La palabra cafre es muy interesante. El diccionario de la RAE nos enseña que cafre es aquel que es "bárbaro y cruel" o "zafio y rústico." Por alguna razón, eso de llamar rústicos a los bestias nunca me ha parecido bien, pero eso es tema para otra entrada.
Generalmente hablando, se le llama cafre al que es bestia, rudo, maleducado, grosero o brusco en su trato con el prójimo. Como eso no es suficiente, el término también se usa indiscriminadamente para referirse a personas que hacen cosas como escuchar Frankie Ruiz a todo volúmen con la ventana del carro abajo y un brazo por fuera o que abren la puerta de su casa en calzoncillos.
Como he hecho ambas cosas más de una vez, me obligué a deconstruir el término de manera tal que quedaran expuestas sus debilidades como epíteto calificativo. El resultado de mi deconstrucción es un binomio innegable que puede resumirse así: 1-el término se queda corto al intentar abarcar demasiado y 2- lo cafre no quita lo demás.
En mi caso, acepto que soy cafre. No obstante, me parece justo hacer una defensa tanto de mi cafritud como del término per se. Espero que lo que sigue sirva de prueba absoluta de que ser cafre no es tan malo como suena y de que se puede ser cafre sin dejar de ser un sinnúmero de otras cosas que podrían ir, por su naturaleza, en contra de lo que la palabra intenta proponer.
1- Soy cafre porque mis paredes retumban a menudo con la salsa gorda de Frankie Ruiz, El Gran Combo, Johnny Pacheco y Roberto Roena y su Apollo Sound (por mencionar algunos)... y sin embargo sé más de blues, jazz, flamenco, rock (pesado, clásico, instrumental, etc.) y trova que la mayoría de la población.
2- Soy cafre porque juego dominó mientras bebo Medalla y le llamo "cabrón" a todos los que me rodean...y sin embargo curso el tercer año de mis estudios doctorales en una institución Research 1 y mi trabajo se ha publicado en el New York Times (por poner un ejemplo con fuerza).
3- Soy cafre porque, cada vez que puedo, bebo güisqui barato en barritas de mala muerte sin aire acondicionado y con sillas de plástico... y sin embargo me niego a beber vino en vaso plástico como la mayoría de los comemierdas de San Juan y Río Piedras y he bebido con pintores, cineastas y escritores de alto vuelo.
4- Soy cafre porque tengo amigos que, lejos de no hablar inglés, a duras penas pueden hablar español correctamente y no tienen un ápice de estudios... y sin embargo me gano la vida escribiendo en dos idiomas, soy más que perfectamente bilingüe y tengo amigos brillantes: escritores, académicos, artistas, etc.
5- Soy cafre porque me crié viendo Club Sunshine (soy cafre y qué!) y No Te Duermas... y sin embargo no conozco a nadie (salvo mi viejo) que lea más que yo.
6- Soy cafre porque me visto con mahones sucios y camisetas viejas y jamás me ha importado un carajo la moda... y sin embargo no tengo ningún problema en señalar que las convicciones y los ideales de muchos, por no mencionar el corto intelecto, no hacen pie en el momento en que se quitan el caballito del pecho o el cocodrilito de encima de la tetilla.
7- Soy cafre porque me río de la gente tonta en voz alta, juego con los cubiertos en la mesa (algunas cosas de la niñez nunca se pierden), me cago en la gente que hace burradas en la carretera y me peleo con los religiosos... y sin embargo puedo recitar en latín e insultar a la gente sin que se entere.
En resumidas cuentas: soy cafre y eso no es malo porque no es lo único que soy. Disfruto la vida y puedo hablar con la gente sin importar el círculo en el que se muevan. Por lo tanto, si eres cafre, se cafre con orgullo, se un cafre completo, algo así como si praticaras una cafritud holística y genial.
Frankie Ruíz no es Salsa Gorda, es Salsa Erótica. Gracias a Ivy lo sé. ¡Que vivan los cafres!
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