lunes, 28 de enero de 2008

Nuevas fronteras en la hijaputez

El malgasto de espacio habitable y piel que pueden llegar a ser algunos de los representantes de la raza humana nunca cesa de sorprenderme y asquearme a la vez. El último integrante de la tribu de los que debería ser ahorcados en la plaza pública se llama Tomás Delgado Bartolomé. Este imbécil atropelló a un joven de 17 años en el 2004 que, cierto es, se saltó un "pare" en bicicleta. Tomás circulaba a 107 millas por hora en zona de 55 y sopló .15 en la prueba de alcoholemia. Aún así, como la culpa fue compartida, el juez decidió aquella vez que no podía castigar ni al muerto ni al vivo y la cosa quedó reducida a un papeleo cruzado entre compañías de seguros.
El punto es que la semana pasadaTomás demandó a los padres del joven al que mató para que le paguen 20,000 euros para arreglar su coche. Suficiente para dejar a cualquiera sin palabras. 20,000 euros por el Audi A8 que destrozó contra el cuerpo del joven Enaitz Iriondo. Sé que no podemos hacer nada para que Enaitz reviva y no se salte el "pare", pero estamos a tiempo de colocarle en el recto a Tomás todo lo que quede de su coche. Felicito a la raza humana por, una vez más, ser menos que los animales y alacanzar nuevas fronteras en el infinito universo de la hijaputez.

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