las masas para retener su puesto como uno de los programas más populares de la televisión local. Con eso en mente, ¿alguno de ustedes realmente se sorprendió por que enseñara la foto? El que la vio en vivo es porque estaba viendo el programa, por lo que merece haber visto la foto. Cuando un sujeto sin escrúpulos hace una barrabasada como esta, los tontos son los sorprendidos y aquellos que esperaban que un tipejo como Antulio no aprovechara una oportunidad como esta para aumentar su popularidad.
2. El Chuchin renuncia a su escaño en el senado. Aclaro: escribo senado con minúscula con toda la intención del mundo. Pedirle a un tipo como Antonio "El Chuchin" Soto un ápice de ética es el equivalente a exigirle higiene a un cerdo. Entre fotografías de culos y problemas de ética, la situación política en Puerto Rico se desplaza a una velocidad de miedo hacia una absoluta estagnación...como la que sufre desde hace décadas. Al final del día, lo más jocoso es que a esta panda de cretinos nadie les dio el voto y llegaron a sus puestos por arte de magia...
3. Aparecen fotos de Scarlett Johansson en pelotas. Al que esto le parezca noticia, que tire la primera piedra. Cuando les roben fotos en pelotas del celular a Judith Butler o Gloria Steinem, me avisan.
4. Nominan a Calle 13 a 10 Latin Grammys. Si los Grammy han pasado a ser un chiste, los Latin Grammy son como un chiste viejo y del mal gusto del que se entera menos gente. Que músicos de verdad como Caetano Veloso, Paquito D'Rivera y el gran Rubén Blades se presten de vez en cuando para este tipo de premiación es una pena. Espero que grandes figuras de la música como Calle 13, Wisin y Yandel, Los Tigres del Norte, Alejandra Guzmán y Ricky Martin ganen muchos pequeños gramófonos de esos. ¿Que cuán insignificantes son estos premios? Bueno, pues me parece inteligente que me pregunten a mi, que me gano la vida escribiendo sobre música. Aquí les dejo mi contestación: el imbécil de Ricardo Arjona tiene dos.
5. Pensaba comentar algo sobre la demanda de Britto, pero me importa tan poco que prefiero sacudir la cabeza y reírme.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Buscapié: Celebdeidad
En palabras de Fito Páez:
Nuevo es este cielo, es nuevo para mi.
Dos torres calleron lo siento por ti,
en fin no hay nada nuevo
ni más antiguo que el sol,
son dos pibes haciendo el amor...
Que otros se concentren en el pasado: you miro el presente y lo que implica para nuestro futuro...
11 Septiembre 2011
Celebdeidad
Gabino Iglesias
Malas noticias: falló plenariamente el rezo incansable. De un cielo desahuciado no caen oportunidades de empleo, hablar en lenguas no incrementa la cuenta de banco (excepto la de los falsos profetas) y las puertas del averno parecen yacer abiertas en cada esquina.
Sin embargo, la desesperación se esfuma de inmediato cuando, en medio de esa insoportable situación, llega como espíritu santo embutido en trapos de diseñador alguna celebdeidad. ¡Ah, esa caricia distante de lo imposible!
Con sólo desearlo la celebdeidad convierte un divorcio ajeno en causa de pesares propios y un amor extraño lo sentimos como nuestro.
La foto de un ser supremo en bikini adorna múltiples portadas y se olvida ante esa plástica y quimérica perfección cualquier indicio de alta presión. Ante la muerte de algunos niños en África, otra celebdeidad se viste con carne y nos enseña el verdadero significado de la ironía.
Alguna celebdeidad con voz de gato en plena violación se apunta otro galardón a su lista, otra gasta en zapatos la deuda externa de Haití y algún adonis desviste su torso para reanimar los sueños de las amas de casa.
Mientras una celebdeidad cuelga en el ojo público su ropa interior y alguna otra prescinde de la misma para aumentar su santidad, las masas imploran por más con el hocico abierto y los ojos cerrados. Más tarde, cebados todos de la gloria inmerecida de sus dioses, se da la vuelta la masa y se regocija con el regalo perfecto, el que nos permite volver a los más hondo y hediondo de la cuneta con la certeza de que las celebdeidades está al alcance de nuestra mugre: un desvarío imperdonable, una mentira destapada, una foto comprometedora, una celulitis desvelada o la aparición rojiza de una psoriasis común y corriente.
En algún lugar oscuro y lleno de azufre, se escuchan las palabras de un profeta alcohólico con cara de desastre: “En un lugar donde las masas elevan a los ineptos a la categoría de héroes ricos”.
El autor es estudiante doctoral.
Aquí está el original.
Nuevo es este cielo, es nuevo para mi.
Dos torres calleron lo siento por ti,
en fin no hay nada nuevo
ni más antiguo que el sol,
son dos pibes haciendo el amor...
Que otros se concentren en el pasado: you miro el presente y lo que implica para nuestro futuro...
11 Septiembre 2011
Celebdeidad
Gabino Iglesias
Malas noticias: falló plenariamente el rezo incansable. De un cielo desahuciado no caen oportunidades de empleo, hablar en lenguas no incrementa la cuenta de banco (excepto la de los falsos profetas) y las puertas del averno parecen yacer abiertas en cada esquina.
Sin embargo, la desesperación se esfuma de inmediato cuando, en medio de esa insoportable situación, llega como espíritu santo embutido en trapos de diseñador alguna celebdeidad. ¡Ah, esa caricia distante de lo imposible!
Con sólo desearlo la celebdeidad convierte un divorcio ajeno en causa de pesares propios y un amor extraño lo sentimos como nuestro.
La foto de un ser supremo en bikini adorna múltiples portadas y se olvida ante esa plástica y quimérica perfección cualquier indicio de alta presión. Ante la muerte de algunos niños en África, otra celebdeidad se viste con carne y nos enseña el verdadero significado de la ironía.
Alguna celebdeidad con voz de gato en plena violación se apunta otro galardón a su lista, otra gasta en zapatos la deuda externa de Haití y algún adonis desviste su torso para reanimar los sueños de las amas de casa.
Mientras una celebdeidad cuelga en el ojo público su ropa interior y alguna otra prescinde de la misma para aumentar su santidad, las masas imploran por más con el hocico abierto y los ojos cerrados. Más tarde, cebados todos de la gloria inmerecida de sus dioses, se da la vuelta la masa y se regocija con el regalo perfecto, el que nos permite volver a los más hondo y hediondo de la cuneta con la certeza de que las celebdeidades está al alcance de nuestra mugre: un desvarío imperdonable, una mentira destapada, una foto comprometedora, una celulitis desvelada o la aparición rojiza de una psoriasis común y corriente.
En algún lugar oscuro y lleno de azufre, se escuchan las palabras de un profeta alcohólico con cara de desastre: “En un lugar donde las masas elevan a los ineptos a la categoría de héroes ricos”.
El autor es estudiante doctoral.
Aquí está el original.
miércoles, 31 de agosto de 2011
Discrimen
Esta semana me enteré de que Planet Fitness, una ridícula cadena de "gimnasios" americanos en donde sirven pizza y las máquinas parecen mueblos posmodernos de una película de Kubrick, va para Puerto Rico. El local abrirá en Carolina y estoy seguro de que, para no variar, una sarta de gente hará fila afuera para apuntarse en la última mierda gringa en pisar suelo boricua. Aunque este tema ya se ha tratado aquí anteriormente, hoy lo que me preocupa es otra cosa: el discrimen. Discriminar contra alguien, ya sea por raza, genero, edad o sexualidad, es una soberana tontería. En el caso de Planet Fitness, el discrimen es contra individuos como yo sin importar ninguna de las anteriores.
Los imbeciles de Planet Fitness tiene una política en contra de cualquiera que levante un peso que lo haga gruñir, cualquiera que se vea en la obligación de dejar caer un par de cientos de libras al terminar un set y de cualquiera que posea una dimensiones un poco más grandes de las "normales" (y no me refiero a los gorditos).
Como culturista, como entrenador personal certificado por ATI, como amante del hierro y como tipo con problemas para encontrar camisas, esto me revienta. La cadena incluso a realizado anuncios de televisión y de radio en los que se burlan de aquellos que en primer lugar deben ocupar un gimnasio. "If you're IQ is lower than your BMI, planet fitness is not right for you," dice el anuncio de radio. ¿Qué relación hay entre el índice de masa corporal y el coeficiente intelectual? Eso jamás me lo enseñaron cuando me certifiqué.
En la página de la compañía aparece esta barrabasada: "Planet Fitness is known for a lot of things – our absurdly low prices, our Lunk™ Alarm, and most of all perhaps, for our Judgement Free Zone® philosophy, which means members can relax, get in shape, and have fun without being subjected to the hard-core, look-at-me attitude that exists in too many gyms." ¿Cómo coño funciona eso de relajarse y ponerse en forma? Uno se relaja leyendo un libro o viendo una película, no entrenando. ¿Cómo se puede ser una "zona libre de prejuicios" cuando no me dejas entrenar a mi en tu "gimnasio"?
Los atropellos a la razón son muchos más de los que voy a nombrar aquí, pero me los dejo en el tintero. No quiero aburrirlos con un tema que sólo me llega a la cabeza en días como hoy, cuando tengo que aguantar a un par de cientos de novatos dando vueltas y estorbando en el gimnasio de la universidad como si fueran animalitos recién soltados dentro de una jaula nueva. El punto es que me gustaría que los lectores de este foro mandaran a Planet Fitness a la mierda y regaran la voz. Si un gimnasio decide hacer lo mismo con los gordos, tendríamos una demanda antes del fin del primer día de operaciones.
Mientras convenzo a mi editora de que me deje escribir algo sobre esto, sólo me queda el consuelo de que un par de amigos del gimnasio, todos muy bien alimentaditos, ya me dijeron que irían conmigo a un Planet Fitness a entrenar como lo hacemos en la universidad y a ver cuál intelectual de esos que se relaja para ponerse en forma nos saca de allí. A lo mejor es una medida tonta pero no se puede esperar más de un tipo con callos en las manos que usa camisas XXL.
Los imbeciles de Planet Fitness tiene una política en contra de cualquiera que levante un peso que lo haga gruñir, cualquiera que se vea en la obligación de dejar caer un par de cientos de libras al terminar un set y de cualquiera que posea una dimensiones un poco más grandes de las "normales" (y no me refiero a los gorditos).
Como culturista, como entrenador personal certificado por ATI, como amante del hierro y como tipo con problemas para encontrar camisas, esto me revienta. La cadena incluso a realizado anuncios de televisión y de radio en los que se burlan de aquellos que en primer lugar deben ocupar un gimnasio. "If you're IQ is lower than your BMI, planet fitness is not right for you," dice el anuncio de radio. ¿Qué relación hay entre el índice de masa corporal y el coeficiente intelectual? Eso jamás me lo enseñaron cuando me certifiqué.
En la página de la compañía aparece esta barrabasada: "Planet Fitness is known for a lot of things – our absurdly low prices, our Lunk™ Alarm, and most of all perhaps, for our Judgement Free Zone® philosophy, which means members can relax, get in shape, and have fun without being subjected to the hard-core, look-at-me attitude that exists in too many gyms." ¿Cómo coño funciona eso de relajarse y ponerse en forma? Uno se relaja leyendo un libro o viendo una película, no entrenando. ¿Cómo se puede ser una "zona libre de prejuicios" cuando no me dejas entrenar a mi en tu "gimnasio"?
Los atropellos a la razón son muchos más de los que voy a nombrar aquí, pero me los dejo en el tintero. No quiero aburrirlos con un tema que sólo me llega a la cabeza en días como hoy, cuando tengo que aguantar a un par de cientos de novatos dando vueltas y estorbando en el gimnasio de la universidad como si fueran animalitos recién soltados dentro de una jaula nueva. El punto es que me gustaría que los lectores de este foro mandaran a Planet Fitness a la mierda y regaran la voz. Si un gimnasio decide hacer lo mismo con los gordos, tendríamos una demanda antes del fin del primer día de operaciones.
Mientras convenzo a mi editora de que me deje escribir algo sobre esto, sólo me queda el consuelo de que un par de amigos del gimnasio, todos muy bien alimentaditos, ya me dijeron que irían conmigo a un Planet Fitness a entrenar como lo hacemos en la universidad y a ver cuál intelectual de esos que se relaja para ponerse en forma nos saca de allí. A lo mejor es una medida tonta pero no se puede esperar más de un tipo con callos en las manos que usa camisas XXL.
domingo, 21 de agosto de 2011
Aquí vamos otra vez
Sentado en un salón de clase escuchando a dos novatos contarle mentiras a un grupo de recién nacidos asustados me inundó la cabeza un pensamiento horrible: esto es el principio del fin del verano. Una vacua orientación desorientada en donde se repitió lo mismo que en las anteriores tres a las que me han obligado a asistir: triste fin a un tiempo feliz. Con la realización de que empieza el semestre encima de la espalda como una toalla fría cerré los ojos y revisé mi batería: todo listo para otro año escolar.
Llevo tres meses leyendo como un poseído, viendo películas cuando me da la gana, entregándome a Morfeo las pocas veces que se digna a visitarme, explorando música nueva a diario, escribiendo sin parar y caminando por el mundo con el paso firme y sereno del que sabe que al final siempre hay otro día para preocuparse de las nimiedades. Ahora me salta a la nariz el hedor de un nuevo comienzo, de un semestre lleno de preguntas e individuos por conocer y de dos clases llenas de personas que, si la voz de la experiencia no me falla, tenderán en su mayoría a la estupidez insulsa de todos los jóvenes ajenos al mundo, a la lucha, a la lectura y a la vida real.
Sumo este verano, mi primero en Austin sin una visita a casa, a tantos otros veranos en la playa o en España. Inhalo fuerte y aprieto los puños. Espero con ansias locas el primer golpe. Aquí vamos otra vez.
Llevo tres meses leyendo como un poseído, viendo películas cuando me da la gana, entregándome a Morfeo las pocas veces que se digna a visitarme, explorando música nueva a diario, escribiendo sin parar y caminando por el mundo con el paso firme y sereno del que sabe que al final siempre hay otro día para preocuparse de las nimiedades. Ahora me salta a la nariz el hedor de un nuevo comienzo, de un semestre lleno de preguntas e individuos por conocer y de dos clases llenas de personas que, si la voz de la experiencia no me falla, tenderán en su mayoría a la estupidez insulsa de todos los jóvenes ajenos al mundo, a la lucha, a la lectura y a la vida real.
Sumo este verano, mi primero en Austin sin una visita a casa, a tantos otros veranos en la playa o en España. Inhalo fuerte y aprieto los puños. Espero con ansias locas el primer golpe. Aquí vamos otra vez.
domingo, 14 de agosto de 2011
Buscapié: Playa
Aquí les dejo una columna inspirida por algunas imágenes que otros compañeros blogueros han sido tan amables de compartir.
En otras noticias, ya estoy completamente mudado, conectado al ciberespacio y listo para volver a escribir en este espacio más a menudo.
14 Agosto 2011
Playa
Gabino Iglesias
El periódico da indicios de que se acaban las vacaciones. Ante la dolorosa realidad de que el verano es una veleidad literaria creada por aquellos que no viven de cheque en cheque, a Pepe se le antoja súbitamente un día de playa. Con la economía por el piso y los gatilleros del patio en acelerada carrera por romper todos los récords de asesinatos, Pepe confía en que Puerto Rico aún tiene mucho que ofrecer. Si bien la calle da asco, nadie despinta la hermosura de los recursos naturales de la Isla del Encanto.
Mientras coloca las cervezas en simétricas líneas en el fondo de la neverita, Pepe piensa en esa húmeda orgía de verdes que es el Yunque, en la delicia que es nadar entre manglares en la Isla de Guilligan y en el placer que siente al hundir los pies en la arena de la orilla. Pepe sonríe, apretuja a su familia en el carro y parte con rumbo fijo, los cristales abajo y Roberto Roena en sus bocinas.
En la playa no hay sitio. Donde no se levanta un montículo de basura hay una carpa y donde no hay carpa hay grupos de tollas alrededor de una nevera. Finalmente Pepe consigue ubicar a los suyos en seis pies cuadrados de arena. En cuanto desenfunda el pie de sus chanclas metedeo estalla el machacón bajo de un reggaetón cercano. Alaridos salvajes detonan un segundo después. Entre una muchedumbre alborotada se mueve una chica. Sus torpes movimientos dejan clara su embriaguez y sus eléctricos movimientos pélvicos asustan a cualquiera. Un turista, atrapado entre el miedo y la curiosidad mórbida, saca fotos con su teléfono.
Pepe se mueve cuando a la bailarina se le sale un seno de su diminuto bikini y los que la rodean emiten sonidos equivalentes a los de una manada de orangutanes al oír un disparo. La movida es inútil y la escena se repite más adelante.
De camino a casa, Pepe comienza a entender por qué los que tienen vacaciones siempre se suben en un avión.
El autor es estudiante doctoral.
En otras noticias, ya estoy completamente mudado, conectado al ciberespacio y listo para volver a escribir en este espacio más a menudo.
14 Agosto 2011
Playa
Gabino Iglesias
El periódico da indicios de que se acaban las vacaciones. Ante la dolorosa realidad de que el verano es una veleidad literaria creada por aquellos que no viven de cheque en cheque, a Pepe se le antoja súbitamente un día de playa. Con la economía por el piso y los gatilleros del patio en acelerada carrera por romper todos los récords de asesinatos, Pepe confía en que Puerto Rico aún tiene mucho que ofrecer. Si bien la calle da asco, nadie despinta la hermosura de los recursos naturales de la Isla del Encanto.
Mientras coloca las cervezas en simétricas líneas en el fondo de la neverita, Pepe piensa en esa húmeda orgía de verdes que es el Yunque, en la delicia que es nadar entre manglares en la Isla de Guilligan y en el placer que siente al hundir los pies en la arena de la orilla. Pepe sonríe, apretuja a su familia en el carro y parte con rumbo fijo, los cristales abajo y Roberto Roena en sus bocinas.
En la playa no hay sitio. Donde no se levanta un montículo de basura hay una carpa y donde no hay carpa hay grupos de tollas alrededor de una nevera. Finalmente Pepe consigue ubicar a los suyos en seis pies cuadrados de arena. En cuanto desenfunda el pie de sus chanclas metedeo estalla el machacón bajo de un reggaetón cercano. Alaridos salvajes detonan un segundo después. Entre una muchedumbre alborotada se mueve una chica. Sus torpes movimientos dejan clara su embriaguez y sus eléctricos movimientos pélvicos asustan a cualquiera. Un turista, atrapado entre el miedo y la curiosidad mórbida, saca fotos con su teléfono.
Pepe se mueve cuando a la bailarina se le sale un seno de su diminuto bikini y los que la rodean emiten sonidos equivalentes a los de una manada de orangutanes al oír un disparo. La movida es inútil y la escena se repite más adelante.
De camino a casa, Pepe comienza a entender por qué los que tienen vacaciones siempre se suben en un avión.
El autor es estudiante doctoral.
miércoles, 27 de julio de 2011
La columna prohibida
Después de un año y medio de columnas en El Nuevo Día, finalmente logré apretar los botones que les obligaron a devolverme una columna sin publicar y a pedir que escribiera otra. Aquí se las dejo para que juzguen...
Escena
Gabino Iglesias
INT. BANCO -DIA.
Un futuro cercano. Una mujer joven pero maltrecha hace la fila del banco. Está embarazada. Tres niños pequeños, dos niños y una niña, corren a su alrededor. La mujer mastica chicle. Lleva una camiseta percudida, pantalones cortos de licra incapaces de contener su celulitis, un "dubi" y chancletas "metedeo." Le habla a una dama mayor de edad que hace la fila delante de ella.
JOVEN
Ay bendito, esta condená fila no avanza. Más vale que la tipa esa me dé mis chavos y no como la otra vez que me dijo que y que tenía que pagal pa' sacarlo to. Sin esos chavos no voy a podel pagal los pasajes míos y de los nenes.
DAMA
¿A dónde va a viajar?
JOVEN
Pues mija, pa' Santo Domingo. La hermana mía se fue pa'lla hacen unos meses y le va lo más bien. Ya ella sabe donde es que uno puede pedir cupones y eso. Ella me llamó y me dijo que me fuera con ella polque aquí la cosa aquí está demasio de mala. Al principio yo no me quería ir polque, tú sabes, los dominicanos no son tan inteligentes como nojotros y eso pero na, al final decidí ilme polque me bajaron los cupones por la crisis y no me da pa pagal el cable, el carro, el intelnet y el celulal. Al pai del nene grande lo mataron hace un año, el de la nena era senador pero calló preso y el otro no me pasa na. Viste, yo podría pedirle chavos por corte pero a mi no me gusta eso de tenel que estal mendingándole a un hombre. Pero anyway, me quiero il. Imagínate que el fin de semana pasao mataron a nueve chamacos de pol casa. Te digo que la cosa está mala y el gobielno no está haciendo na pa resolvel. Ya ni universidad hay pa que los nenes vayan...
DAMA
¿Y dónde tu vives?
JOVEN
Ahí en Condado...
Escena
Gabino Iglesias
INT. BANCO -DIA.
Un futuro cercano. Una mujer joven pero maltrecha hace la fila del banco. Está embarazada. Tres niños pequeños, dos niños y una niña, corren a su alrededor. La mujer mastica chicle. Lleva una camiseta percudida, pantalones cortos de licra incapaces de contener su celulitis, un "dubi" y chancletas "metedeo." Le habla a una dama mayor de edad que hace la fila delante de ella.
JOVEN
Ay bendito, esta condená fila no avanza. Más vale que la tipa esa me dé mis chavos y no como la otra vez que me dijo que y que tenía que pagal pa' sacarlo to. Sin esos chavos no voy a podel pagal los pasajes míos y de los nenes.
DAMA
¿A dónde va a viajar?
JOVEN
Pues mija, pa' Santo Domingo. La hermana mía se fue pa'lla hacen unos meses y le va lo más bien. Ya ella sabe donde es que uno puede pedir cupones y eso. Ella me llamó y me dijo que me fuera con ella polque aquí la cosa aquí está demasio de mala. Al principio yo no me quería ir polque, tú sabes, los dominicanos no son tan inteligentes como nojotros y eso pero na, al final decidí ilme polque me bajaron los cupones por la crisis y no me da pa pagal el cable, el carro, el intelnet y el celulal. Al pai del nene grande lo mataron hace un año, el de la nena era senador pero calló preso y el otro no me pasa na. Viste, yo podría pedirle chavos por corte pero a mi no me gusta eso de tenel que estal mendingándole a un hombre. Pero anyway, me quiero il. Imagínate que el fin de semana pasao mataron a nueve chamacos de pol casa. Te digo que la cosa está mala y el gobielno no está haciendo na pa resolvel. Ya ni universidad hay pa que los nenes vayan...
DAMA
¿Y dónde tu vives?
JOVEN
Ahí en Condado...
jueves, 14 de julio de 2011
Decimosexto Buscapié
14 Julio 2011
Machete
Gabino Iglesias
Son pocos los instrumentos de trabajo que han sufrido una transformación degenerativa tan lastimera como la del machete. Otrora símbolo de trabajo duro y elemento sine qua non del imperfecto desarrollo de Puerto Rico (cosa que trasciende banales líneas politiqueras), hoy este cortante utensilio va atado a cosas que opacan su rol en nuestra historia: un filme de Robert Rodríguez (lo mejorcito de la lista), una canción de Daddy Yankee y una colección espeluznante de vulgares asesinatos.
Tampoco podemos olvidar ese machete orgulloso y severo que representaba a los Macheteros, hoy venido a menos y convertido en baratija curiosa de producción masiva que se consigue en cualquier fiesta patronal. Ese machetito que cuelga del cuello de cualquiera, ¿es el mismo que se supone que les daría a los Macheteros la libertad que tanto anhelaban? Ante una sarta de políticos infames y una ola criminal peor que cualquier situación política, la liberación que ansío no tiene que ver con Estados Unidos; tiene que ver con la creación de empleos, el fin de la corrupción y tener mucho menos de 600 asesinatos. Si ahora los machetes sólo sirven para acabar con algo, ¡empuñémoslos en la dirección correcta!
Pobre machete: de ser una herramienta de trabajo pasó a ser símbolo político (cosa que ya es un descenso en cualquier escala de valores), y por último se convirtió en pedestre arma blanca en las pezuñas de fogosos descerebrados con sed de sangre y “vendetta”. Ante esta historia no me queda más que imaginar el machete como símbolo perfecto del Puerto Rico de hoy: un pasado de hierro, sudor y lucha convertido en una canción de reguetón con la blandengue consistencia de un espagueti cocinado.
Me queda el consuelo de que Lola Rodríguez de Tió no está viva para ver que “nuestro machete afilado está” ya no es más que un sueño casi olvidado y que las luchas de hoy nada tienen que ver con un imperio invasor y tiene todo que ver con un país que se carcome a sí mismo.
n El autor es estudiante doctoral.
Para no variar, desde temprano han estado los genios políticos del país intentando hacer parecer que el maligno imperio Americano es lo que nos tiene jodidos y no nuestros líderes políticos, sarta de cuponeros, horrible estado de la educación y actitud despreocupada ante la vida. Pueden leer el original y los brillantes comentarios aquí.
Machete
Gabino Iglesias
Son pocos los instrumentos de trabajo que han sufrido una transformación degenerativa tan lastimera como la del machete. Otrora símbolo de trabajo duro y elemento sine qua non del imperfecto desarrollo de Puerto Rico (cosa que trasciende banales líneas politiqueras), hoy este cortante utensilio va atado a cosas que opacan su rol en nuestra historia: un filme de Robert Rodríguez (lo mejorcito de la lista), una canción de Daddy Yankee y una colección espeluznante de vulgares asesinatos.
Tampoco podemos olvidar ese machete orgulloso y severo que representaba a los Macheteros, hoy venido a menos y convertido en baratija curiosa de producción masiva que se consigue en cualquier fiesta patronal. Ese machetito que cuelga del cuello de cualquiera, ¿es el mismo que se supone que les daría a los Macheteros la libertad que tanto anhelaban? Ante una sarta de políticos infames y una ola criminal peor que cualquier situación política, la liberación que ansío no tiene que ver con Estados Unidos; tiene que ver con la creación de empleos, el fin de la corrupción y tener mucho menos de 600 asesinatos. Si ahora los machetes sólo sirven para acabar con algo, ¡empuñémoslos en la dirección correcta!
Pobre machete: de ser una herramienta de trabajo pasó a ser símbolo político (cosa que ya es un descenso en cualquier escala de valores), y por último se convirtió en pedestre arma blanca en las pezuñas de fogosos descerebrados con sed de sangre y “vendetta”. Ante esta historia no me queda más que imaginar el machete como símbolo perfecto del Puerto Rico de hoy: un pasado de hierro, sudor y lucha convertido en una canción de reguetón con la blandengue consistencia de un espagueti cocinado.
Me queda el consuelo de que Lola Rodríguez de Tió no está viva para ver que “nuestro machete afilado está” ya no es más que un sueño casi olvidado y que las luchas de hoy nada tienen que ver con un imperio invasor y tiene todo que ver con un país que se carcome a sí mismo.
n El autor es estudiante doctoral.
Para no variar, desde temprano han estado los genios políticos del país intentando hacer parecer que el maligno imperio Americano es lo que nos tiene jodidos y no nuestros líderes políticos, sarta de cuponeros, horrible estado de la educación y actitud despreocupada ante la vida. Pueden leer el original y los brillantes comentarios aquí.
sábado, 9 de julio de 2011
Transgresiones literarias
Después de mucho leer opté por torcerle el cuello al cisne. Si bien mi corazón está atado a clásicos de la talla de Hemingway y Unamuno, la realidad es que siempre me sentí atraído por los transgresores. Bukowski, Miller, Pynchon, Celine y muchos más me llenaron por mucho tiempo y me enseñaron que la mejor literatura es aquella que crea nuevos espacios mientras destroza los convencionalismos de su tiempo. Eso me obligó a buscar los equivalentes de esos grandes genios en la literatura contemporánea. Como todo lector asiduo de este espacio sabe, esa búsqueda me llevó lejos de los favoritos del mercado, la blandenguería de las tiendas de libros de siempre, las listas de los más vendidos, la mediocridad reciclada, la babosearía celebrada por las masas que se cantan diferentes y la diarrea mental de los círculos de intelectuales posmodernos de poca educación y mucho grito.
Ahora llevo casi un año sumergido en los espacios de transgresión mas radicales de la nación americana. El viaje es uno que no veo acabándose pronto. De hecho, fiel a esa proclividad por compartir mi opinión que me caracteriza y que tantos enemigos me gana, he logrado posicionarme dentro de una nueva identidad: crítico literario.
Mi nueva misión incluye usar los foros que se me ofrecen para exponer a quienes me leen a esa escritura aterradora, violenta, subversiva, jocosa, visceral y distinta que se da en los márgenes de lo aceptado y de los sosos gustos del pensamiento prevaleciente.
Aquí les dejo una muestra.
De el Austin Post:
1. "The Morbidly Obese Ninja," de Carlton Mellick
2. "Jimmy Plush, Teddy Bear Detective," de Garrett Cook
3. "The German," de Lee Thomas
De Horrorphilia.com:
1. "Carnal Surgery," de Edward Lee
2. "Fear Me," de Tim Curran
De HorrorTalk.com:
1. "Whargoul," de David Brockie
Ahora llevo casi un año sumergido en los espacios de transgresión mas radicales de la nación americana. El viaje es uno que no veo acabándose pronto. De hecho, fiel a esa proclividad por compartir mi opinión que me caracteriza y que tantos enemigos me gana, he logrado posicionarme dentro de una nueva identidad: crítico literario.
Mi nueva misión incluye usar los foros que se me ofrecen para exponer a quienes me leen a esa escritura aterradora, violenta, subversiva, jocosa, visceral y distinta que se da en los márgenes de lo aceptado y de los sosos gustos del pensamiento prevaleciente.
Aquí les dejo una muestra.
De el Austin Post:
1. "The Morbidly Obese Ninja," de Carlton Mellick
2. "Jimmy Plush, Teddy Bear Detective," de Garrett Cook
3. "The German," de Lee Thomas
De Horrorphilia.com:
1. "Carnal Surgery," de Edward Lee
2. "Fear Me," de Tim Curran
De HorrorTalk.com:
1. "Whargoul," de David Brockie
viernes, 24 de junio de 2011
Treinta tulipanes
El reloj ya marca más de las doce. Cualquier otro día el significado de esto sería casi nulo: otra transición que me agarra leyendo o escribiendo. No obstante, hoy la historia es otra: me toca cumplir años...otra vez. Treinta tulipanes y contando.
Aunque prefiero invertir mi tiempo en otros menesteres, en días como este me obligo a hacer recuento. Tengo más o menos las mismas cicatrices del año pasado, no paso hambre y mis viejos están vivos. Mis amigos son mis hermanos y aún retienen la capacidad de sonreír, me gano la vida haciendo lo que me gusta y nunca me falta un buen libro que leer. Vivo sumergido en la música, hay cerveza fría en la nevera y vivo con una compañera que en algunas ocasiones logra entenderme. He logrado convertir el sarcasmo en un deporte en el que destaco y me he pulido en el arte de huir sistemáticamente de la estupidez. Nada mal si consideramos que para empezar a entender algo hay que vivir unas cinco décadas.
Es viernes y más allá de los confines de mi apartamento hay una ciudad que estalla en pequeñas celebraciones privadas y en masivos eventos cuyo motor es el asesinato, dulce aunque pasajero, del ocio. Sin embargo yo estoy solo con un par de ideas y la magia de Mingus. No se me antojan bullicios desmedidos y celebraciones extemporáneas que pretenden esconder realidades tangibles. Podrá ser que estoy un año más agrio, o un año mas sabio, pero me parece que a veces basta con sonrisa sardónica lanzada contra un muro en soledad para celebrar todo lo que nos da la vida.
Dentro de un rato me meteré en la cama, arrastrando conmigo unos huesos que continúan desgastándose a pesar de cualquier esfuerzo por evitarlo, y llenaré mi cabeza con tardes de playa, barbacoas con la gente que quiero y algún que otro plan para el futuro. Cuando me levante usaré el día para explorar algún rincón del mundo que aún me sea extraño y luego me beberé algo a mi salud.
Treinta tulipanes y dando guerra. Treinta estacas y sigo sin poner la rodilla en el suelo. Treinta años y sigo vivo.
De regalo les dejo una cita de Celine que publiqué en el 2009 el día de mi cumpleaños. Si algo he aprendido en estas tres décadas es a ofender con propósito, a escoger mis batallas y a acercarme a cada cosa desde el punto de vista más torcido. En esa locura he encontrado mis retazos de paz.
"... the only true manifestations of our innermost being are war and insanity, those two absolute nightmares." (Journey To The End Of The Night, p. 359)
Aunque prefiero invertir mi tiempo en otros menesteres, en días como este me obligo a hacer recuento. Tengo más o menos las mismas cicatrices del año pasado, no paso hambre y mis viejos están vivos. Mis amigos son mis hermanos y aún retienen la capacidad de sonreír, me gano la vida haciendo lo que me gusta y nunca me falta un buen libro que leer. Vivo sumergido en la música, hay cerveza fría en la nevera y vivo con una compañera que en algunas ocasiones logra entenderme. He logrado convertir el sarcasmo en un deporte en el que destaco y me he pulido en el arte de huir sistemáticamente de la estupidez. Nada mal si consideramos que para empezar a entender algo hay que vivir unas cinco décadas.
Es viernes y más allá de los confines de mi apartamento hay una ciudad que estalla en pequeñas celebraciones privadas y en masivos eventos cuyo motor es el asesinato, dulce aunque pasajero, del ocio. Sin embargo yo estoy solo con un par de ideas y la magia de Mingus. No se me antojan bullicios desmedidos y celebraciones extemporáneas que pretenden esconder realidades tangibles. Podrá ser que estoy un año más agrio, o un año mas sabio, pero me parece que a veces basta con sonrisa sardónica lanzada contra un muro en soledad para celebrar todo lo que nos da la vida.
Dentro de un rato me meteré en la cama, arrastrando conmigo unos huesos que continúan desgastándose a pesar de cualquier esfuerzo por evitarlo, y llenaré mi cabeza con tardes de playa, barbacoas con la gente que quiero y algún que otro plan para el futuro. Cuando me levante usaré el día para explorar algún rincón del mundo que aún me sea extraño y luego me beberé algo a mi salud.
Treinta tulipanes y dando guerra. Treinta estacas y sigo sin poner la rodilla en el suelo. Treinta años y sigo vivo.
De regalo les dejo una cita de Celine que publiqué en el 2009 el día de mi cumpleaños. Si algo he aprendido en estas tres décadas es a ofender con propósito, a escoger mis batallas y a acercarme a cada cosa desde el punto de vista más torcido. En esa locura he encontrado mis retazos de paz.
"... the only true manifestations of our innermost being are war and insanity, those two absolute nightmares." (Journey To The End Of The Night, p. 359)
domingo, 12 de junio de 2011
Decimoquinto Buscapié
Aquí les dejo mi pequeña celebración de las donitas esas. Pronto escribiré algo para festejar las cinco horas que Obama ve a pasar en PR recogiendo el cheque. Por mi madre que la estupidez debería causar cáncer de culo.
12 Junio 2011
Ciudadano
Gabino Iglesias
Olvida la política. Engaveta las preguntas irritantes. Entrégate de lleno al consumismo desmedido: ahí radica la verdadera razón de ser de un ciudadano. Es hora de festejar que ya no somos un país tercermundista. Da gusto ver cómo el desarrollo arropa la isla de un extremo al otro. Donas, pollo frito, tecnología punta y la promesa jugosa de comida italiana de imitación y ropa interior de la tienda ésa del gran secreto, meca de toda puertorriqueña que se respete, son muestras más que suficientes para que el orgullo patrio estalle en nuestros pechos.
Gracias a la gesta de grandes políticos de primera como Thomas Rivera Schatz, Jorge Santini y Evelyn Vázquez, Puerto Rico está cada vez más cerca de ser un estado de la nación americana, por la menos en lo que respecta a un par de tiendas.
Si esto te excita, ¿qué importa que realmente no aporten valor al país, no adelanten el fin del desempleo, no promuevan la educación o no expliquen las finanzas del Chuchin? ¡Ya casi somos gente!
Si sientes que la pobreza, la falta de instrucción, el exceso de cuponeros y los embarazos de jovencitas empiezan a afectarte, no desesperes: pronto alguna tienda nueva de ésas que visitas en tus viajecitos a Disney, abrirá cerca de ti.
Si tu situación actual te hace sentir un vacío existencial como el que otrora se abría entre los instrumentos de trabajo de Maripily, ya puedes conseguir deliciosas roscas cuyas 200 calorías, 95 miligramos de sodio, 22 gramos de carbohidratos y 10 gramos de azúcar son más que suficiente para hacerte sentir mejor y llenar ese vacío.
Yo te soy sincero, este mes me mataron dos panas y me perdí el funeral de mi abuelita por estar acampando, pero te juro que un sólo bocado glorioso de una dona gringa me hizo olvidarlo todo.
Si no me crees chequea todos mis “updates” en Facebook. Te lo digo, a este paso este país va pa' arriba y no hay quien lo detenga.
n El autor es estudiante doctoral.
Ver el original aquí
12 Junio 2011
Ciudadano
Gabino Iglesias
Olvida la política. Engaveta las preguntas irritantes. Entrégate de lleno al consumismo desmedido: ahí radica la verdadera razón de ser de un ciudadano. Es hora de festejar que ya no somos un país tercermundista. Da gusto ver cómo el desarrollo arropa la isla de un extremo al otro. Donas, pollo frito, tecnología punta y la promesa jugosa de comida italiana de imitación y ropa interior de la tienda ésa del gran secreto, meca de toda puertorriqueña que se respete, son muestras más que suficientes para que el orgullo patrio estalle en nuestros pechos.
Gracias a la gesta de grandes políticos de primera como Thomas Rivera Schatz, Jorge Santini y Evelyn Vázquez, Puerto Rico está cada vez más cerca de ser un estado de la nación americana, por la menos en lo que respecta a un par de tiendas.
Si esto te excita, ¿qué importa que realmente no aporten valor al país, no adelanten el fin del desempleo, no promuevan la educación o no expliquen las finanzas del Chuchin? ¡Ya casi somos gente!
Si sientes que la pobreza, la falta de instrucción, el exceso de cuponeros y los embarazos de jovencitas empiezan a afectarte, no desesperes: pronto alguna tienda nueva de ésas que visitas en tus viajecitos a Disney, abrirá cerca de ti.
Si tu situación actual te hace sentir un vacío existencial como el que otrora se abría entre los instrumentos de trabajo de Maripily, ya puedes conseguir deliciosas roscas cuyas 200 calorías, 95 miligramos de sodio, 22 gramos de carbohidratos y 10 gramos de azúcar son más que suficiente para hacerte sentir mejor y llenar ese vacío.
Yo te soy sincero, este mes me mataron dos panas y me perdí el funeral de mi abuelita por estar acampando, pero te juro que un sólo bocado glorioso de una dona gringa me hizo olvidarlo todo.
Si no me crees chequea todos mis “updates” en Facebook. Te lo digo, a este paso este país va pa' arriba y no hay quien lo detenga.
n El autor es estudiante doctoral.
Ver el original aquí
jueves, 2 de junio de 2011
De(A)claraciones
En un mundo donde la prensa se ha convertido en el mejor entretenimiento en términos de precio/calidad, hay que señalar lo mejor de lo peor. Aunque lo malo es mucho, lo seguidito de algunas cosas las hace caer dentro de nuestro consciente colectivo como un asqueroso virus mediático. Cada vez que me cruzo por el pasillo de la universidad con Maxwell McCombs, el padre del "agenda setting," no sé si darle un abrazo o cruzarlo con una recta. Vamos al grano.
1- Las tetas nuevas de Maripily no van a poner fin a la criminalidad ni solucionarán la apabullante crisis económica. Lo siento. Entiendo que una mujer con el coeficiente intelectual de un poste de verja que ha logrado que la llamen empresaria sin reírse es un fenómeno interesantísimo. Sin embargo, una cirugía para arreglar el agravio visual que antes llevaba en el pecho no es noticia. No quiero verla más en la prensa. Nunca. Siempre podemos soñar.
2- El Chuchin, Jorge De Castro Font y Thomas Rivera Schatz (yo lo escribo con H porque, after all, el es todo un senator). Este trío de impresentables son como una invitación a visitar el diccionario mental a ver cuántas palabras, además de las obvias, les encajan. Aquí está mi lista: atracadores, pendencieros, irrisorios, inescrupulosos, necios, bandidos, infames, truqueros, mentirosos, desvergonzados, descerebrados, timadores, canallas, mentecatos, torpes, fanfarrones, ridículos y un sinnúmero de etcéteras que alargarían este post más allá de la los limites del más paciente lector. Sin embargo, ese tríptico de desperdicios carnales está en donde está porque los votantes los pusieron ahí. No quiero escuchar nada más sobre el Bentley del Chuchin, la causa de arresto (otra vez) de De Castro Font o de las investigaciones a Schatz. Avísenme cuando los metan presos o los maten. Mientras esas buenas nuevas no llegan, no me den más información inútil. Ah, sumen a Héctor Martínez a ese grupo.
3- La cerveza Coors es una mierda que no debería ser llamada cerveza. Dicho esto, me parece una ridiculez que los boricuas se molesten por la campaña de "emborícuate." Si dijéramos que las imágenes se van a utilizar en un evento serio, perfecto. Sin embargo, la campaña se diseñó para la parada puertorra en Nueva York. Espero que este año, entre gordas que jamás han pisado la isla moviendo el expuesto saco de celulitis al ritmo del merengue dominicano bastardizado de Don Omar, una que otra violación, varias peleas, robos, vandalismo y la perenne violencia gritona del evento, por lo menos encuentren tiempo para celebrar el hecho de que la puertorriqueñidad ha logrado retener su valor ante los ojos del mundo por la eliminación de la publicidad del agua de piringa conocida como Coors. Me encanta cuando la gente se molesta por las cosas que de verdad importan.
PD. Tranquilos todos. Vengo con algo por ahí. Soy como los asesinos en serie: vivo calladito en un sitio pequeño y trabajo mientras los demás duermen. Así me gusta hacer las cosas: asegurándome de no hacer mucho barullo hasta que la bomba esté en su sitio...
1- Las tetas nuevas de Maripily no van a poner fin a la criminalidad ni solucionarán la apabullante crisis económica. Lo siento. Entiendo que una mujer con el coeficiente intelectual de un poste de verja que ha logrado que la llamen empresaria sin reírse es un fenómeno interesantísimo. Sin embargo, una cirugía para arreglar el agravio visual que antes llevaba en el pecho no es noticia. No quiero verla más en la prensa. Nunca. Siempre podemos soñar.
2- El Chuchin, Jorge De Castro Font y Thomas Rivera Schatz (yo lo escribo con H porque, after all, el es todo un senator). Este trío de impresentables son como una invitación a visitar el diccionario mental a ver cuántas palabras, además de las obvias, les encajan. Aquí está mi lista: atracadores, pendencieros, irrisorios, inescrupulosos, necios, bandidos, infames, truqueros, mentirosos, desvergonzados, descerebrados, timadores, canallas, mentecatos, torpes, fanfarrones, ridículos y un sinnúmero de etcéteras que alargarían este post más allá de la los limites del más paciente lector. Sin embargo, ese tríptico de desperdicios carnales está en donde está porque los votantes los pusieron ahí. No quiero escuchar nada más sobre el Bentley del Chuchin, la causa de arresto (otra vez) de De Castro Font o de las investigaciones a Schatz. Avísenme cuando los metan presos o los maten. Mientras esas buenas nuevas no llegan, no me den más información inútil. Ah, sumen a Héctor Martínez a ese grupo.
3- La cerveza Coors es una mierda que no debería ser llamada cerveza. Dicho esto, me parece una ridiculez que los boricuas se molesten por la campaña de "emborícuate." Si dijéramos que las imágenes se van a utilizar en un evento serio, perfecto. Sin embargo, la campaña se diseñó para la parada puertorra en Nueva York. Espero que este año, entre gordas que jamás han pisado la isla moviendo el expuesto saco de celulitis al ritmo del merengue dominicano bastardizado de Don Omar, una que otra violación, varias peleas, robos, vandalismo y la perenne violencia gritona del evento, por lo menos encuentren tiempo para celebrar el hecho de que la puertorriqueñidad ha logrado retener su valor ante los ojos del mundo por la eliminación de la publicidad del agua de piringa conocida como Coors. Me encanta cuando la gente se molesta por las cosas que de verdad importan.
PD. Tranquilos todos. Vengo con algo por ahí. Soy como los asesinos en serie: vivo calladito en un sitio pequeño y trabajo mientras los demás duermen. Así me gusta hacer las cosas: asegurándome de no hacer mucho barullo hasta que la bomba esté en su sitio...
viernes, 20 de mayo de 2011
Mañana no existe
Se acerca el fin del mundo. Otra vez. En esta edición del Apocalipsis le están prestando atención a los indios Hopi. Hoy escuché que en sus profecías, palabra que los Hopi no usan, han advertido hasta el advenimiento del Internet. De verdad he tratado de que me importe, pero no lo he logrado.
Por aquello de no negar nada de inmediato, digamos que el fin del mundo llega y un terremoto de siete pares estremece a la Pacha Mama. Lo peor que puede pasar es que las tres cuartas partes de la humanidad muera y que en ese enorme grupo se pierdan algunas vidas que valen la pena. Aparte de eso, la tierra tiene derecho a sacudirse cuando las pulgas de dos patas que la habitan no hacen más que fastidiar.
La gran broma en todo esto es que los enanos mentales que creen que llegará ese final (grupo que tienden a creer en Dios y a llamar rapto al fin del mundo) no están haciendo nada que sea digno del fin de los tiempos.
Si bien los americanos pueden ser sosos, algunas de las frases que me encuentro en este país son como deliciosos pedacitos de chocolate filosófico. Si de verdad se acerca el fin, este es mi consejo: "Do epic shit." Exacto: haz mierda épica.
Si bien el fin del mundo no va a llegar mañana, la realidad es que algún día va a llegar tu final y el mío. En el ínterin, dedícate a hacer lo que te guste y procura que siempre alcances proporciones épicas. Besa, bebe, escucha, lee, habla, pelea, disfruta, critica, come y escribe como si el fin del mundo de verdad fuera mañana.
Aquí te dejo unas palabras con luz de dos señores que me caen muy bien.
"La única manera le librarse de una tentación es sucumbir a ella." - Oscar Wilde
"El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría." - William Blake
Si aun estás sentado delante de la pantalla, no entendiste nada. Mañana no existe. Sal ahora y haz algo épico.
domingo, 8 de mayo de 2011
Decimocuarto Buscapié
08 Mayo 2011
Regulación
Gabino Iglesias
Ante la sorpresiva reacción negativa a la reglamentación que obliga a los puertorriqueños a obtener un permiso para sacar fotos en la atracción turística comúnmente denominada Viejo San Juan, hemos optado por redactar esta lista sobre permisos que pocos ciudadanos saben que necesitan.
Para jugar dominó y disfrutar de una Medalla simultáneamente, sepa usted que debe solicitar un permiso conjunto del Departamento de Recreación y Deportes y la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción.
En caso de que desee disfrutar de un coco frío y una alcapurria en el área de Piñones, visite primero las oficinas de la Compañía de Turismo y compre la licencia necesaria.
Si es usted una dama y piensa ponerse un escote o minifalda, asegúrese de que la infraestructura de su ajuar haya sido previamente aprobada por la oficina de Obras Públicas y Ornato de su municipio. De igual forma, las pipas cerveceras a nivel nacional no deberán exceder los límites de circunferencia impuestos por ley.
Miembros de las niñas y niños escuchas, estudiantes encargados de ventas de chocolate y/o rifas escolares y proveedores esporádicos de servicio de limpieza de cristales de vehículos motorizados en los semáforos deberán solicitar su licencia de vendedor ambulante en el municipio en que operen.
Toda instalación de piscinas hinchables para niños pequeños, casas de brincos para cumpleaños, columpios o construcción de casas de muñecas queda terminantemente prohibida hasta que se obtenga la documentación pertinente en ARPE.
Toda unidad parental entre cuyas labores se encuentre la eliminación de pañales usados deberá tomar los cursos correspondientes en la Junta de Calidad Ambiental.
Por último, informamos que la utilización de sombreros ridículos, camisas de flores y chancletas “mete deo”, con o sin medias, quedará reservados sólo para turistas que deseen pasear por la Isla y sacar fotos en el Viejo San Juan.
Si desea usted impugnar alguna de estas regulaciones, tenga toda su información a mano y comuníquese con el Departamento de Hacienda y/o solicite su permiso de huelga o licencia de protesta llamando a la Fuerza de Choque. Muchas gracias.
n El autor es estudiante doctoral.
La orginal le pueden leer aquí.
Regulación
Gabino Iglesias
Ante la sorpresiva reacción negativa a la reglamentación que obliga a los puertorriqueños a obtener un permiso para sacar fotos en la atracción turística comúnmente denominada Viejo San Juan, hemos optado por redactar esta lista sobre permisos que pocos ciudadanos saben que necesitan.
Para jugar dominó y disfrutar de una Medalla simultáneamente, sepa usted que debe solicitar un permiso conjunto del Departamento de Recreación y Deportes y la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción.
En caso de que desee disfrutar de un coco frío y una alcapurria en el área de Piñones, visite primero las oficinas de la Compañía de Turismo y compre la licencia necesaria.
Si es usted una dama y piensa ponerse un escote o minifalda, asegúrese de que la infraestructura de su ajuar haya sido previamente aprobada por la oficina de Obras Públicas y Ornato de su municipio. De igual forma, las pipas cerveceras a nivel nacional no deberán exceder los límites de circunferencia impuestos por ley.
Miembros de las niñas y niños escuchas, estudiantes encargados de ventas de chocolate y/o rifas escolares y proveedores esporádicos de servicio de limpieza de cristales de vehículos motorizados en los semáforos deberán solicitar su licencia de vendedor ambulante en el municipio en que operen.
Toda instalación de piscinas hinchables para niños pequeños, casas de brincos para cumpleaños, columpios o construcción de casas de muñecas queda terminantemente prohibida hasta que se obtenga la documentación pertinente en ARPE.
Toda unidad parental entre cuyas labores se encuentre la eliminación de pañales usados deberá tomar los cursos correspondientes en la Junta de Calidad Ambiental.
Por último, informamos que la utilización de sombreros ridículos, camisas de flores y chancletas “mete deo”, con o sin medias, quedará reservados sólo para turistas que deseen pasear por la Isla y sacar fotos en el Viejo San Juan.
Si desea usted impugnar alguna de estas regulaciones, tenga toda su información a mano y comuníquese con el Departamento de Hacienda y/o solicite su permiso de huelga o licencia de protesta llamando a la Fuerza de Choque. Muchas gracias.
n El autor es estudiante doctoral.
La orginal le pueden leer aquí.
viernes, 6 de mayo de 2011
Gusanos
Aquí les dejo una joya de Eric Bogosian: una pequeña contemplación sobre lo que realmente es la humanidad. El libro se llama "Mall."
"The guy pushed a stroller beside his wife, pregnant with the next stroller occupant. Mal took in the infant in the stroller. If you stopped and really looked, looked past the big eyes and wet cheeks, what was it? A grub, a human larva lying in its own damp shit.
Multiply this worm by a million. Millions of worms working their way out of millions of womb holes, eager to suck creamy tit milk, growing daily, wailing and naked in the cold smog of a high-tech world. That's all they are. Clusters of blood vessels. Food-tubes. Wriggling and screaming. With only two paths open to them, one leading to middle-class mediocrity, the other to scared-shitless poverty."
"The guy pushed a stroller beside his wife, pregnant with the next stroller occupant. Mal took in the infant in the stroller. If you stopped and really looked, looked past the big eyes and wet cheeks, what was it? A grub, a human larva lying in its own damp shit.
Multiply this worm by a million. Millions of worms working their way out of millions of womb holes, eager to suck creamy tit milk, growing daily, wailing and naked in the cold smog of a high-tech world. That's all they are. Clusters of blood vessels. Food-tubes. Wriggling and screaming. With only two paths open to them, one leading to middle-class mediocrity, the other to scared-shitless poverty."
sábado, 30 de abril de 2011
Hay un solo túnel, oscuro y solitario: el mío
Hay estaba yo, sumamente joven e impresionable. La literatura ya llevaba unos años haciéndome guiños y yo por fin estaba volcando toda mi energía y atención en lo que leía. De pronto, como un rayo que sale de la nada y devasta un árbol centenario, llego a mis manos "El Túnel" del gran Ernesto Sábato. A esa gran obra le siguieron otras como "Sobre héroes y tumbas" y "Heterodoxia." Sin embargo, mi primer encuentro con Sábato me marcó para siempre.
Más de una década y media después de haber leído "El Túnel" por primera vez leo en el periódico que Sábato a muerto. Lo primero que pensé es que no tengo amigo cercano que no me haya escuchado recitar las primeras líneas de "El Túnel":
"Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona."
Lo segundo que pensé fue en la cantidad industrial de veces en las que he usado las palabras de Juan Pablo para articular mi desagrado por las muchedumbres y grupos:
"Diré antes que nada, que detesto los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y en general esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante. Esos conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos, la repetición del tipo, la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto."
En una semana mi amigo Jacob y el maestro Ernesto Sábato se han encargado con su partida de hacer de este mundo uno un poco más mugroso, más mierdero. Con Fleet Foxes en la radio y un libro de Tony O'Neill como heroína literaria espero la llegada del lunes, festejo el incipiente final de una semana poco dadivosa y me despido de Sábato con las mismas palabras que utilicé para despedirme de Saramago: gracias por letras y hasta siempre, maestro.
Más de una década y media después de haber leído "El Túnel" por primera vez leo en el periódico que Sábato a muerto. Lo primero que pensé es que no tengo amigo cercano que no me haya escuchado recitar las primeras líneas de "El Túnel":
"Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona."
Lo segundo que pensé fue en la cantidad industrial de veces en las que he usado las palabras de Juan Pablo para articular mi desagrado por las muchedumbres y grupos:
"Diré antes que nada, que detesto los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y en general esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante. Esos conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos, la repetición del tipo, la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto."
En una semana mi amigo Jacob y el maestro Ernesto Sábato se han encargado con su partida de hacer de este mundo uno un poco más mugroso, más mierdero. Con Fleet Foxes en la radio y un libro de Tony O'Neill como heroína literaria espero la llegada del lunes, festejo el incipiente final de una semana poco dadivosa y me despido de Sábato con las mismas palabras que utilicé para despedirme de Saramago: gracias por letras y hasta siempre, maestro.
jueves, 28 de abril de 2011
Hasta siempre, Jacob
En enero del 2009 escribí en este blog sobre mi amigo Jacob. Pueden leer esa entrada aquí. Desde entonces, Jacob y yo sostuvimos conversaciones, hicimos planes para ir a beber juntos, nos reímos de la vida y Jacob se graduó.
Ayer me enteré que Jacob murió. Hacía años que no se me salía una lágrima. Con el corazón roto le escribí una despedida que se publicó en el Austin Post. La pueden leer aquí.
Con la sarta de hijos de puta que hay en el mundo, siempre se nos van los buenos. Hasta siempre, colega. Cuando los días grises acechen, te recordaré y se quedarán las quejas tontas en el tintero. Si la entrada es corta me disculpan: me molesta escribir con lágrimas en los ojos.
Ayer me enteré que Jacob murió. Hacía años que no se me salía una lágrima. Con el corazón roto le escribí una despedida que se publicó en el Austin Post. La pueden leer aquí.
Con la sarta de hijos de puta que hay en el mundo, siempre se nos van los buenos. Hasta siempre, colega. Cuando los días grises acechen, te recordaré y se quedarán las quejas tontas en el tintero. Si la entrada es corta me disculpan: me molesta escribir con lágrimas en los ojos.
sábado, 23 de abril de 2011
No soy rudo; es que no tengo tiempo
La semana pasada tuve un par de conversaciones en las que solapadamente me culparon de ser demasiado rudo, duro y directo. Lejos de hacer apología alguna, me sentí un poco tentado a explicarle a quienes me interpelaban la naturaleza de mi carácter para que nunca más se me tildara de tosco. No obstante, ante la probabilidad de que mi soliloquio sólo resultara en un gasto infructífero de saliva y tiempo, opté por el silencio.
Ahora, tranquilo y en casa, me parece el momento perfecto para explicarle a los pocos que me leen de dónde nace eso que muchos malinterpretan como brusquedad u odio a la humanidad.
Mi participación en el diario vivir se ve plagada de preguntas tan pesadas como las pirámides y tan insistentes como la marea. La falta de respuestas me hace sentir ignorante y tengo un deseo irreductible de aprender, de saber, de entender, de leer, de observar, de crear. Todo eso toma tiempo. En casa tengo muchos libros que quiero leer y, por desgracia, mi habilidad para conseguir más tomos supera por mucho la velocidad con las que los puedo leer. Tengo que escribir a diario para exorcizar mis demonios. Encima de eso, hay una serie de lugares que quiero visitar, tengo dos trabajos que me mantienen ocupado y hay una lista de películas que tengo ganas de ver. En las horas de ocio que me quedan, intento terminar un doctorado, escucho toda la música que puedo, toco la guitarra y, en pos de no estrangular a la sarta de imbéciles que me encuentro a diario, tengo que pasar una hora y media en el gimnasio para sentirme en calma con el universo. Como pueden ver, tiempo es algo que no me sobra. ¿Qué significa todo esto? Muy fácil: no tengo tiempo para nimiedades, no me gusta que me hagan perder el tiempo en tonterías, me enputa la inopia impune, me revienta la exaltación de las pequeñeces y me provoca instintos asesinos que se metan con mi preciado tiempo simple y llanamente porque no tienen otra cosa que hacer.
Lo antes expuesto va aunado a una cierta antipatía mal llevada que siento por algunas cosas que no entiendo y que resulta en eso que algunos interpretan como aspereza o falta de amor por la vida. Por ejemplo, me molesta mucho la pasión desmedida por la política, la enardecida participación pasiva o de sofá en multimillonarios espectáculos deportivos, la literatura "light," las opiniones no fundamentadas, las discusiones banales, la intolerancia (ante la cual soy, irónicamente, sumamente intolerante), las leyes tontas, el abuso contra los más débiles, el hecho de que de un lado están los cebados y del otro los muertos de hambre y una larga lista de etcéteras. Con todo eso en mente, no me queda tiempo para celebridades, leer tu cuenta de Twitter, prestar atención al cuento de lo bien que la pasaste de compras el fin de semana, ver series en televisión, escuchar tu dictamen sobre alguna gilipollada Hollywoodense, prestar atención a la última vuelta de rosca del "fashion" o escuchar mientras pontificas sobre las fallas musicales del último disco de Lady Gaga.
En resumidas cuentas, si trato "mal" a mucha gente es porque no me interesa en lo absoluto lo que hacen o lo que me tienen que decir. Con ello no estoy implicando que yo sea mejor o más listo; sólo soy diferente. A mi no me interesan sus vidas y espero que a ellos no les interese la mía (que para eso es mía).
Espero que con esa elucidación sea suficiente. Si aún insisten en tildarme de grosero, que así sea...siempre que lo hagan sin interrumpirme.
Ahora, tranquilo y en casa, me parece el momento perfecto para explicarle a los pocos que me leen de dónde nace eso que muchos malinterpretan como brusquedad u odio a la humanidad.
Mi participación en el diario vivir se ve plagada de preguntas tan pesadas como las pirámides y tan insistentes como la marea. La falta de respuestas me hace sentir ignorante y tengo un deseo irreductible de aprender, de saber, de entender, de leer, de observar, de crear. Todo eso toma tiempo. En casa tengo muchos libros que quiero leer y, por desgracia, mi habilidad para conseguir más tomos supera por mucho la velocidad con las que los puedo leer. Tengo que escribir a diario para exorcizar mis demonios. Encima de eso, hay una serie de lugares que quiero visitar, tengo dos trabajos que me mantienen ocupado y hay una lista de películas que tengo ganas de ver. En las horas de ocio que me quedan, intento terminar un doctorado, escucho toda la música que puedo, toco la guitarra y, en pos de no estrangular a la sarta de imbéciles que me encuentro a diario, tengo que pasar una hora y media en el gimnasio para sentirme en calma con el universo. Como pueden ver, tiempo es algo que no me sobra. ¿Qué significa todo esto? Muy fácil: no tengo tiempo para nimiedades, no me gusta que me hagan perder el tiempo en tonterías, me enputa la inopia impune, me revienta la exaltación de las pequeñeces y me provoca instintos asesinos que se metan con mi preciado tiempo simple y llanamente porque no tienen otra cosa que hacer.
Lo antes expuesto va aunado a una cierta antipatía mal llevada que siento por algunas cosas que no entiendo y que resulta en eso que algunos interpretan como aspereza o falta de amor por la vida. Por ejemplo, me molesta mucho la pasión desmedida por la política, la enardecida participación pasiva o de sofá en multimillonarios espectáculos deportivos, la literatura "light," las opiniones no fundamentadas, las discusiones banales, la intolerancia (ante la cual soy, irónicamente, sumamente intolerante), las leyes tontas, el abuso contra los más débiles, el hecho de que de un lado están los cebados y del otro los muertos de hambre y una larga lista de etcéteras. Con todo eso en mente, no me queda tiempo para celebridades, leer tu cuenta de Twitter, prestar atención al cuento de lo bien que la pasaste de compras el fin de semana, ver series en televisión, escuchar tu dictamen sobre alguna gilipollada Hollywoodense, prestar atención a la última vuelta de rosca del "fashion" o escuchar mientras pontificas sobre las fallas musicales del último disco de Lady Gaga.
En resumidas cuentas, si trato "mal" a mucha gente es porque no me interesa en lo absoluto lo que hacen o lo que me tienen que decir. Con ello no estoy implicando que yo sea mejor o más listo; sólo soy diferente. A mi no me interesan sus vidas y espero que a ellos no les interese la mía (que para eso es mía).
Espero que con esa elucidación sea suficiente. Si aún insisten en tildarme de grosero, que así sea...siempre que lo hagan sin interrumpirme.
domingo, 10 de abril de 2011
Decimotercer Buscapié
Decimotercer es im apócope favorito. Aquí les dejo el último buscapié.
10 Abril 2011
Sombra
Gabino Iglesias
“Sombra” es el más macho del barrio. En la calle se rumora que por donde camina “Sombra”, como caballo de Atila con pistola, no vuelve a crecer la hierba. Su celular suena. Es el aparato más caro del mercado. “Sombra” se lleva el teléfono a la oreja. La voz nerviosa de algún alicate con aspiraciones de altos vuelos balbucea desde algún rincón maldito de transacciones farmacológicas. Un listo con exceso de testosterona ha cometido un error fatal: obviar una deuda.
“Sombra” entierra el celular en el bolsillo de su pantalón y se coloca el cañón en la cintura como ha visto hacer a los malos de las películas desde su podrida infancia. Con tumbao de mafioso de vídeo de reguetón, agarra las llaves y, con el paso firme del que se sabe invencible, sale de su casa.
Unas pulgadas más allá de la hedionda cuneta, por aquello de no ensuciar las gomas de perfil bajo, lo espera un maquinón diseñado para burlarse de los límites de velocidad. Pegadito al suelo y calzando unos aros italianos que pagarían por la educación superior de una decena de adolescentes, el carro se ve como su dueño: rápido y letal.
“Sombra” se sienta y su cabeza se ocupa de lo que vendrá. Esta noche correrá la sangre otra vez. Nadie se mete con “Sombra”. De repente un movimiento brusco le hace girar la acicalada cabeza. Unos pantalones como los suyos es todo lo que “Sombra” alcanza a ver. La primera bala entra en su pecho con malas intenciones. La segunda pone punto final a su historia y le arruina la recién arreglada ceja izquierda. La sangre llega a la cuneta.
“Sombra” deja de ser leyenda y se convierte en estadística. El más malo murió igual que el más tonto. Lo que nadie sabe es que, justo antes de morir, una sonrisa picarona se dibujó en los labios de “Sombra”. El pobre pensó que morir vale la pena si se ha vivido como bichote.
Lástima que en lugar de leyenda, su legado sea convertirse en pegatina de carro. Te recordaremos.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí.
10 Abril 2011
Sombra
Gabino Iglesias
“Sombra” es el más macho del barrio. En la calle se rumora que por donde camina “Sombra”, como caballo de Atila con pistola, no vuelve a crecer la hierba. Su celular suena. Es el aparato más caro del mercado. “Sombra” se lleva el teléfono a la oreja. La voz nerviosa de algún alicate con aspiraciones de altos vuelos balbucea desde algún rincón maldito de transacciones farmacológicas. Un listo con exceso de testosterona ha cometido un error fatal: obviar una deuda.
“Sombra” entierra el celular en el bolsillo de su pantalón y se coloca el cañón en la cintura como ha visto hacer a los malos de las películas desde su podrida infancia. Con tumbao de mafioso de vídeo de reguetón, agarra las llaves y, con el paso firme del que se sabe invencible, sale de su casa.
Unas pulgadas más allá de la hedionda cuneta, por aquello de no ensuciar las gomas de perfil bajo, lo espera un maquinón diseñado para burlarse de los límites de velocidad. Pegadito al suelo y calzando unos aros italianos que pagarían por la educación superior de una decena de adolescentes, el carro se ve como su dueño: rápido y letal.
“Sombra” se sienta y su cabeza se ocupa de lo que vendrá. Esta noche correrá la sangre otra vez. Nadie se mete con “Sombra”. De repente un movimiento brusco le hace girar la acicalada cabeza. Unos pantalones como los suyos es todo lo que “Sombra” alcanza a ver. La primera bala entra en su pecho con malas intenciones. La segunda pone punto final a su historia y le arruina la recién arreglada ceja izquierda. La sangre llega a la cuneta.
“Sombra” deja de ser leyenda y se convierte en estadística. El más malo murió igual que el más tonto. Lo que nadie sabe es que, justo antes de morir, una sonrisa picarona se dibujó en los labios de “Sombra”. El pobre pensó que morir vale la pena si se ha vivido como bichote.
Lástima que en lugar de leyenda, su legado sea convertirse en pegatina de carro. Te recordaremos.
n El autor es estudiante doctoral.
Pueden ver el original aquí.
sábado, 9 de abril de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
Carta abierta a Wanda Rolón
Señora Rolón,
Si bien eso de señora le queda un poco grande, a este servidor le gusta tratar a la gente con respeto aunque no se lo merezca. Mi nombre es Gabino Iglesias y soy escritor y periodista. En mi tiempo libre, disfruto de leer la prensa puertorriqueña en busca de la última barrabasada política. De ahí que tuviera la mala suerte de tropezarme con sus descerebrados comentarios sobre Ricky Martin.
Le aseguro que no soy fanático de Ricky Martin. De hecho, en este mismo blog he deconstruido con toda premeditación y alevosía una nota sobre el “libro” que “escribió” (dada su cortísima capacidad, le aclaro que el uso de las comillas es para poner en entredicho el valor literario del tomo y para apuntar al claro hecho de que Ricky Martin no tiene las herramientas para escribir un libro solo. Si aún tiene dudas, busque a alguien que se lo explique). Aclarada mi posición en relación a Ricky Martin, me veo en la obligación de responder a sus comentarios sobre la sexualidad del “artista.”
Ricky Martin mintió sobre su sexualidad por mucho tiempo. Bueno, en cualquier caso lo intentó. El punto es que esa negación mal llevada y ese secreto a voces eran reprochables por su falta de honestidad y valentía. Sin embargo, el hecho de que Ricky Martin sea homosexual no es nada que se deba señalar, criticar o recriminar. Ser homosexual, muy al contrario de lo que le pueda parecer a su atrofiado, malnutrido y escaso cerebro, no es nada malo. De la misma manera, los miembros de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero no son “drogadictos, alcohólicos y adúlteros,” como usted los ha llamado. Si bien hay miembros de esa comunidad a los que les aplican uno o todos sus epítetos, también hay un sinnúmero de ellos que son personas trabajadoras, buenos hijos e hijas, miembros valiosos de la comunidad, líderes y artistas.
La sexualidad es algo que se lleva por dentro, prácticamente escrito en el ADN. Ricky Martin no puede “promover su homosexualidad” aunque lo intente. Insultarlo por ser homosexual es síntoma de un raquitismo intelectual apabullante y de un inmerecido sentimiento de potestad. Ricky Martin, al igual que usted y que yo, es libre de hacer con su vida, su cuerpo, sus sentimientos y su carrera todo lo que le venga en gana mientras sus actos no perjudiquen a niños, ancianos o animales. De hecho, el que Ricky Martin no se pueda casar en donde le dé la gana es lo que verdaderamente debería usted invertir su tiempo en denunciar.
Para terminar, me gustaría señalar que entiendo perfectamente que usted, desde ese descerebrado y pasional lugar religioso que ocupa, intente poner trabas a la evolución del pensamiento crítico y disfrute de mutilar con sus palabras los loables intentos de la comunidad homosexual por fomentar el ambiente de igualdad y aceptación que se merecen. Aunque entiendo la ignorancia ciega y religiosa desde la que nacen sus palabras, no deja de causarme risa el pensar que hay personas cuyo défcit neuronal es aún mayor al suyo y le hacen caso a las barrabasadas que salen de su boca (orifico que, dicho sea de paso, debería estar cubierto por un bozal en todo momento). Por último, no se me escapa la jocosa ironía de que haga sus conferencias de prensa dentro del Capitolio. A la hora de predicar, nada mejor que hacerlo desde el equivalente intelectual y moral del peor de los prostíbulos.
Si la inopia fuera dolorosa, no me cabe la menor duda de que usted sería adicta a la morfina. Gracias por su tiempo,
Gabino
Si bien eso de señora le queda un poco grande, a este servidor le gusta tratar a la gente con respeto aunque no se lo merezca. Mi nombre es Gabino Iglesias y soy escritor y periodista. En mi tiempo libre, disfruto de leer la prensa puertorriqueña en busca de la última barrabasada política. De ahí que tuviera la mala suerte de tropezarme con sus descerebrados comentarios sobre Ricky Martin.
Le aseguro que no soy fanático de Ricky Martin. De hecho, en este mismo blog he deconstruido con toda premeditación y alevosía una nota sobre el “libro” que “escribió” (dada su cortísima capacidad, le aclaro que el uso de las comillas es para poner en entredicho el valor literario del tomo y para apuntar al claro hecho de que Ricky Martin no tiene las herramientas para escribir un libro solo. Si aún tiene dudas, busque a alguien que se lo explique). Aclarada mi posición en relación a Ricky Martin, me veo en la obligación de responder a sus comentarios sobre la sexualidad del “artista.”
Ricky Martin mintió sobre su sexualidad por mucho tiempo. Bueno, en cualquier caso lo intentó. El punto es que esa negación mal llevada y ese secreto a voces eran reprochables por su falta de honestidad y valentía. Sin embargo, el hecho de que Ricky Martin sea homosexual no es nada que se deba señalar, criticar o recriminar. Ser homosexual, muy al contrario de lo que le pueda parecer a su atrofiado, malnutrido y escaso cerebro, no es nada malo. De la misma manera, los miembros de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero no son “drogadictos, alcohólicos y adúlteros,” como usted los ha llamado. Si bien hay miembros de esa comunidad a los que les aplican uno o todos sus epítetos, también hay un sinnúmero de ellos que son personas trabajadoras, buenos hijos e hijas, miembros valiosos de la comunidad, líderes y artistas.
La sexualidad es algo que se lleva por dentro, prácticamente escrito en el ADN. Ricky Martin no puede “promover su homosexualidad” aunque lo intente. Insultarlo por ser homosexual es síntoma de un raquitismo intelectual apabullante y de un inmerecido sentimiento de potestad. Ricky Martin, al igual que usted y que yo, es libre de hacer con su vida, su cuerpo, sus sentimientos y su carrera todo lo que le venga en gana mientras sus actos no perjudiquen a niños, ancianos o animales. De hecho, el que Ricky Martin no se pueda casar en donde le dé la gana es lo que verdaderamente debería usted invertir su tiempo en denunciar.
Para terminar, me gustaría señalar que entiendo perfectamente que usted, desde ese descerebrado y pasional lugar religioso que ocupa, intente poner trabas a la evolución del pensamiento crítico y disfrute de mutilar con sus palabras los loables intentos de la comunidad homosexual por fomentar el ambiente de igualdad y aceptación que se merecen. Aunque entiendo la ignorancia ciega y religiosa desde la que nacen sus palabras, no deja de causarme risa el pensar que hay personas cuyo défcit neuronal es aún mayor al suyo y le hacen caso a las barrabasadas que salen de su boca (orifico que, dicho sea de paso, debería estar cubierto por un bozal en todo momento). Por último, no se me escapa la jocosa ironía de que haga sus conferencias de prensa dentro del Capitolio. A la hora de predicar, nada mejor que hacerlo desde el equivalente intelectual y moral del peor de los prostíbulos.
Si la inopia fuera dolorosa, no me cabe la menor duda de que usted sería adicta a la morfina. Gracias por su tiempo,
Gabino
viernes, 25 de marzo de 2011
Escapatoria
El viernes de la semana pasada agarré el famoso libro de "Into the Wild" de Jon Krakauer y me subí a una pequeña montaña en Mayfield Park and Preserve. Con el trasero en una roca y un pie apoyado en un árbol leí sobre las aventuras de McCandless y me di cuenta de que aún sueño con la vida de Everett Ruess. En voz alta leí una carta de Ruess en la que le explica a su hermano por qué le es imposible regresar a la vida de ciudad. Por enésima vez en mi vida me di cuenta de que todos vivimos más o menos en el epicentro de nuestro propio anticlímax. El asco que siento por la sociedad y todo su sarta de construcciones malogradas me puso a calibrar otra vez sobre un futuro desconectado.
La tentación de perderme en el algún remoto lugar salvaje jugó con mi pensamiento un rato. Más tarde, a sabiendas de que mi propia rutina me necesitaba, me bajé de la montaña con el libro en la mano y me fui a casa.
El sábado me senté con Valerie June, una talentosa cantante de Tennesse, en la barra del histórico Driskill. Hablamos de música y de la vida. Después de la entrevista me subí en el autobús y pensé en lo gracioso que era haberme ido sin pagar de semejante lugar rebosante de lujo. En ese momento, con una sonrisa en la cara y el trasero en un sucio asiento de autobús, me di cuenta de que cada uno escapa como puede...
La tentación de perderme en el algún remoto lugar salvaje jugó con mi pensamiento un rato. Más tarde, a sabiendas de que mi propia rutina me necesitaba, me bajé de la montaña con el libro en la mano y me fui a casa.
El sábado me senté con Valerie June, una talentosa cantante de Tennesse, en la barra del histórico Driskill. Hablamos de música y de la vida. Después de la entrevista me subí en el autobús y pensé en lo gracioso que era haberme ido sin pagar de semejante lugar rebosante de lujo. En ese momento, con una sonrisa en la cara y el trasero en un sucio asiento de autobús, me di cuenta de que cada uno escapa como puede...
domingo, 13 de marzo de 2011
Doceavo buscapié
Eugenesia política. El concepto es tan sencillo como acertada es la idea.
13 Marzo 2011
Eugenesia
Saludos. Mi nombre es Libro y recurro a este foro público para proponer una solución a la actual situación sociopolítica de Puerto Rico.
A través de los años, he sido testigo silente de la continua degeneración intelectual del país, la celebración de atrocidades imperdonables, la conversión del término político en sinónimo de inculto y, lo que más me duele, la innegable llegada de ese futuro que predecía Bukowski: “Un lugar donde las masas elevan a los ineptos a la categoría de héroes”.
Recuerdo con cariño la época en que individuos con apellidos como Hostos, Albizu y Betances acariciaban mi lomo y, lejos de particularidades políticas, buceaban por mis páginas en eterna búsqueda de crecimiento intelectual.
Desde hace años sólo me queda el recuerdo de sus inquisitivas mentes y la vergüenza de mi inminente desaparición ante el doloroso olvido de los políticos contemporáneos.
Hoy en día, como todo retirado, dedico mis mañanas a leer los diarios del país. La atolondrada forma de expresarse, la inexistente riqueza de vocabulario, la ignorancia histórica, la chabacana macharranería a flor de piel y la celebración de la idiotez me lastiman más de lo que podrían expresar las palabras.
A sabiendas de que sólo un selecto grupo de individuos me recuerda (y los pobres son llamados elitistas al nombrarme), no veo otra solución que no incluya la exclusión planificada de ciertos elementos del panorama político nacional de la piscina genética del país. Aunque tengo pleno conocimiento de que mi radical propuesta no es perfecta, me parece un acertado comienzo.
Por lo antes expuesto, apelo al amor patrio y a la conciencia social de los lectores de este foro para que apoyen mi proyecto de eugenesia política. Si bien las nuevas generaciones prometen tan poco como la presente, me parece que una buena limpieza genética le daría ánimos a ese minúsculo grupo de posibles prospectos con cerebro que, ante el actual dominio absoluto de la memez, optan por mantenerse en peligroso silencio y lastimera inacción.
Muchas gracias por su tiempo.
http://www.elnuevodia.com/columna-eugenesia-913326.html
13 Marzo 2011
Eugenesia
Saludos. Mi nombre es Libro y recurro a este foro público para proponer una solución a la actual situación sociopolítica de Puerto Rico.
A través de los años, he sido testigo silente de la continua degeneración intelectual del país, la celebración de atrocidades imperdonables, la conversión del término político en sinónimo de inculto y, lo que más me duele, la innegable llegada de ese futuro que predecía Bukowski: “Un lugar donde las masas elevan a los ineptos a la categoría de héroes”.
Recuerdo con cariño la época en que individuos con apellidos como Hostos, Albizu y Betances acariciaban mi lomo y, lejos de particularidades políticas, buceaban por mis páginas en eterna búsqueda de crecimiento intelectual.
Desde hace años sólo me queda el recuerdo de sus inquisitivas mentes y la vergüenza de mi inminente desaparición ante el doloroso olvido de los políticos contemporáneos.
Hoy en día, como todo retirado, dedico mis mañanas a leer los diarios del país. La atolondrada forma de expresarse, la inexistente riqueza de vocabulario, la ignorancia histórica, la chabacana macharranería a flor de piel y la celebración de la idiotez me lastiman más de lo que podrían expresar las palabras.
A sabiendas de que sólo un selecto grupo de individuos me recuerda (y los pobres son llamados elitistas al nombrarme), no veo otra solución que no incluya la exclusión planificada de ciertos elementos del panorama político nacional de la piscina genética del país. Aunque tengo pleno conocimiento de que mi radical propuesta no es perfecta, me parece un acertado comienzo.
Por lo antes expuesto, apelo al amor patrio y a la conciencia social de los lectores de este foro para que apoyen mi proyecto de eugenesia política. Si bien las nuevas generaciones prometen tan poco como la presente, me parece que una buena limpieza genética le daría ánimos a ese minúsculo grupo de posibles prospectos con cerebro que, ante el actual dominio absoluto de la memez, optan por mantenerse en peligroso silencio y lastimera inacción.
Muchas gracias por su tiempo.
http://www.elnuevodia.com/columna-eugenesia-913326.html
sábado, 5 de marzo de 2011
El segundo que importa
Hay veces en las que nos toca decidir y actuar con tanta rapidez que ambos actos parecen la misma cosa. A veces, haciendo alarde de ese desequilibrio mental que me caracteriza, me siento delante de la computadora y busco ese video de menos de medio minuto en el que Karl Wallenda conoce a la muerte.
Por lo general apago la música y me concentro en las manos de Wallenda. Imagino el terror en sus ojos y me parece que cuando comienza a doblar las rodillas ya ha decidido no terminar de caminar por el cielo y esperar rescate agarrado al cable que se mece bajo sus pies. Luego veo ese segundo en que se lanza a agarrar el cable y sus manos fallan, su peso cae y los dedos rozan la salvación por menos de un segundo. Luego Wallenda simplemente cae. Lo peor de todo es que no grita. Abajo lo espera la muerte tonta de aquellos que fallecen haciendo cosas como caminar entre dos edificios sobre un cable en un día ventoso y sin mecanismo alguno de seguridad.
Ese segundo en que Wallenda se decide a agarrar el cable es el mismo que nos persigue a nosotros todos los días. Unos optan por apretar el gatillo, otros se saltan una luz roja, algunos se convencen de un trago más no hará la diferencia y muchos encuentran colmillos al final de una decisión tonta de todos los días. El punto es que el final está a la vuelta de la esquina, la fragilidad no acepta excusas y la muerte es muy hija de puta. Vivimos a un paso invisible de un precipicio infinito y es saludable recordarlo de vez en cuando.
"Todo tiene su final," cantaba Héctor Lavoe. "Todo lo que termina termina mal," dice Calamaro. "Y hubo tanto ruido que al final llegó el final," dice Sabina. Fukuyama ya acabó con todo y a Nietszche me lo dejo en el tintero.
Con tanto final acechando, conviene celebrar los principios. Sé que es inevitable la llegada de "el silencio más hermoso jamás oído," como decía el gran Bukowski, pero mientras no llega me gusta escuchar música. Me niego a comulgar con el silencio. Mientras me entre aire en los pulmones, haré un escándalo cabrón cada vez que aparezca uno de esos malnacidos, crueles, iracundos, inevitables y asesinos segundos y yo logre agarrar la cuerda a tiempo. Al final, la vida no es más que la celebración de esas microscópicas victorias efímeras.
Por lo general apago la música y me concentro en las manos de Wallenda. Imagino el terror en sus ojos y me parece que cuando comienza a doblar las rodillas ya ha decidido no terminar de caminar por el cielo y esperar rescate agarrado al cable que se mece bajo sus pies. Luego veo ese segundo en que se lanza a agarrar el cable y sus manos fallan, su peso cae y los dedos rozan la salvación por menos de un segundo. Luego Wallenda simplemente cae. Lo peor de todo es que no grita. Abajo lo espera la muerte tonta de aquellos que fallecen haciendo cosas como caminar entre dos edificios sobre un cable en un día ventoso y sin mecanismo alguno de seguridad.
Ese segundo en que Wallenda se decide a agarrar el cable es el mismo que nos persigue a nosotros todos los días. Unos optan por apretar el gatillo, otros se saltan una luz roja, algunos se convencen de un trago más no hará la diferencia y muchos encuentran colmillos al final de una decisión tonta de todos los días. El punto es que el final está a la vuelta de la esquina, la fragilidad no acepta excusas y la muerte es muy hija de puta. Vivimos a un paso invisible de un precipicio infinito y es saludable recordarlo de vez en cuando.
"Todo tiene su final," cantaba Héctor Lavoe. "Todo lo que termina termina mal," dice Calamaro. "Y hubo tanto ruido que al final llegó el final," dice Sabina. Fukuyama ya acabó con todo y a Nietszche me lo dejo en el tintero.
Con tanto final acechando, conviene celebrar los principios. Sé que es inevitable la llegada de "el silencio más hermoso jamás oído," como decía el gran Bukowski, pero mientras no llega me gusta escuchar música. Me niego a comulgar con el silencio. Mientras me entre aire en los pulmones, haré un escándalo cabrón cada vez que aparezca uno de esos malnacidos, crueles, iracundos, inevitables y asesinos segundos y yo logre agarrar la cuerda a tiempo. Al final, la vida no es más que la celebración de esas microscópicas victorias efímeras.
jueves, 3 de marzo de 2011
Soy rico
Soy rico porque soy casi pobre. Soy rico porque puedo pagar todas mis cuentas y mi casa está llena de libros pero no me preocupa la bolsa. En mis bolsillos cargo la palabra paupérrimo. Pau en mi bolsillo izquierdo (porque comparte espacio con las llaves) y pérrimo en el eternamente vacío bolsillo derecho. Soy rico porque mi trabajo es mucho mejor que el tuyo. La noche del sábado la pasé trabajando: escuchando música de la buena y hablando con individuos que, por razones que es mejor no divulgar en espacios públicos, han tenido que cambiar sus nombres más de una vez.
Soy rico porque estoy parado a unos días de distancia de empezar un guiso nuevo que me va a pagar bien por hacer lo que me gusta.
Tengo millones de palabras a mi disposición y una guitarra apoyada contra la pared y cargada de paciencia y rebeldía. Soy rico porque mi disidencia no va atada a un cheque. Todo el humor del mundo es mío y me disfruto el periódico más que una mierda de película en 3-D. Soy inmensamente feliz porque tengo suficiente conocimiento como para saber que no necesito un iPad...y tu tampoco.
Soy rico porque aún no son las dos de la tarde y ya viajé de Nick Cave a Roberto Roena. Soy rico porque me pagan por opinar, vivo a unas ocho horas de New Orleans y en dos semanas tendré unas pequeñas vacaciones.
Soy rico porque esta semana convencí a una profesora y una dozena de estudiantes graduados de que un análisis contextualizado de la historia de la ciencia ficción demuestra que ese género sirve en cierta medida para predecir el futuro de los adelantos tecnológicos.
Soy rico porque, en términos generales, me importa un carajo. Soy multimillonario porque tengo más de un foro para decir lo que me da la gana. Soy rico porque hace casi un año una doctora me dijo, sumamente convencida de lo que decía, que mi espalda estaría lastimada de por vida y, en caso de empeorar, necesitaría operarme; tres meses después me estaba comiendo el gimnasio como si nada hubiese ocurrido.
En pocas palabras: soy rico porque tengo lo que tengo y lo que no tengo no me hace falta.
Soy rico porque estoy parado a unos días de distancia de empezar un guiso nuevo que me va a pagar bien por hacer lo que me gusta.
Tengo millones de palabras a mi disposición y una guitarra apoyada contra la pared y cargada de paciencia y rebeldía. Soy rico porque mi disidencia no va atada a un cheque. Todo el humor del mundo es mío y me disfruto el periódico más que una mierda de película en 3-D. Soy inmensamente feliz porque tengo suficiente conocimiento como para saber que no necesito un iPad...y tu tampoco.
Soy rico porque aún no son las dos de la tarde y ya viajé de Nick Cave a Roberto Roena. Soy rico porque me pagan por opinar, vivo a unas ocho horas de New Orleans y en dos semanas tendré unas pequeñas vacaciones.
Soy rico porque esta semana convencí a una profesora y una dozena de estudiantes graduados de que un análisis contextualizado de la historia de la ciencia ficción demuestra que ese género sirve en cierta medida para predecir el futuro de los adelantos tecnológicos.
Soy rico porque, en términos generales, me importa un carajo. Soy multimillonario porque tengo más de un foro para decir lo que me da la gana. Soy rico porque hace casi un año una doctora me dijo, sumamente convencida de lo que decía, que mi espalda estaría lastimada de por vida y, en caso de empeorar, necesitaría operarme; tres meses después me estaba comiendo el gimnasio como si nada hubiese ocurrido.
En pocas palabras: soy rico porque tengo lo que tengo y lo que no tengo no me hace falta.
sábado, 19 de febrero de 2011
Violencia y posdatas literarias
La violencia me fascina. La capacidad humana para hacer daño sólo compara con la relativa fragilidad de nuestros cuerpos. Esa fascinación, que más de uno ha declarado aberrante y malsana, me ha llevado por extraños caminos literarios y fílmicos. Conozco como la palma de mi mano las historias de Albert Fish, Ed Guein, John Wayne Gacy, Andrei Chikatilo, Jack el Destripador, Ted Bundy, Jeffrey Dahmer y algunos otros asesinos de renombre. ¿Qué es lo peor de tener ese conocimiento? Vivir sabiendo que ninguno de esos individuos distaban demasiado del resto de nosotros.
Durante mucho tiempo pensé que había que estar mal de la cabeza para hacer cosas como esas. Luego aprendí que muchas personas matan o lastiman a un número mucho menor que los asesinos en serie pero con el mismo resultado fatal. Ahora he aprendido algo mucho peor.
Esta semana terminé de leer un libro titulado The Murderer Next Door: Why the Mind is Designed to Kill, de un psicólogo y profesor de UT llamado David M. Buss. El señor Buss es experto en psicología evolutiva y ha tenido a su cargo algunas de las investigaciones sobre violencia más importantes de las últimas dos décadas. En pocas palabras, el instinto de matar es una semilla flamable que todos llevamos en algún rincón del cerebro y que puede estallar en cualquier momento y por una diversidad infinita de razones.
El ser humano no puede pretender esconder miles de años de instinto asesino: somos unas bestias violentas y la manera en que nos tratamos lo demuestra. Según la psicología evolutiva, la forma más primal de evitar que nos quiten la pareja, demostrar nuestra superioridad y cuidar de nuestros hijos, por mecionar algunas cosas, es el asesinato.
¿Cuántas veces te ha pasado por la cabeza matar a alguien? No te preocupes: es natural. Esas veces en que decimos "Si alguien toca a mi hija/hijo..." o "El que le haga daño a mi familia..." son prueba de lo que propone Buss. El hecho de que nuestra propia evolución nos ha forzado a desarrollar mecanismo de defensa que van en contra de nuestras propias leyes me parece jocoso. Una de las partes más interesantes del libro es cuando se discuten los escenarios necesarios para que las personas acepten el asesinato como una opción viable que ha de pasar impune.
En resúmen: matar es parte de la naturaleza humana. La dicotomía entre nuestra naturaleza y la moral es el espacio desde el cual debemos tener todas las conversaciones en cuanto al asesinato. ¿Quién se atreve a empezar?
Hoy les dejo dos deliciosas posdatas literarias de primer orden:
"Soy el brujo que arde en tus entrañas y tus amantes tan sólo un instrumento gastado, roto, desafinado. Soy el brujo nena, el animal sagrado, la verga herida y tus amantes tan sólo el opaco y lejano sonido de un insecto ciego. Soy el infierno que devora tu cielito de promesas y sinsabores, soy el ansia y la sed que no apaga el agua y tus amantes tan sólo súplicas y mentiras en tu buzón de voz."
- Efraim Medina
"Me niego a cohabitar con la estupidez."
- Pedro Juan Gutiérrez
Durante mucho tiempo pensé que había que estar mal de la cabeza para hacer cosas como esas. Luego aprendí que muchas personas matan o lastiman a un número mucho menor que los asesinos en serie pero con el mismo resultado fatal. Ahora he aprendido algo mucho peor.
Esta semana terminé de leer un libro titulado The Murderer Next Door: Why the Mind is Designed to Kill, de un psicólogo y profesor de UT llamado David M. Buss. El señor Buss es experto en psicología evolutiva y ha tenido a su cargo algunas de las investigaciones sobre violencia más importantes de las últimas dos décadas. En pocas palabras, el instinto de matar es una semilla flamable que todos llevamos en algún rincón del cerebro y que puede estallar en cualquier momento y por una diversidad infinita de razones.
El ser humano no puede pretender esconder miles de años de instinto asesino: somos unas bestias violentas y la manera en que nos tratamos lo demuestra. Según la psicología evolutiva, la forma más primal de evitar que nos quiten la pareja, demostrar nuestra superioridad y cuidar de nuestros hijos, por mecionar algunas cosas, es el asesinato.
¿Cuántas veces te ha pasado por la cabeza matar a alguien? No te preocupes: es natural. Esas veces en que decimos "Si alguien toca a mi hija/hijo..." o "El que le haga daño a mi familia..." son prueba de lo que propone Buss. El hecho de que nuestra propia evolución nos ha forzado a desarrollar mecanismo de defensa que van en contra de nuestras propias leyes me parece jocoso. Una de las partes más interesantes del libro es cuando se discuten los escenarios necesarios para que las personas acepten el asesinato como una opción viable que ha de pasar impune.
En resúmen: matar es parte de la naturaleza humana. La dicotomía entre nuestra naturaleza y la moral es el espacio desde el cual debemos tener todas las conversaciones en cuanto al asesinato. ¿Quién se atreve a empezar?
Hoy les dejo dos deliciosas posdatas literarias de primer orden:
"Soy el brujo que arde en tus entrañas y tus amantes tan sólo un instrumento gastado, roto, desafinado. Soy el brujo nena, el animal sagrado, la verga herida y tus amantes tan sólo el opaco y lejano sonido de un insecto ciego. Soy el infierno que devora tu cielito de promesas y sinsabores, soy el ansia y la sed que no apaga el agua y tus amantes tan sólo súplicas y mentiras en tu buzón de voz."
- Efraim Medina
"Me niego a cohabitar con la estupidez."
- Pedro Juan Gutiérrez
domingo, 13 de febrero de 2011
Onceavo Buscapié
Seguimos. Aplaudo a Egipto y festejo con un saco de sal la partida de De la Torre.
El otro día vi una película de Stephen King que se llama The Mist. La pelícua es bastante mala, pero sirve the brillante analogía para la situación de desconcierto de la UPR.
13 Febrero 2011
Gigante
El gigante aprieta los puños. Su camiseta azul tiene una palabra bordada en el pecho: hegemonía. Su déficit neuronal palidece ante el exceso de bíceps. Su simiesca mano empuña un garrote que vuela en un iracundo y ridículo intento por apaciguar la razón y dominar el verbo. La ira injustificada que carcome a la bestia lo ciega y ensordece. El único discurso que sale de sus fauces es el gruñido frustrado y el grito colérico.
Frente al enorme bárbaro se reúne un ejército cada vez más grande. Blanden elocuencia, coherencia y, más importante aún, los acompaña la razón. Sobre los apaleados hombros de la guerrilla pesa el cadáver inútil de la intransigencia del gigante.
La sangre corre y el gigante despacha un facsímil irrazonable de justicia unilateral que convierte el sueño de vivir en una democracia en un chiste de mal gusto. Los subordinados del gigante hacen su aparición. Vestidos de azul y con una necesidad imperiosa de demostrar su fuerza, los subordinados hacen lo posible por destrozar los intentos de raciocinio y los llamados a la negociación.
Acto seguido, como algo sacado de una pésima película de ciencia ficción “straight to video”, hacen su apocalíptica aparición los jinetes de la inopia. Vestidos de justicieros galácticos y embadurnados de testosterona, los jinetes pasean sus ridículos trajes espaciales por delante de los apaleados guerrilleros de la razón.
De los gritos, la adrenalina que engendra la violencia y los golpes innecesarios nacen como flores las preguntas. ¿Quién le otorgó un espacio a la tiranía en los espacios intelectuales? ¿De qué sirven los gobiernos malogrados? ¿Hasta cuándo reinará la tosquedad y la estupidez? ¿Debemos cambiar de vestimenta para recibir el nuevo oscurantismo?
Queda un trío de consuelos lenitivos. El primero es la llegada de nuevas tropas armadas de neuronas a las filas de la conciencia. El segundo es que los luchadores de la razón no se han rendido. Por último, queda como bandera una certera cita de Fito Cabrales: “Menos mal que con los rifles no se matan las palabras”.
n El autor es estudiante doctoral.
http://www.elnuevodia.com/columna-gigante-889157.html
El otro día vi una película de Stephen King que se llama The Mist. La pelícua es bastante mala, pero sirve the brillante analogía para la situación de desconcierto de la UPR.
13 Febrero 2011
Gigante
El gigante aprieta los puños. Su camiseta azul tiene una palabra bordada en el pecho: hegemonía. Su déficit neuronal palidece ante el exceso de bíceps. Su simiesca mano empuña un garrote que vuela en un iracundo y ridículo intento por apaciguar la razón y dominar el verbo. La ira injustificada que carcome a la bestia lo ciega y ensordece. El único discurso que sale de sus fauces es el gruñido frustrado y el grito colérico.
Frente al enorme bárbaro se reúne un ejército cada vez más grande. Blanden elocuencia, coherencia y, más importante aún, los acompaña la razón. Sobre los apaleados hombros de la guerrilla pesa el cadáver inútil de la intransigencia del gigante.
La sangre corre y el gigante despacha un facsímil irrazonable de justicia unilateral que convierte el sueño de vivir en una democracia en un chiste de mal gusto. Los subordinados del gigante hacen su aparición. Vestidos de azul y con una necesidad imperiosa de demostrar su fuerza, los subordinados hacen lo posible por destrozar los intentos de raciocinio y los llamados a la negociación.
Acto seguido, como algo sacado de una pésima película de ciencia ficción “straight to video”, hacen su apocalíptica aparición los jinetes de la inopia. Vestidos de justicieros galácticos y embadurnados de testosterona, los jinetes pasean sus ridículos trajes espaciales por delante de los apaleados guerrilleros de la razón.
De los gritos, la adrenalina que engendra la violencia y los golpes innecesarios nacen como flores las preguntas. ¿Quién le otorgó un espacio a la tiranía en los espacios intelectuales? ¿De qué sirven los gobiernos malogrados? ¿Hasta cuándo reinará la tosquedad y la estupidez? ¿Debemos cambiar de vestimenta para recibir el nuevo oscurantismo?
Queda un trío de consuelos lenitivos. El primero es la llegada de nuevas tropas armadas de neuronas a las filas de la conciencia. El segundo es que los luchadores de la razón no se han rendido. Por último, queda como bandera una certera cita de Fito Cabrales: “Menos mal que con los rifles no se matan las palabras”.
n El autor es estudiante doctoral.
http://www.elnuevodia.com/columna-gigante-889157.html
martes, 8 de febrero de 2011
Hasta siempre, Gary
Faltaban pocos días para que mi vida alcanzara las 18 primaveras. Mi cuerpo saltaba dentro una Rodeo con problemas de suspensión y sin aire que se desplazaba a exceso de velocidad por caminos de tierra en algún rincón de Guánica. Mi barriga iba llena de cerveza y en mis oídos sonaba por primera vez el vozarrón y la guitarra de Gary Moore.
Desde aquel verano hasta hoy los discos de blues de Gary han sido parte del selecto grupo al que siempre regreso sin importar el tiempo o la evolución de los gustos. Además, su concierto de Montreux de 1990 es uno de esos pocos DVD que he comprado en mi vida y que, junto a conciertos de Eric Johnson, Al Di Meola, Clapton, Steve Vai, Yngwie Malmsteen y Satriani, no me canso de ver una y otra vez.
Ahora Gary ha muerto y nos deja a todos con un blues del carajo y un puñado de canciones como bálsamo.
Gary sabía lo que era el blues y su dedo del corazón era una arma letal que usaba como pocos guitarristas en cada solo.
Gary vuelve a sonar en mis bocinas esta noche y revisito clásicos como "Still got the blues," "Parisienne Walkways," "Sky is crying," "Too tired," "Oh pretty woman," "King of the blues" y "Walking by myself."
Siempre se mueren los buenos.
Hasta siempre, Gary.
Desde aquel verano hasta hoy los discos de blues de Gary han sido parte del selecto grupo al que siempre regreso sin importar el tiempo o la evolución de los gustos. Además, su concierto de Montreux de 1990 es uno de esos pocos DVD que he comprado en mi vida y que, junto a conciertos de Eric Johnson, Al Di Meola, Clapton, Steve Vai, Yngwie Malmsteen y Satriani, no me canso de ver una y otra vez.
Ahora Gary ha muerto y nos deja a todos con un blues del carajo y un puñado de canciones como bálsamo.
Gary sabía lo que era el blues y su dedo del corazón era una arma letal que usaba como pocos guitarristas en cada solo.
Gary vuelve a sonar en mis bocinas esta noche y revisito clásicos como "Still got the blues," "Parisienne Walkways," "Sky is crying," "Too tired," "Oh pretty woman," "King of the blues" y "Walking by myself."
Siempre se mueren los buenos.
Hasta siempre, Gary.
miércoles, 26 de enero de 2011
Baudrillard, el profeta del futuro
“In its current sense, the virtual stands opposed to the real, but its sudden emergence, through the new technologies, gives us the sense that it now marks the vanishing or end of the real.” - Jean Baudrillard
Después de cuatro años de perseguir un entendimiento profundo de la obra de Baudrillard sólo he podido llegar a una conclusión: en el futuro, humanoides biomecánicos cerrarán los ojos para comunicarse con amigos en cualquier rincón de un reducido mundo y hablarán de Baudrillard como un profeta.
Si bien mi trabajo teórico en el campo de la hiperrealidad ha sido ignorado simple y sencillamente porque no lo entienden los que me rodean, también es cierto que las cabezas se mueven en silenciosa afirmación y las cejas se levantan declarando una sorpresiva realización cada vez que pontifico sobre la desaparición de la interfaz.
No hay más que leer a William Gibson, Isaac Asimov o Ray Bradbury para saber que las ideas más locas del pasado para nosotros no son hoy más que la tecnología obsoleta del ayer. ¿Qué es un corazón mecánico sino el comienzo de seres biomecánicos? Lo mismo aplica a tímpanos artificiales, prótesis robóticas y demás adelantos tecnológicos que sólo vemos como adelantos médicos. ¿Cuán omnipresente es ese ciberespacio que imaginó Gibson?
Propongo aceptar la futura e inevitable desaparición de todas las interfaces y enfrentar las implicaciones de un mundo nuevo desde ahora, sencillamente porque ya está aquí. Retomemos a Baudrillard, saquemos los ojos de la pantalla del teléfono o de la computadora e imaginemos un día sin tecnología. Aceptemos la vertiginosa velocidad de los avances, la omnipresencia del Internet en el lado suertudo de la brecha digital y miremos con ojo crítico la desaparición de la interfaz.
La desaparición de la capacidad de autoanalizarnos es la desaparición de lo que nos hace humanos. Si sueno eternamente apocalíptico es porque estudio la sintomatología del virus llamado tecnología a diario. Si la filosofía mató a Dios, la conversión del ser pensante en mero procesador de información audiovisual implica la muerte de la filosofía. Desenmarañar el futuro aún es cosa de humanos.
Después de cuatro años de perseguir un entendimiento profundo de la obra de Baudrillard sólo he podido llegar a una conclusión: en el futuro, humanoides biomecánicos cerrarán los ojos para comunicarse con amigos en cualquier rincón de un reducido mundo y hablarán de Baudrillard como un profeta.
Si bien mi trabajo teórico en el campo de la hiperrealidad ha sido ignorado simple y sencillamente porque no lo entienden los que me rodean, también es cierto que las cabezas se mueven en silenciosa afirmación y las cejas se levantan declarando una sorpresiva realización cada vez que pontifico sobre la desaparición de la interfaz.
No hay más que leer a William Gibson, Isaac Asimov o Ray Bradbury para saber que las ideas más locas del pasado para nosotros no son hoy más que la tecnología obsoleta del ayer. ¿Qué es un corazón mecánico sino el comienzo de seres biomecánicos? Lo mismo aplica a tímpanos artificiales, prótesis robóticas y demás adelantos tecnológicos que sólo vemos como adelantos médicos. ¿Cuán omnipresente es ese ciberespacio que imaginó Gibson?
Propongo aceptar la futura e inevitable desaparición de todas las interfaces y enfrentar las implicaciones de un mundo nuevo desde ahora, sencillamente porque ya está aquí. Retomemos a Baudrillard, saquemos los ojos de la pantalla del teléfono o de la computadora e imaginemos un día sin tecnología. Aceptemos la vertiginosa velocidad de los avances, la omnipresencia del Internet en el lado suertudo de la brecha digital y miremos con ojo crítico la desaparición de la interfaz.
La desaparición de la capacidad de autoanalizarnos es la desaparición de lo que nos hace humanos. Si sueno eternamente apocalíptico es porque estudio la sintomatología del virus llamado tecnología a diario. Si la filosofía mató a Dios, la conversión del ser pensante en mero procesador de información audiovisual implica la muerte de la filosofía. Desenmarañar el futuro aún es cosa de humanos.
martes, 18 de enero de 2011
Los mejores libros del 2010
Al empezar el 2010 se me inundaron los oídos de resoluciones ajenas. Por alguna razón, entre las más comunes se encontraba empezar a leer o leer un número específico de libros. Primero me llené de alegría: la lectura fomenta el crecimiento, enriquece el vocabulario, ejercita las neuronas, facilita le comprensión y atiza la dormida brasa del pensamiento crítico. Más tarde, tras la aparición inevitable de la duda, me cansé de escuchar a los demás prometer un festín de lectura. A partir de ese momento, cada vez que alguien se empeñaba en compartir su resolución, yo contestaba con una propia: “Me alegra que te vayas a leer diez libros este año. Me parece un buen comienzo. Yo me voy a leer cien.”
Al llegar enero me paré delante del librero e hice mi recuento. No me leí 100 libros, leí 105. Claro está, la vida, el sueño, las películas, la guitarra, el gimnasio y ese pequeño pasatiempo que es hacer un doctorado no me permitieron leer todo lo que me hubiese gustado. Sin embargo, me pareció un buen año para los libros. Ahora, al igual que hice el año pasado, comparto con ustedes los mejores y peores libros del año. Como de costumbre, el orden obedece a mis gustos y, en algunos casos, un autor ocupa un espacio con más de un tomo.
Lo mejores:
14- Rope burns de F.X Toole: Una colección de cuentos cortos con el boxeo como denominador común. Comparable a cualquier obra de Hemingway en lo que respecta a fuerza.
13- Twentysomething de Iain Hollingshead: Si alguien me hubiese dicho que un libro preñado de humor británico me iba a encantar, mi sonrisa hubiese delatado mi incredulidad. Hollingshead ataca lo que llama la crisis de tercio de vida. Como parte de ese grupo demográfico, me encontré muchas veces representado en el libro. El humor es constante y las cómicas contemplaciones filosóficas son tan pueriles como ciertas.
12- In Search of the Blues de Bill Minutaglio: Mi gran amigo Bill lanzó en el 2010 un libro en el que recopilaba sus mejores escritos periodísticos de los 30 años anteriores. Centrado en el racismo, la música y las comunidades marginadas, In Search of the Blues cuenta historias de personas reales que son víctimas de un sistema históricamente racista. Mucha música, mucho dolor y mucha injusticia inundan el libro. Bill demuestra que para ser periodista de verdad hay que tener agallas y salir a la calle a buscar las historias de aquellos a los que el sistema les roba la voz.
11- Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás: Aunque no soy fanático de la literatura surrealista, esta novela me gustó mucho. Millás se bandea entre la locura y la imaginación (muchas veces sinónimos) para contar la historia que atraviesa un extraño proceso de disociación con la realidad tras ser despedido. Creativa e inteligente, esta novela cuenta algo que, dado el panorama económico actual, puede pasar todos los días.
10- The Kockroach de Tyler Knox: Esta es la primera novela de Knox y espero que no sea la última. Ambientada en el Nueva York de los 50, la historia es una versión retorcida de La Metamorfosis de Kafka. Una cucaracha transformada en hombre se convierte en el rey del crimen organizado mientras aprende sobre los desperfectos de la naturaleza humana. Sumamente entretenida.
9- The average American male de Chad Kultgen: Esta novela es una comedia para adultos. Aunque la crítica la tildó de inmadura y obscena, la realidad es que al deconstruirla nos encontramos con una acertad crítica a la sociedad Americana en general escondida detrás de las palabras y acciones, a veces jocosas y a veces horribles, del protagonista. Baste decir que no se salva ni Oprah.
8- Testosterone y Adrenaline de Robert James Baker: La literatura de Baker sólo se puede describir como literatura homosexual sólo para hombres de verdad. Violenta, veloz y honesta, la escritura de Baker es de esas que te agarra y no te suelta hasta que se acaba el libro. Ambas novelas son un viaje a la vida y los violentos problemas de un homosexual. Los recomiendo para gente sin miedo y con las capacidad testicular que requiere su lectura.
7- The Road y Child of God de Cormac McCarthy: La escritura de McCarthy es, a simple vista, escueta. Al igual que James Ellroy, McCarthy va al punto y es enemigo de los adornos innecesarios. The Road es una historia post-apocalíptica fácil de confundir con una novela de aventura. Sin embargo, la belleza de The Road radica en el tratamiento que McCarthy le da a la relación del padre e hijo que atraviesa toda la novela. Por otro lado, Child of God es una novela de cuya existencia me enteré leyendo un libro sobre el famoso asesino y caníbal Ed Gein. En Child of God, McCarthy nos lleva con simpleza al oscuro mundo de un asesino necrofílico con pocas neuronas. El vocabulario simple y la falta de intelecto de los personajes dibujan perfectamente la idiosincrasia de cualquier pueblo pequeño de los Estados Unidos en un pasado (¡o presente!) no muy remoto.
6- Hollywood y The people look like flowers at last de Charles Bukowski: Es posible que Bukowski aparezca en esta lista todos los años. Hollywood es una acertada crítica al mundo del cine. Tan autobiográfica como todo lo que escribió, esta novela narra las experiencias por las que pasó durante la filmación de la película Barfly, basada en su homónima novela. The people looklike flowers at last es un poemario que, como todos los de Bukowski, va de los magistral a lo genial sin una página de desperdicio por el medio.
5- Ensayo sobre la ceguera de José Saramago: Aunque no es lo mejor de Saramago, esta novela encierra interesantes exploraciones sobre la naturaleza humana. Sangrienta y acertada, la historia nos enseña el horrible monstruo oscuro con pequeños destellos de luz que todos encerramos.
4- Haunted, Snuff e Invisible Monsters de Chuck Palahniuk: Con todas te ríes y con todas aprietas los dientes. A veces tienes que hacer ambas cosas a la vez.
3- Earth Abides de George R. Stewart: Esta novela narra magistralmente lo que le pasa a la tierra, y a los poquísimos sobrevivientes que quedan sobre ella, después del fin de la humanidad. Sin duda sirvió como inspiración y base para el programa “Life after people” que ofrece, u ofrecía, History Channel. Es una novela de aventura, una historia de horror, un cuento de amor y un ensayo sobre el futuro. Densa y con algunos inevitables trazos filosóficos, esta es sin duda una novela que amerita leerse.
2- Dirty Havana Trilogy de Pedro Juan Gutiérrez: En primer lugar, leer un autor cubano en inglés es bastante extraño. En segundo lugar, si compras libros en Estados Unidos, leer un autor cubano en inglés es un gaje del oficio de lector. La trilogía sucia de la Habana es una obra fuerte, real, personal y honesta. Gutiérrez jamás hace apología de nada. El ron, las mujeres, el hambre, la frustración y el amor son los elementos de cohesión que hacen de esta colección de viñetas un libro excelente.
1- Kingdom of Fear de Hunter S. Thompson: Para variar, mi queridísimo Dr. Gonzo no decepciona. Thompson es un enorme dedo medio en la cara del conformismo. Su crítica social y política, al igual que su dominio del lenguaje y extravagantes historias, hacen de Gonzo otro perenne de esta lista.
Algunos otros libros me gustaron mucho y, para no aburrirlos, los mencionaré aquí sin más explicaciones. Adiós, Hemingway y Havana Red de Leonardo Padura Fuentes; Styles of Radical Will de Susan Sontag; Getting Even, Without Feathers y Side Effects de Woody Allen; The Mulching of America y Body de Harry Crews; Social Blunders de Tim Sandlin; A box of matches de Nicholson Baker; The Brooklyn Follies y Travels in the Scriptorium de Paul Auster, quien también sale en la lista de lo peor; Chump Change de Dan Fante (no tan genial como su padre pero muy bueno); Trouble is my Business de Raymond Chandler; A Farewell to Arms de Ernest Hemingway; The Big Blow de Joe R. Lansdale; Diary of an emotional idiot de Maggie Estep
Lo peor del 2010
6- The Vagina Monologues de Eve Ensler: Mi directora de disertación es una feminista de academia y en lo personal. Mis lecturas de teoría feminista van desde la primera ola de feminismo radical hasta algunas oscuras páginas publicadas por antropólogos, profesores de teoría crítica y algún que otro libro de pensamiento post-colonial. A eso le achaco el hecho de que el librito (118 páginas a doble espacio) de Ensler no me dijera nafa en absoluto y no aportara nada a la discusión. Eso me pasa por leer algo que le encantó a las masas…
5- El Aleph de Jorge Luis Borges: Si el año pasado pequé de hereje al criticar a Nobokov, este año le toca a Borges. Me sumo a Pérez-Reverte en dos opiniones: que Borges es enorme y que Borges es un gilipollas. El Aleph está perfectamente escrito y demuestra que Borges era un hombre muy leído. Sin embargo, no dice nada. La literatura puede ser hermosa siempre y cuando lo más pesado no sea la estructura. Hereje? De seguro, pero el que tenga algo que decir que aproveche ahora.
4- Amberes de Roberto Bolaño: Si, si, ya sé que esto es otra herejía. No me apetecía hecharme al cuerpo 2666 así que opté por una obra más corta. No me cabe duda de que el propio Bolaño aceptaría que esta no es su obra maestra. Dicho esto, puede ser que sólo fuera víctima de mis propias expectativas.
3- The Night (Alone) de Richard Meltzer: Cuando algo no tiene sentido y carece de pies y cabeza, lo mejor es hacerlo misericordiosamente corto.
2- Dogwalker de Arthur Bradford: Es difícil publicar una colección de cuantos y que absolutamente todos sean malos y aburridos. Bradford consiguió algo dificultoso con esta colección.
1- Collected Poems de Paul Auster: ¿Cómo carajo puede escribir un escritor tan talentoso poesía tan mala?
Otros libros que me dejaron mal sabor de boca: La marcha de los ausentes de Ernesto Bautista (compara con el de Auster); Haunted Traveller de Barry Yourgrav; The Face that Must Die de Ramsey Campbell; The Vulgar Streak de Wyndham Lewis.
Ahí les dejo eso. Espero que compartan algunas de las opiniones. Si leyeron alguno, me dejan saber. Me voy que tengo libros que leer.
Al llegar enero me paré delante del librero e hice mi recuento. No me leí 100 libros, leí 105. Claro está, la vida, el sueño, las películas, la guitarra, el gimnasio y ese pequeño pasatiempo que es hacer un doctorado no me permitieron leer todo lo que me hubiese gustado. Sin embargo, me pareció un buen año para los libros. Ahora, al igual que hice el año pasado, comparto con ustedes los mejores y peores libros del año. Como de costumbre, el orden obedece a mis gustos y, en algunos casos, un autor ocupa un espacio con más de un tomo.
Lo mejores:
14- Rope burns de F.X Toole: Una colección de cuentos cortos con el boxeo como denominador común. Comparable a cualquier obra de Hemingway en lo que respecta a fuerza.
13- Twentysomething de Iain Hollingshead: Si alguien me hubiese dicho que un libro preñado de humor británico me iba a encantar, mi sonrisa hubiese delatado mi incredulidad. Hollingshead ataca lo que llama la crisis de tercio de vida. Como parte de ese grupo demográfico, me encontré muchas veces representado en el libro. El humor es constante y las cómicas contemplaciones filosóficas son tan pueriles como ciertas.
12- In Search of the Blues de Bill Minutaglio: Mi gran amigo Bill lanzó en el 2010 un libro en el que recopilaba sus mejores escritos periodísticos de los 30 años anteriores. Centrado en el racismo, la música y las comunidades marginadas, In Search of the Blues cuenta historias de personas reales que son víctimas de un sistema históricamente racista. Mucha música, mucho dolor y mucha injusticia inundan el libro. Bill demuestra que para ser periodista de verdad hay que tener agallas y salir a la calle a buscar las historias de aquellos a los que el sistema les roba la voz.
11- Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás: Aunque no soy fanático de la literatura surrealista, esta novela me gustó mucho. Millás se bandea entre la locura y la imaginación (muchas veces sinónimos) para contar la historia que atraviesa un extraño proceso de disociación con la realidad tras ser despedido. Creativa e inteligente, esta novela cuenta algo que, dado el panorama económico actual, puede pasar todos los días.
10- The Kockroach de Tyler Knox: Esta es la primera novela de Knox y espero que no sea la última. Ambientada en el Nueva York de los 50, la historia es una versión retorcida de La Metamorfosis de Kafka. Una cucaracha transformada en hombre se convierte en el rey del crimen organizado mientras aprende sobre los desperfectos de la naturaleza humana. Sumamente entretenida.
9- The average American male de Chad Kultgen: Esta novela es una comedia para adultos. Aunque la crítica la tildó de inmadura y obscena, la realidad es que al deconstruirla nos encontramos con una acertad crítica a la sociedad Americana en general escondida detrás de las palabras y acciones, a veces jocosas y a veces horribles, del protagonista. Baste decir que no se salva ni Oprah.
8- Testosterone y Adrenaline de Robert James Baker: La literatura de Baker sólo se puede describir como literatura homosexual sólo para hombres de verdad. Violenta, veloz y honesta, la escritura de Baker es de esas que te agarra y no te suelta hasta que se acaba el libro. Ambas novelas son un viaje a la vida y los violentos problemas de un homosexual. Los recomiendo para gente sin miedo y con las capacidad testicular que requiere su lectura.
7- The Road y Child of God de Cormac McCarthy: La escritura de McCarthy es, a simple vista, escueta. Al igual que James Ellroy, McCarthy va al punto y es enemigo de los adornos innecesarios. The Road es una historia post-apocalíptica fácil de confundir con una novela de aventura. Sin embargo, la belleza de The Road radica en el tratamiento que McCarthy le da a la relación del padre e hijo que atraviesa toda la novela. Por otro lado, Child of God es una novela de cuya existencia me enteré leyendo un libro sobre el famoso asesino y caníbal Ed Gein. En Child of God, McCarthy nos lleva con simpleza al oscuro mundo de un asesino necrofílico con pocas neuronas. El vocabulario simple y la falta de intelecto de los personajes dibujan perfectamente la idiosincrasia de cualquier pueblo pequeño de los Estados Unidos en un pasado (¡o presente!) no muy remoto.
6- Hollywood y The people look like flowers at last de Charles Bukowski: Es posible que Bukowski aparezca en esta lista todos los años. Hollywood es una acertada crítica al mundo del cine. Tan autobiográfica como todo lo que escribió, esta novela narra las experiencias por las que pasó durante la filmación de la película Barfly, basada en su homónima novela. The people looklike flowers at last es un poemario que, como todos los de Bukowski, va de los magistral a lo genial sin una página de desperdicio por el medio.
5- Ensayo sobre la ceguera de José Saramago: Aunque no es lo mejor de Saramago, esta novela encierra interesantes exploraciones sobre la naturaleza humana. Sangrienta y acertada, la historia nos enseña el horrible monstruo oscuro con pequeños destellos de luz que todos encerramos.
4- Haunted, Snuff e Invisible Monsters de Chuck Palahniuk: Con todas te ríes y con todas aprietas los dientes. A veces tienes que hacer ambas cosas a la vez.
3- Earth Abides de George R. Stewart: Esta novela narra magistralmente lo que le pasa a la tierra, y a los poquísimos sobrevivientes que quedan sobre ella, después del fin de la humanidad. Sin duda sirvió como inspiración y base para el programa “Life after people” que ofrece, u ofrecía, History Channel. Es una novela de aventura, una historia de horror, un cuento de amor y un ensayo sobre el futuro. Densa y con algunos inevitables trazos filosóficos, esta es sin duda una novela que amerita leerse.
2- Dirty Havana Trilogy de Pedro Juan Gutiérrez: En primer lugar, leer un autor cubano en inglés es bastante extraño. En segundo lugar, si compras libros en Estados Unidos, leer un autor cubano en inglés es un gaje del oficio de lector. La trilogía sucia de la Habana es una obra fuerte, real, personal y honesta. Gutiérrez jamás hace apología de nada. El ron, las mujeres, el hambre, la frustración y el amor son los elementos de cohesión que hacen de esta colección de viñetas un libro excelente.
1- Kingdom of Fear de Hunter S. Thompson: Para variar, mi queridísimo Dr. Gonzo no decepciona. Thompson es un enorme dedo medio en la cara del conformismo. Su crítica social y política, al igual que su dominio del lenguaje y extravagantes historias, hacen de Gonzo otro perenne de esta lista.
Algunos otros libros me gustaron mucho y, para no aburrirlos, los mencionaré aquí sin más explicaciones. Adiós, Hemingway y Havana Red de Leonardo Padura Fuentes; Styles of Radical Will de Susan Sontag; Getting Even, Without Feathers y Side Effects de Woody Allen; The Mulching of America y Body de Harry Crews; Social Blunders de Tim Sandlin; A box of matches de Nicholson Baker; The Brooklyn Follies y Travels in the Scriptorium de Paul Auster, quien también sale en la lista de lo peor; Chump Change de Dan Fante (no tan genial como su padre pero muy bueno); Trouble is my Business de Raymond Chandler; A Farewell to Arms de Ernest Hemingway; The Big Blow de Joe R. Lansdale; Diary of an emotional idiot de Maggie Estep
Lo peor del 2010
6- The Vagina Monologues de Eve Ensler: Mi directora de disertación es una feminista de academia y en lo personal. Mis lecturas de teoría feminista van desde la primera ola de feminismo radical hasta algunas oscuras páginas publicadas por antropólogos, profesores de teoría crítica y algún que otro libro de pensamiento post-colonial. A eso le achaco el hecho de que el librito (118 páginas a doble espacio) de Ensler no me dijera nafa en absoluto y no aportara nada a la discusión. Eso me pasa por leer algo que le encantó a las masas…
5- El Aleph de Jorge Luis Borges: Si el año pasado pequé de hereje al criticar a Nobokov, este año le toca a Borges. Me sumo a Pérez-Reverte en dos opiniones: que Borges es enorme y que Borges es un gilipollas. El Aleph está perfectamente escrito y demuestra que Borges era un hombre muy leído. Sin embargo, no dice nada. La literatura puede ser hermosa siempre y cuando lo más pesado no sea la estructura. Hereje? De seguro, pero el que tenga algo que decir que aproveche ahora.
4- Amberes de Roberto Bolaño: Si, si, ya sé que esto es otra herejía. No me apetecía hecharme al cuerpo 2666 así que opté por una obra más corta. No me cabe duda de que el propio Bolaño aceptaría que esta no es su obra maestra. Dicho esto, puede ser que sólo fuera víctima de mis propias expectativas.
3- The Night (Alone) de Richard Meltzer: Cuando algo no tiene sentido y carece de pies y cabeza, lo mejor es hacerlo misericordiosamente corto.
2- Dogwalker de Arthur Bradford: Es difícil publicar una colección de cuantos y que absolutamente todos sean malos y aburridos. Bradford consiguió algo dificultoso con esta colección.
1- Collected Poems de Paul Auster: ¿Cómo carajo puede escribir un escritor tan talentoso poesía tan mala?
Otros libros que me dejaron mal sabor de boca: La marcha de los ausentes de Ernesto Bautista (compara con el de Auster); Haunted Traveller de Barry Yourgrav; The Face that Must Die de Ramsey Campbell; The Vulgar Streak de Wyndham Lewis.
Ahí les dejo eso. Espero que compartan algunas de las opiniones. Si leyeron alguno, me dejan saber. Me voy que tengo libros que leer.
domingo, 9 de enero de 2011
Decimo buscapié
Un buscapié me parece la mejor manera de comenzar el año. Aquí se los dejo. En caso de que algún religiosillo recalcitrante tenga ganas de argumentar, ya saben dónde encontrarme.
09 Enero 2011
Boda
Los novios, jóvenes, hermosos y educados, entrelazan sus dilatadas pupilas y se prometen amor eterno. Esa promesa, al igual que todas las otras imposibilidades que se han susurrado al oído a lo largo de los años, no es más que una veleidad producto de las feromonas. Sin embargo, para ellos, cada promesa encierra un futuro lleno de prosperidad. Rebosantes de júbilo celebran su unión protocolar y su ofrenda de adhesión. Aunque el amor sea un algo imaginado, un concepto frívolo, una invención del mercado de los chocolates, los novios entienden que lo que sienten amerita una ceremonia en nombre de la deidad por la que han optado faltarle a la razón. ¡Bendito sea su derecho!
Con música de fondo y el aplauso enardecido de familiares y amigos, los novios son declarados marido y marido y unen sus labios con una pasión desmedida cuya belleza llena de lágrimas los ojos de los presentes. La dicha cae sobre ellos y una felicidad tibia los arropa.
De pronto comienzan a caer improperios sobre las peinadas cabezas de los novios. Un grupo de pederastas empedernidos, alcohólicos abusadores, macharranes analfabestias, proxenetas, políticos, televangelistas y demás catástrofes humanas les escupen oprobios y prohibiciones desde algún pedestal imaginario.
Su cariño se les antoja una aberración y buscan algún sodomita de clóset con sotana para que avale su atroz opinión homofóbica. Buscan excusas en un libro que no han leído y ponen funestas palabras en boca de su deidad predilecta. Los maldicen en nombre de un dios irracional, celoso e iracundo. Les queda vedado por la mayoría de las autoridades la participación en el sacrosanto e inocuo ritual arcaico que sólo destroza la muerte o cualquier abogado. Ante el oscurantismo propuesto por la masa opositora, Torquemada resulta campeón del raciocinio.
Los novios se abrazan a la razón que les acompaña y a la posibilidad de un futuro donde no impere la inopia. Juntos esperan que se acabe la tormenta de agravios. En sus estremecidos cerebros se levanta, oscura y monolítica, la duda de siempre: ¿hasta cuándo?
n El autor es estudiante doctoral.
http://www.elnuevodia.com/columna-boda-859265.html
09 Enero 2011
Boda
Los novios, jóvenes, hermosos y educados, entrelazan sus dilatadas pupilas y se prometen amor eterno. Esa promesa, al igual que todas las otras imposibilidades que se han susurrado al oído a lo largo de los años, no es más que una veleidad producto de las feromonas. Sin embargo, para ellos, cada promesa encierra un futuro lleno de prosperidad. Rebosantes de júbilo celebran su unión protocolar y su ofrenda de adhesión. Aunque el amor sea un algo imaginado, un concepto frívolo, una invención del mercado de los chocolates, los novios entienden que lo que sienten amerita una ceremonia en nombre de la deidad por la que han optado faltarle a la razón. ¡Bendito sea su derecho!
Con música de fondo y el aplauso enardecido de familiares y amigos, los novios son declarados marido y marido y unen sus labios con una pasión desmedida cuya belleza llena de lágrimas los ojos de los presentes. La dicha cae sobre ellos y una felicidad tibia los arropa.
De pronto comienzan a caer improperios sobre las peinadas cabezas de los novios. Un grupo de pederastas empedernidos, alcohólicos abusadores, macharranes analfabestias, proxenetas, políticos, televangelistas y demás catástrofes humanas les escupen oprobios y prohibiciones desde algún pedestal imaginario.
Su cariño se les antoja una aberración y buscan algún sodomita de clóset con sotana para que avale su atroz opinión homofóbica. Buscan excusas en un libro que no han leído y ponen funestas palabras en boca de su deidad predilecta. Los maldicen en nombre de un dios irracional, celoso e iracundo. Les queda vedado por la mayoría de las autoridades la participación en el sacrosanto e inocuo ritual arcaico que sólo destroza la muerte o cualquier abogado. Ante el oscurantismo propuesto por la masa opositora, Torquemada resulta campeón del raciocinio.
Los novios se abrazan a la razón que les acompaña y a la posibilidad de un futuro donde no impere la inopia. Juntos esperan que se acabe la tormenta de agravios. En sus estremecidos cerebros se levanta, oscura y monolítica, la duda de siempre: ¿hasta cuándo?
n El autor es estudiante doctoral.
http://www.elnuevodia.com/columna-boda-859265.html