12 Septiembre 2010
iPrioridades
Se derrumba el país. La cultura es un animal exótico en peligro de extinción. Caen dos gotas y pasamos siete horas sin luz. Los niños ya no saben hablar ni español ni inglés. Los adultos sólo leen mensajes de texto y son incapaces de escribir mucho más. Por suerte todo va a estar bien: ¡cada analfabestia funcional tiene su iPhone!
Ya sabemos que la tecnología se ha convertido en una muleta. El problema es que, en lugar de paliar algún defecto, el desarrollo tecnológico ha ayudado a crear más cojeras. Por un lado tenemos el “texteo” sempiterno interrumpiendo el desarrollo de una arcaica conversación cara a cara y por otro la presencia constante de las redes sociales deshilvanando el tejido social y evaporando las últimas migajas de lo que una vez fueron destrezas sociales.
¿No es suficiente? También podemos echarle la culpa al telefonito del nene que baja las notas por estar metido en Facebook durante clase, la señora distraída que destroza su vehículo mientras textea, la nena de quince años que le manda fotitos atrevidas a su noviecito, el universitario que carece de habilidades gramaticales pero se pasa en YouTube comentando y la familia cuyos miembros pasan más tiempo con el aparato de marras que con los que comparten su techo.
¿Seguimos? Culpemos al aparatito de los padres en precaria situación financiera que gastan un dineral en tecnología que nos les sirve de nada y que no necesitan, los risibles hiperconectados carentes trabajo o posición social que amerite lujo tecnológico, la falta de etiqueta cuando los jóvenes tienen que escribir un correo electrónico a un supervisor y el asalto al oído de los centros comerciales repletos de individuos gritando sus conversaciones privadas.
La tecnología es muy útil, siempre y cuando no se convierta en una prótesis detestable. La vida está mucho más allá de la pantalla de un teléfono (independientemente de su resolución). Claro está, a lo mejor esta columna es obsoleta porque ya existe un “app” que enseña a priorizar.
•El autor es estudiante doctoral.
http://www.elnuevodia.com/columna-iprioridades-777451.html
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