martes, 19 de agosto de 2008

Tres actos

Primer acto - viernes en la noche

Corre la cerveza y la alegría, por efímera que sea, revolotea en la sala de casa. Mis viejos, mi novia, Gambi y Amalia con su cine en ciernes, Luis con su hija en el corazón, Willie con su divorcio a cuestas y problemas de polilla, Javi a punto de casarse y ser padre, Manu con su boina y apadrinando una cerveza, Alo con sus maratones y sus cinco libras de más, Perla con sus amoríos y un retoño que empezó la escuela, Kathy estrenando relación, Rey odiando su trabajo, María con dolor de espalda, Carlitos con sus tres by-pass y su traguito, Meche aguantando, Jorge con su "guayabo" de tener que "volverse" a Colombia y yo, violento picaflor, con todos a la vez.
Todos más viejos, todos hermanos, todos vinierona decir hasta luego.

Segundo acto- martes por el día

Dos aviones sin comida, la guitarra a cuestas, las carreras forzadas por el aeropuerto de Dallas, un libro de Rushdie, homesickness sin haberme realmente ido. Austin me recibe con lluvia y un taxista africano.
Camino como dos millas para comer algo: el primer bocado del día a las seis de la tarde. Entro a un Walgreen´s a compara agua, leche, papel de baño y un vaso plástico. Tanto nadar, tanto volar, tanto ser aceptado para venir a para a un puto Walgreen´s: espacio-no-espacio por excelencia.
Estoy seguro de que tres aeropuertos y un Walgreen´s en en mismo día no puede hacer nada bueno por mi sistema nervioso.

Tercer acto- martes por la noche

El mismo vacío. El mismo silencio. Nada en la nevera excepto agua y leche. Se rompió un pote de gel dentro de la maleta y la ropa se hizo mierda. La cama está sin hacer. No hay nada de comer. No tengo carro. Acomodo los libros en su lugar. Saco la computadora y leo sobre el matón de poca monta que quiso que lo enterraran de pie con un palo de acero metido en culo.
No queda nada por hacer. No hay televisión. El plan es sentarme con la guitarra debajo de la ventana sobre la cama sin hacer y pintar esta habitación mercenaria con el bálsamo bendito de una canción de Sabina.
Algo tan estúpido como insistente me dice al oído que voy a estar bien.

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