Faltaban pocos días para que mi vida alcanzara las 18 primaveras. Mi cuerpo saltaba dentro una Rodeo con problemas de suspensión y sin aire que se desplazaba a exceso de velocidad por caminos de tierra en algún rincón de Guánica. Mi barriga iba llena de cerveza y en mis oídos sonaba por primera vez el vozarrón y la guitarra de Gary Moore.
Desde aquel verano hasta hoy los discos de blues de Gary han sido parte del selecto grupo al que siempre regreso sin importar el tiempo o la evolución de los gustos. Además, su concierto de Montreux de 1990 es uno de esos pocos DVD que he comprado en mi vida y que, junto a conciertos de Eric Johnson, Al Di Meola, Clapton, Steve Vai, Yngwie Malmsteen y Satriani, no me canso de ver una y otra vez.
Ahora Gary ha muerto y nos deja a todos con un blues del carajo y un puñado de canciones como bálsamo.
Gary sabía lo que era el blues y su dedo del corazón era una arma letal que usaba como pocos guitarristas en cada solo.
Gary vuelve a sonar en mis bocinas esta noche y revisito clásicos como "Still got the blues," "Parisienne Walkways," "Sky is crying," "Too tired," "Oh pretty woman," "King of the blues" y "Walking by myself."
Siempre se mueren los buenos.
Hasta siempre, Gary.
Absolutely loved it!!! Wonderful...
ResponderEliminarRIP
Well, Gab. You and I might as well be open friends.
ResponderEliminarBeatrice Rivera