viernes, 4 de julio de 2008

Austin

El genial Manuel Clavell Carrasquillo tuvo el detalle de dedicarme algunas de sus interesantes palabras en estruendomudo (www.carnadas.org/blog). Los invito a que pasen por allí y se lean los cuadernos de la depre. En fin, me encontré con la dedicatoria en un motelucho rancio en Austin y contesté. Creo que la respuesta resume el viaje. Aquí se las dejo.

Son las 11:20 de la noche en la ciudad de Austin, donde todo tiene cuernos y tienes que ser fanático del football para ser cool. Arrastro mis penas hasta el lobby del motel de mala muerte en que me estoy quedando y le monto un rapeo mongo a la del counter para que me preste algo para abrir las cervezas tibias que tengo en la neverita y me da un gustazo del carajo sentirme dandy de gorditas. Se llama Betty y quiere que la ame, ella no lo dice, pero yo lo sé. A veces sé cosas. Nunca me sirve de nada. Subo a beber y pongo el aire en high para matar el olorcito ese de polvos viejo, ajenos y apresurados y trago cerveza como discípulo de Bukowski o suicida sin ganas o cliché con patas o motelero empedernido o imbécil indeciso sobre si venirse a estudiar un doctorado a esta ciudad de mierda o quedarse ganando migajas en la isla del desencanto. Parece un loose/loose situation. Enciendo el aparato de leer e-mails y me conecto a los lugares comunes, a los sitios de siempre, buscando comodidad en lo conocido y me encuentro con los cuadernos de la depre de MCC. Empiezo a inyectarme esa escritura desenfrenada y testicular sin permiso de nadie y es el snack salado que necesita la cerveza ya caliente. Leo y me topo con un nombre idéntico al mío. ¿Seré yo? El enigma de llamarse gabino es una jodienda que pocos entienden. Me molesta que las cervezas tengan ese submarinito de plástico dentro. La puerta no cierra. La televisión no anestesia lo suficiente. Si a las tres de la mañana sigo despierto le voy a pedir a Betty que me cuente la historia de su vida y le voy a enseñar la poesía de MCC. Un día me voy a decidir a decidirme. Quiero ser cool y ser el único gabino del mundo.

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