miércoles, 12 de noviembre de 2008

Del otro lado


Eran más de las once de la noche cuando el taxi dejó a Manu en la esquina de la calle 45, cerca de la parada. Traía a cuestas un saco de ropa doblada y una depresión amarilla que le chupaba los días y la sangre a los poquitos como la viscosa y viviente bola/animal gigante de El almohadón de plumas de Quiroga.
El sabía que yo no tenía la solución. Yo sabía que el lo sabía. Aún así lo intentamos: esporádicas cervezas bien colocadas, paseos innecesarios por las calles del sur de la ciudad, mucha música azul, cacería de libros justo antes del crepúsculo, comida china, canciones de Fito, cuentos cortos, manadas de gringos semidesnudos celebrando Halloween por la calle 6, blues en vivo, locos simpáticos con sueños compartidos en barras extrañas, all purpose greek seasoning, un ciego con un excelente sentido del humor, gigantes transexuales con fijación por los paparazzi, papas majadas de bolsita, ronquidos, pilotos de autobús, la apabullante victoria de Obama y otras diminutas incidencias que sumaron más de una semana de vida.
Un día por la mañana (no sé cuál: yo me largaba a clase a eso de las 7:00 a.m.) Manu se levantó y se miró al espejo del baño. Probablemente se dio cuenta de que la vida no es una mierda todo el tiempo. Creo que en ese momento supo que es sumamente difícil decirse la verdad a uno mismo. Como propone Tim Sandlin, si aquellos que están completamente seguros de que son sinceros consigo mismos fueran un poco sinceros consigo mismos por sólo un instante las cunetas se llenarían con la sangre de todos los suicidios.
Diez días después de llegar, se largó a las 5:00 a.m. y se subió en un avión rumbo al calor del Caribe.
Hoy saqué la basura y debajo de la bolsa encontré una bestia amarilla desinflada y sin vida. Me gusta pensar que ya no le causa malas noches a nadie. Me gusta pensar que Manu ya sabe que vivir, aunque sea flotando a la deriva, es ligeramente más entretenido que morir de amor, aburrimiento o estupidez. Life does not suck, my friend. "Dándole alas a un perro..."

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